“El individuo es superior a la masa”; lo escribí hace muchos años y lo he reiterado en muchos de mis escritos publicados; a finales de 2014 Manuel Alcántara (Ideal 04-12-2014) escribió lo siguiente: “Decía Einstein, que creía que el valor principal de una sociedad no es el Estado, sino el individuo”; lo que me dejó muy satisfecho de mi propia deducción; por otra parte de una lógica aplastante.
Y es lógica aplastante por cuanto cualquier “destello inteligente de la máxima importancia o de la más terrible de las consecuencias”, sólo pueden nacer en el cerebro de un individuo, el que luego tendrá que trabajar sobre su idea inicial, para convencer a la masa y al Estado, según esa idea tenga de alcances (reitero) que pueden ser positivos o negativos; y como muestra podemos poner dos enormes hechos históricos, ambos protagonizados por otros tantos presidentes norteamericanos; uno, la abolición de la esclavitud (Abraham Lincoln) y otro la decisión de bombardear y destruir con bombardeo atómico, dos ciudades japonesas (Hiroshima y Nagasaki); masacres ordenadas por Harry S. Truman; hechos que por sus consecuencias pasan a la historia mundial, mientras esta se escriba, como tantos otros han pasado.
Sobre el valor real de la masa, lo tenemos reflejado también en la historia, por boca de tres gobernantes romanos que sin hipocresía ninguna, dijeron lo que pensaban de la masa, pueblo o plebe de Roma y su imperio; puesto que uno cuya inteligencia iba paralela a su depravación, fue “Calígula” (Cayo Julio César Augusto Germánico) el que en un arrebato de ira, impotencia o lo que sintiese en aquel momento dijo… “El pueblo de Roma… quisiera que tuviese un solo cuello, para cortárselo”. Los otros dos siguientes, aunque anteriores en el tiempo, dijeron… “El patricio romano Cayo Julio César, el viejo (100-44 a. C.) Nos lo demuestra con gran desprecio, manifestando lo siguiente. “Si la clase media sirve para algo es para trabajar y pagar impuestos, con los que podemos sobornar a la plebe de Roma y tenerla contenta y mantenerla dócil. Es cierto que los plebeyos de Roma son animales, pero son muchos y necesitamos sus votos para alcanzar el poder. Que la clase media nos sirva hasta el final, porque los nuevos ciudadanos no piensan nada más que en el trabajo, la industria y el ahorro y otras preocupaciones por el estilo”. Marco Livio Druso (122 a. C.) tribuno de la plebe, dice: “Es difícil decir quiénes son peores, si los que sobornan a las masas o las masas que aceptan el soborno. Es cierto que el soborno corrompe, pero también es cierto que el que lo acepta es el mayor de los delincuentes”.
En cualquier lugar donde existan hombres/mujeres, siempre será la individualidad la que marque caminos a seguir; y aunque aparentemente parezca que hay un grupo, asamblea o multitud más o menos organizada, “la fuerza que las ha movido siempre y las seguirá moviendo”, es la de la idea que surge del cerebro de un individuo, que como fuerza indestructible (muchos siguen dirigiendo incluso tras de su muerte) seguirá minando y doblegando obstáculos de la índole que sea, hasta llegar a los fines (“buenos o malos” reitero) que se proponga esa idea individual, la que con vida propia, sólo podrá ser vencida por otra idea posterior (o anterior pero rescatada por otro individuo) que con superior fuerza se irá imponiendo.
Cuando oigan, vean, lean… o sea proclamado esa gran mentira, que afirma que… “el partido acordó, la asamblea dictaminó, el grupo designó, etc. ríanse de esas mentiras”, puesto que tras de cualquier decisión, sólo hay un individuo, que con su fuerza inteligente, astuta o perversa, logró imponer su idea e intereses, sobre todos los demás… muy raramente el que toma decisiones de envergadura, lo hace pensando en la masa o en el conjunto para quienes hipócritamente dice van dirigidas.
Y ese es para mí, “ese misterio” que yo trato de explicar cómo la máxima fuerza que existe en este mundo que conocemos y que es la individualidad, la que generosa o egoísta, dejará tras de sí las secuelas que incluso en nuestra propia vida y nuestra propia actualidad, podemos ir apreciando en los hechos cotidianos, que protagonizan esa “dictadura individual” y de la que todos llevamos un poco dentro y dominando nuestro propio ser, lo queramos reconocer o no… “este punto lo dejo a mis lectores que lo analicen si quieren o pueden”
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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