Viendo el panorama “nacional e internacional”, lo que yo veo (no sé lo que verán los demás) es una decadencia atroz, una humanidad aletargada (la que come bien todos los días) y falta de estímulos, durmiente o durmiendo más que despierta y; “emborrachada o drogada en las mil drogas que les facilitan los nuevos suministradores del pan y circo del que creíamos sería un siglo de luces inteligentes y que estas, no aparecen por ningún lado”.
Esa parte de la humanidad, anda ahora preocupándose, no por otra cosa que por que les pueda faltar “ese nuevo pan y circo” y el que “se las den todas juntas como a aquel rey le ponían las bolas de billar”; ¿estímulos propios para desarrollar su caletre y ser útiles a la sociedad aportando sus propios esfuerzos y valores? De eso poco se ve si es que se ve algo limpio y medianamente organizado.
Lo estamos viendo en España, donde y de aquellos que parecía iban a, “encender la hoguera de la justicia bien entendida como tal”, en aquella puerta del Sol, como centro geográfico nacional; apenas queda nada. Eso sí, los demagogos que acechaban, vieron en ello la forma de reunir “una nueva manada” y han tratado de apacentarla, pero “con el pasto o pienso que los viejos demagogos han dado siempre a las masas”; simplemente para situarse con buenos puestos (y nóminas a cobrar) de los nuevos pastores, que en principio predicaron un bienestar imposible, por cuanto no hay recursos nada más que para los de siempre… “Los que manejan el dinero público y que lo pueden hacer según su capricho y ambiciones e impunemente”.
Las universidades que de siempre fueron los focos de rebeldía y destellos de unas inteligencias mucho mejor desarrolladas; también parecen estar sesteando en sus cómodas endogamias o en espera de las mismas; y como mucho aparecen con logros de nuevos robots u otros juguetitos, que al final o no sirven para nada, o peor aún… “sirven para atontar aún más a las masas”, caso de tanto “telefonín” superdotado de avances, que servirán para mucho, pero no para estimular la inteligencia individual que es la que de siempre ha movido a este perro mundo.
Los jóvenes (muchos de ellos) pasan de niños a viejos, sin disfrutar y menos aportar “los frutos” de esa juventud inquieta, que todos disfrutamos o padecimos en tiempos mucho más difíciles que los de hoy y donde sin embargo, imperaba el afán de ser y hacer, para nosotros mismos pero también para los demás.
En el otro extremo, multitud de jóvenes “envenenados por falsos profetas”, están siendo llevados a “santas revoluciones y guerras santas”, para conseguir en el cielo lo que nunca van a conseguir en esta pobre y semi destruida Tierra.
Gran parte de la actual humanidad hoy está (o la tienen) insensibilizada, o la estimulan con terribles y falsos valores, cuales son los de meter pelotas en una portería, lanzarlas con raquetas o bastones, ganar carreras y otros entretenimientos, con los que les hacen a muchos hasta… “babear de gusto”.
La insensibilidad llega, sobre la base de tal inundación de “noticias sangrientas”, tales montones de cadáveres, que ya da asco el ver los noticieros en general, puesto que han puesto por encima de todo y sobre todo, a la muerte en sus múltiples manifestaciones y te dan primero de nada, el montón de cadáveres que marca la tragedia última, señalándote las escenas más terribles como muestra “de su buena información”; además te estimulan o tratan de ello, con frase como esta… “debes estar bien informado”… ¿Pero de qué… sólo de tragedias cuanto más grandes y escabrosas mejor? ¿Para qué sirve todo ello? ¿Para y como cada vez ocurre más frecuentemente… que un niño agarre un arma y mate a todo el que se le ponga por delante y no tenga ni el remordimiento de que ha hecho algo mal?
Por ello, por todo ello, ya se va viendo todo ese tétrico escenario como algo cotidiano, como algo con lo que hay que vivir inexorablemente, puesto que los muertos de hoy, son olvidados de inmediato a que surgen otros muertos del momento posterior y ya ni se habla de los de hace tres días, por cuanto la tragedia del hoy es mucho más cuantiosa en muertos y desastres que conllevan las masacres.
Sí, se ha creado ya un mundo insensible y por tanto falto de valores, por cuanto todo cuanto se propaga es más destructivo que edificante, y el ser humano igual que se forma, se deforma e insensibiliza… “según lo que se le suministre con tanta abundancia y perversidad como hoy se hace”.
¿Alegar a los políticos… con la degeneración que sobre ellos pesa? No creo sean capaces de detenerse, pensar y meditar, e ir poniendo medios de regeneración, sino todo lo contrario… ¿dónde terminará todo esto? Yo no soy dios.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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