No más Mentiras

Antonio García Fuentes

SOBRE CIVILES Y MILITARES MUERTOS EN ACTO DE SERVICIO

SOBRE CIVILES Y MILITARES MUERTOS EN ACTO DE SERVICIO

En un reciente artículo (Pensamientos y reflexiones 106) publiqué lo que sigue: “MUERTOS EN AFGANISTAN (LOS DOS ÚLTIMOS) Con mi mayor respeto a los muertos (en acto de servicio no se olvide esto) y a sus familias, pero tenemos que reconocer que a un ejército se le paga para que corra los riesgos que tenga que correr según circunstancias; y es por lo que estos hombres han muerto; ni más ni menos, todo lo demás sobra; dedicar las parafernalias que en ámbito nacional se dedican a ello no lo entiendo; mejor debatir de una vez, si de verdad merece la pena mantener esas guarniciones en lugares donde quizá no interese ya ni estar… un militar muere; de igual forma muere un camionero, un pescador, un albañil, un minero, u otro cualquiera… “cada oficio tiene sus riesgos” y el que los adopta, sabrá el porqué de ello… “ni más ni menos”.
A alguno de quienes han leído este artículo, “le suena o huele a cuerno quemado” y ha arremetido contra el autor y su texto de forma airada, e incluso dedicándome una soflama (Ver diario VivaJaén 11-02-2016) digna de mejor causa; puesto que no ha meditado ni analizado a fondo lo que escribí e insinué entre líneas; que más o menos y dicho en otra metáfora mía, es que… “Tan necesario es un cirujano en su mesa de operaciones salvando vidas, como un hortelano sacando papas en su huerto, puesto que esas papas alimentarán al cirujano que no podría comer sus bisturíes” (por ejemplo). Pero como aún pareciera que “lo militar es sagrado”; respondo aumentando aquel corto texto publicado y digo:
“Ni más ni menos:

El pasado día 11 del corriente, un lector arremete contra un “trozo” de artículo mío (no fue publicado íntegro) y que se refería a soldados muertos en acto de servicio y en Afganistán; y lo hace de la forma clásica española, con una soflama que sus motivos tendrá para ella; pero como hay que ver las cosas con más tranquilidad, añado a lo publicado, manteniendo lo dicho.
Hoy los ejércitos de este pobre planeta no pueden hablar muy alto; sencillamente donde operan, suelen morir infinitamente mucha mayor cantidad de gente que no viste uniforme (niños, mujeres, viejos y hombres adultos) que los uniformados; “amén de las oleadas de desamparados que producen”; por lo tanto “eso de que los ejércitos son para defender a los pueblos”, es de pena, cuando no de risa; no digamos si pormenorizamos y reflejamos actos execrables y que protagonizan en algunos lugares, “soldados nada menos que enviados por la inútil ONU”; y de los que sabemos, no por informes de esos ejércitos, sino por periodistas que jugándose el pellejo averiguan todos los pormenores y miserias que allí ocurren con frecuencia y sálvese el que pueda.
El día seis del corriente mes; en los noticieros de las televisiones españolas, se da la alarmante noticia de que “los soldados de la ONU”, siguen haciendo abusos en diferentes lugares; y como esos abusos no los juzga nadie, puesto que los han de juzgar los países de donde procede “la soldadesca”; simplemente se soslayan, tapan o se hace la vista gorda; o sea todo un ejemplo de un ejército que por proceder de donde procede, debiera ser un ejemplo para todos los demás y no todo lo contrario. La noticia se da y tiene que asumirla en Nueva York el propio secretario general de la ONU; lo que demuestra la gravedad y abundancia de estos hechos, que son delictivos por demás.
Hoy (puede que siempre o casi siempre) los ejércitos son utilizados para defender intereses no del pueblo, sino de otros mucho más lejanos y que interesan a las más o menos grandes potencias, que los utilizan para ello, “con la tapadera del siempre manoseado y explotado pueblo o población civil”.
Afortunadamente en España, hoy se va al ejército voluntariamente y va el que quiere; y supongo que igualmente va a esos destinos de riesgo, voluntariamente. También porque les pagan mucho más y ganan “tantos” para futuros ascensos.
En tiempos pasados, fuimos militares a la fuerza y yo mismo, tuve que pasar algunas noches de miedo en la frontera marroquí, donde nos obligaban según qué días, a dormir con el uniforme puesto y al lado, el fusil Máuser, cargado al máximo y con el correaje conteniendo 24 peines de proyectiles del 7,92; en espera del indeseado “toque de zafarrancho” y salir corriendo hacia los camiones ya preparados… eso sí, éramos pagados miserablemente con una peseta quince céntimos, en la península cobraban “dos reales” (50 céntimos)… Décadas antes de ello, un ser muy querido por mí, murió como soldado raso en un hospital de Sevilla; y allí fue enterrado, puesto que aquel ejército, ni tuvo dinero para trasladar el cadáver a su pueblo natal, ni tampoco pagó viaje a su propia madre y hermanos para que asistieran al entierro; por lo que ni supieron donde fue sepultado. Aquellas criaturas apenas “si tenían para poder comer”.
Quizá por todas estas cosas, ya hay países que incluso constitucionalmente tienen abolido el ejército, como ocurre en Costa Rica, que curiosamente es uno de los países mejor gobernados de los de todo el mundo.
Por tanto para valorar “la muerte de un militar u otro cualquier ser humano”, hay que analizar muchas cosas y llegar a la culpabilidad de ese hecho y ver de saber quién tuvo la culpa de ello; sin caer en descalificaciones o endiosamientos difíciles de justificar en la actualidad. Un soldado es un ser útil como cualquier otro individuo que lo sea de verdad, como por ejemplo “esa unidad militar que contribuye a apagar fuegos y atiende cualquier catástrofe que ocurre dentro del territorio que les paga el sueldo” y de las que eso sí, debieran existir muchas más en España y resto del mundo”.
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A lo largo de mis ya muchos años de articulista; he tocado con amplitud lo que a mi entender debieran ser ya los ejércitos; y el interesado encontrará en mi Web diferentes artículos que lo desarrollan; por lo que se demuestra que no estoy en contra de “lo militar”, pero actualizado y al servicio totalmente del hombre y esa paz ansiada y nunca encontrada en este planeta, cada vez más nutrido de mortíferas armas para matar y destruir y que al final, poco o nada construyen… y a la vista está el hoy que nos hacen vivir, sobre las mentiras que nos tratan de inculcar y que las verdades destruyen.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y http://blogs.periodistadigital.com/nomentiras.php

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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