Aunque ya escribí hace años y está publicado, que… “la corrupción en España se desbordaba desde por las cumbres de los Pirineos hasta por los litorales de las costas españolas”; la realidad ha ido demostrando la veracidad de todo ello, puesto que la enormidad de casos ya descubiertos y los que imaginamos están tapados e irán saliendo, es el sello indiscutible de que aquí esa enfermedad es una epidemia temible por el daño que ya ha hecho y el que seguirá haciendo; puesto que aunque traten de enmendarlo, ya ello no será posible y aunque surjan quienes de verdad piensen y quieran un sistema mucho más limpio y por tanto normal, ello costará lo indecible, puesto que recuperar y reponer todo lo destruido será labor de titanes y en España, ese tipo de seres, más bien son muy escasos cuando no desconocidos.
Y reflexiono hoy así, por cuanto el daño realizado no es sólo lo que el sobornado y el sobornador se han llevado, sino todo lo que de devastador conlleva ese obrar sin escrúpulo alguno y por cuanto todos esos “inmensos huecos o vacíos”, nos los han hecho pagar a los que menos culpa tenemos e incluso los han de pagar, quienes ni aun habiendo nacido, van a nacer no con un pan debajo del brazo como dice el dicho popular, sino con una parte enorme de deuda pública que alícuotamente tendrán que pagar si es que ello es posible; puesto que se duda hasta de ese final ya que eruditos en los temas económicos afirman que la deuda contraída por España ya es impagable.
Trataré de explicarme con la mayor claridad y contundencia que mi caletre me dicta, sintiendo el asco y la impotencia que cualquiera medianamente honrado puede sentir y comprender igual que yo, puesto que ello no es difícil, sino de una sencillez enorme y por cuanto sigue.
El corrompido (igual se puede afirmar del corruptor) lo es por cuanto ya perdió todos los escrúpulos, digan lo que digan y quieran paliarlo como les dé la gana; y ha obrado así, por cuanto desde un principio no se cortaron con leyes y castigos apropiados los inicios de esa degeneración administrativa y pública, que llevó a los que se creyeron y se siguen creyendo impunes, a realizar todo cuanto han realizado.
Los inmensos capitales que nos han robado, no son sólo los que “limpiamente” se han llevado unos y otros; sino todo lo que arrastra ello de vacíos y cargas que dejaron tras de sí, al disponer del dinero público como han dispuesto, “hunos y hotros”; puesto que la verdad es que aquí están pringados todos los estamentos sociales que componen una sociedad; que ha buscado su medro, progreso, o el vivir bien, a costa de lo que sea y viendo que esto era un campo a explotar sin miedo a las consecuencias.
El primer daño, sí, es el robo o fruto del soborno, que generalmente fue evadido y fue a enriquecer otras economías que no eran la española; ya que ese dinero que se extraía de España no volvería jamás. Por tanto ese dinero ya por ello mismo era un doble robo a la economía de España. Después imaginemos que la inmensa mayoría de esos proyectos mal llamados “inversiones” por los irresponsables; han sido de presupuestos inflados hasta donde ni sabemos, puesto que el conchabamiento entre corrompido y corruptor, sería… “tú pon lo que te dé la gana, separa para mí y los míos tal porcentaje y no te preocupes que tu propuesta será aprobada y todos contentos”.
De ahí tanta obra pública innecesaria o inasumible por cuanto no sólo era el gasto de la obra, sino el que luego conllevaría su mantenimiento (piensen no sólo en esos aeropuertos absurdos, líneas de ferrocarril, autovías, autopistas, polideportivos, museos y todo lo que puedan imaginar o estamos viendo a nuestro alrededor como “cadáveres insepultos”) lo que ha conllevado, la monstruosa subida de todo tipo de impuestos que nos han cargado inmisericordemente y que aun siendo así no cubren todo lo que este enloquecedor obrar irresponsable necesita; y de ahí el crecimiento desbocado de una deuda pública imparable, de unos ayuntamientos en quiebra efectiva, de una paralización que avanza a marchas forzadas, puesto que como dijo aquel torero… “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”.
Por tanto no se fijen sólo en los millones, decenas de millones, centenas de millones o miles de millones que los corrompidos y corruptores se han llevado; el daño es infinitamente mayor y por las secuelas que conlleva y ha conllevado tanto incalificable hecho y que es el resultado final del desastre que tenemos encima.
¿Y qué todo esto se vaya envolviendo en un dejar que el tiempo lo tape todo y que nadie pague por lo que en realidad han hecho con España y los españoles? Este será el mayor crimen que España ha soportado en muchos siglos; aunque la historia de esta nación (“u lo que ya sea hoy”) tenga largo historial de expolios que la han sumido en la postración que en cada época ha padecido; pero que hoy y “en tiempos de paz y en un sistema parlamentario y dicen que democrático, es de tal tipo de bochorno, que invito a quién esto lea a que lo califique según su leal saber y entender”.
¿Y ni se les ocurra decir aquello tan idiota de que “el pueblo es culpable por su permisividad”, puesto que qué puede hacer un pueblo con todo lo que tiene frente a él de fuerzas para no sólo engañarlo miserablemente, sino para mantenerlo sujeto, mediante la fuerza bruta si el caso así lo requiere? Siempre estará indefenso y sujeto a lo que decidan en cada momento los que dicen gobernarlo.
POLÍTICA Y JUSTICIA: «La ley es como una red que atrapa las moscas y deja pasar a los pájaros». La política se creó para «legalizar» la corrupción. (Anacarsis. siglo VII a.C.)

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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