No más Mentiras

Antonio García Fuentes

Las “varas” con que mide la justicia

No es nada nuevo el que “la justicia es un misterio siempre”; sólo conocemos “el sabio y justo juicio de Salomón cuando (según La Biblia) manda dividir al niño para tratar de saber quién era de verdad su madre”; por lo demás ya y en aquellos tiempos se acuñó la máxima sentencia que yo conozca sobre las actuaciones de “la justicia oficial de cualquier sistema político y que la desnudó para todos los tiempos”. Dice así: «La ley es como una red que atrapa las moscas y deja pasar a los pájaros».
La política se creó para «legalizar» la corrupción. (Anacarsis. siglo VII a.C..)
ser humano no tenemos arreglo”; y no lo tenemos por cuanto al tener “panza y bolsillo; y además vísceras que no sabemos controlar”; surgen desde los deslices más insignificantes hasta los desmanes más atroces que imaginarnos podamos; la historia de ese mal llamado “ser humano” está llena a rebosar de todo ello y tristemente se sigue llenando cada vez más, puesto que cambian los escenarios pero los hechos siguen siendo los mismos… “hoy mucho más agravados por la tecnología”.
Reflexiono hoy así, puesto que acabo de intervenir en un foro, opinando sobre la sorprendente condena que han aplicado a un político “díscolo” y que osó calificar al aparato judicial de esta España “de quién sea”, puesto que decir “nuestra” es una falacia.
El extracto de lo que he leído es el que sigue:
“El Tribunal Supremo (TS) ha elevado a cinco años y medio de cárcel la condena impuesta al exalcalde de Jerez de la Frontera (Cádiz) e histórico dirigente andalucista Pedro Pacheco por la contratación irregular como asesores de dos compañeros del PSA en empresas municipales. La Sala de lo Penal ha aumentado la condena de cuatro años de prisión que le impuso en un primer momento la Audiencia de Cádiz y le ha considerado culpable de delitos de prevaricación administrativa, malversación de fondos públicos y falsificación de documentos oficiales”.
Yo creo que «la sagrada justicia española» lo tenía condenado desde aquella lejana fecha en que dijo que «era un cachondeo»; simplemente ahora que ha habido ocasión le confirman la condena y «lo quitan de en medio»; en españa (con minúsculas) no se tolera la rebeldía y mucho menos el difundir verdades que perjudican «a los de siempre», por ello españa ya es «españistán» y nunca llegará a ESPAÑA.
Y creo sinceramente es así y sin tratar de defenderlo, sigo diciendo cuanto sigue.
Lo condenan por cuanto ha metido (o metió en su momento) “dos asesores” en el municipio donde ejerció como alcalde; bien… si eso es delito… ¿Cuántos alcaldes, ministros, e infinidad de políticos con capacidad para hacer esos delitos, debieron entrar en la cárcel y desde hace ya muchos años? ¿Cuántos se han condenado y donde purgaron sus penas?
No se rían por favor, que yo no hablo de “ningún cachondeo como sí que lo hiciera por otros motivos ese famoso (que lo es) político andaluz”; yo hablo simplemente opinando en lo que se puede calificar como… “justicia comparativa y sobre hechos iguales, similares o aún peores y que llenan los noticieros que son constatables en los archivos de tiempos pasados e incluso en el día a día de esta sucia política que soportamos”.
Lógico que en España y según encuestas publicadas, “la justicia española y todos sus tinglados”, gocen del desprestigio y bajísima valoración que los españoles han manifestado en esas encuestas.
Así es que no, no debe ser un cachondeo; la justicia debe ser nada más y nada menos, que el principal pilar que sostenga a cualquier Estado que se precie de ello. Pero como hoy les presento un personaje bastante desconocido; les diré…
¿Quién fue Anacarsis?: Es muy poco lo que se sabe sobre Anacarsis. Era un príncipe escita (pueblo al sureste de la actual Rusia) que, hacia el siglo VII a. C., conquistó una región al norte del Ponto Euxino y viajó mucho por Grecia, adquiriendo tal reputación de sabiduría que figura en algunas de las listas de los famosos Siete Sabios de Grecia. Tras conseguir la difícil amistad del famoso jurista griego, Solón le explicó que los hombres cumplen los contratos cuando ninguno de los que los firman tiene interés en quebrantarlos, y al unir las leyes que él había creado con los intereses de los ciudadanos, él había hecho leyes que nadie tendría interés en quebrantar, ya que tendría más interés para ellos observarlas que desobedecerlas. Anacarsis no estuvo de acuerdo y le reprochó la ingenuidad de creer que sus leyes iban a contener las injusticias y frenar la codicia de los ciudadanos, para lo cual comparó las leyes a meras telas de araña, que rompe cuando quiere el fuerte, poderoso o rico como un pájaro o un insecto fuerte, mientras que sufren los débiles como mosquitos su rigor. Plutarco, que es quien cuenta la anécdota, se inclina a pensar que Anacarsis andaba más en lo cierto que Solón al respecto. También se conservan de él algunas máximas sobre ética: «Es un gran mal el no poder sufrir mal alguno; es menester sufrir, para sufrir menos». «El primer trago se sirve por la salud, el segundo por placer, el tercero por vergüenza, y el cuarto por locura». «La vida da tres especies de fruto: el placer, la embriaguez y el arrepentimiento».
Se demuestra una vez más “que los griegos lo dijeron todo”, pero… ¡Y la panza, el bolsillo y las vísceras que hoy yo recuerdo… ¿quién las atempera a la lógica equitativa?!

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y http://blogs.periodistadigital.com/nomentiras.php

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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