Viendo la televisión nos pasan una de tantas escenas violentas como cotidianamente nos sirven con toda puntualidad; a esta le presto atención, puesto que la protagonizan niños y adolescentes, se trata de un encuentro del “sagrado fútbol” y en el que al árbitro, pita un penalti que los perjudicados no aceptan y tras violenta disputa, agreden al citado “juez deportivo”, que cuenta “la experimentada edad de diecisiete años”; seguidamente se amplía la pelea y a la que acuden los padres de algunos de los jugadores, que toman parte en la misma y en ella “dan y reciben golpes”; puesto que todos pretenden llevar razón “y la esgrimen a palo limpio”, cosa muy común en España y en estos campos de “lucha vital”, que no de fútbol y menos de deporte, ya que el fútbol tiene poco de lo que se conociera como tal, por lo que suelen ser batallas más o menos camufladas de lo que aquellos sabios antiguos, entendieron como deporte, el que inventaron y adaptaron para tratar de “dessalvajar al mono humano”, sin conseguirlo.
¿Por qué de estos enfrentamientos y en los que incluso llega a correr la sangre? Entiendo que ello “no es nada deportivo”, sino más bien crematístico, ya que “esos progenitores”, tienen puestas todas sus esperanzas en ese vástago, al que acompañan siempre en estos encuentros, puesto que ven en él, “la figura soñada” y a través de la cual, pueden lograr los ingresos enormes que alguna vez soñaron, para vivir el resto de su vida, a costa de ese mal llamado deporte, en el que el niño destacó muy pronto y entendieron que “esa era su mejor carrera, puesto que las otras ya son un camino difícil y suelen terminar en un valle de lágrimas y a lo sumo, en unos salarios de miseria”. “Cosas estas que a los desgobiernos que padecemos les importa un rábano”.
Los datos que siguen nos demuestran “el terrible veneno”, que muchas de estas personas padecen y el que inoculan a sus vástagos para estimularles.
“El ministerio de Agricultura pagará al tenista Rafael Nadal 1,4 millones de euros por promocionar alimentos españoles durante dos años. Esta cantidad es “una simple propina” sobre el total de lo que percibe, este “lanza pelotas” de una docena de marcas y lo que cobra por “su juego” en pistas, ya que revistas especializadas sitúan sus ingresos anuales en casi 45 millones de euros (XLSEMANAL 19-04-2015); lo que según la mentada revista, no es un record, puesto que hay una abundante lista de “lanza pelotas, lanza balones, lanza puños y otros similares”, que cobran cada año cantidades asombrosas, por “sus esfuerzos inauditos como especímenes insustituibles para el progreso de la humanidad”. No doy cifras ni nombres, puesto que son “de mareo, asco o lo que significan las palabras con las que hoy titulo”; el que quiera saber más detalles, para ello dejo los datos de la revista, que lo busquen y verán.
Pero sí que llamo la atención, sobre “estos monstruos” (que no deportistas) que seguro, fuerzan todos sus recursos naturales, mediante todos los cuidos para el estímulo máximo de los mismos, empleando los mejores médicos especialistas y los más costosos tratamientos “habidos y por haber”, los que de seguro, cuando “todos sus muelles ya está dislocados por los esfuerzos sobrehumanos a que han sido sometidos y se les pase, esa “edad de gloria y dinero abundantísimo”, tendrán la reciprocidad, de dolores inimaginables y otro tipo de gastos, para de alguna manera tratar de que el resto de su vida, sea medianamente pasable… puesto que en estos “atletas”, ocurrirá irremediablemente lo que ya sentenciaron los sabios antiguos con esta sentencia… “los padecimientos del viejo son consecuencia de las locuras y excesos del joven”; y ello afecta a todo tipo de excesos, sean de eso que hoy se considera deporte, sea alcohol, drogas, sexo, o comidas pantagruélicas… “toda acción tiene su reacción consecuente a la misma y esta llega siempre, antes o después, pero llega”.
Por otra parte y esta es infinitamente mucho más importante… ¿Cuántos niños y jóvenes van a sucumbir o ya sucumbieron en “esas luces de bengala”, que son la fama y el dinero “en esas monstruosidades”? Puesto que esas criaturas y estimuladas por quienes debieran ver mejor el camino a seguir (sus progenitores) vivirán unas odiseas y unas angustias, que sólo serán culminadas por unas frustraciones que en general no sabrán encajar y todo ello les pasará la factura correspondiente. Pensemos que son millones y millones de ilusos del “quiero pero no puedo”.
El deporte fue pensado, no para hacer los monstruos que hoy “ilusionan a los cortos de caletre”; sino para que cada cual y según sus fuerzas o posibilidades llegase hasta donde pudiese, sin agotarse idiotamente… de ahí aquellas enormes frases que aquellos sabios grabaron en sus templos… “Conócete a ti mismo… Nada en exceso”.
Y por descontado, no pensando jamás, en que el deportista habría de vivir del deporte elegido, sino de la carpintería si era carpintero, de sus rebaños si era pastor, y de los mil oficios que el hombre, tiene que emprender para vivir y para producir vida o bienestar al resto de su sociedad. Ese es el verdadero deporte y el que fue pensado para quemar las fuerzas negativas del ser humano y nada más… amén.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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