No más Mentiras

Antonio García Fuentes

Pensando mientras parto nueces y almendras

Hoy es siete de agosto, son las ocho de la tarde, hizo un día de bastante calor en Andalucía y el que aún se siente aquí al borde de la piscina donde me encuentro sentado; lo hago en un taburete de plástico y ante un yunque en forma de canto rodado y que pesará unos diez kilos de una durísima piedra que vete a saber las vueltas que dio, en el río de donde fuera sacada y que ni sé hoy el por qué la tengo aquí ni de dónde vino; en la mano tengo un pequeño martillo y a mi lado unos recipientes con nueces y almendras. Me dispongo a dedicar una hora y como vengo haciendo llevo ya días, a esta labor de sacar “la pepita” de las dura cáscara o hueso, que cubren estos frutos secos; cosa que tengo que hacer con cuidado puesto que “si me machaco” un dedo, imagine el lector lo que ello me ocasionaría para mi diario trabajo como escritor en un teclado… pero aun así lo hago y llevo ya muchos veranos, puesto que este trabajo, enseña mucho y sobre todo a tener paciencia infinita, ya que para entender ello, simplemente prepare el que lo dude, el material que cito y que aguante en esta incómoda posición (doblado como una gancha) una larga hora, y luego aprecie las pepitas de almendra o de nueces que ha obtenido en ese tiempo. Como compensación el placer de cuando las comes y sabes lo que te costó obtenerlas y el inmediato de después del trabajo (en el que sudarás) y que produce el baño de agua fría y que te espera ante ti en la piscina; lo que relaja y reconforta lo inimaginable.
Además y mientras partes estos frutos, ocurren muchas cosas y sobre todo que la imaginación toma nuevos campos o potencias y te hace reflexionar, mientras mecánicamente haces la labor y curiosamente ni te rozarás nunca un dedo; sí que un golpe más fuerte que el necesario aplastará la pulpa y de ello se beneficiarán mis vecinas de aquí mismo… un hormiguero de diminutas hormigas que lo aprovecharán todo, dándome una gran lección de cómo actúa la Naturaleza no desperdiciando nada por mínimo que fuere. De espectadores tengo a diferentes pájaros y algunas golondrinas que vienen a beber en la cercana fuente y donde les tengo dejado un goteo de agua corriente para que vengan aquí a calmar su sed estival. Alguna ardilla también circula por aquí saltando de árbol en árbol.
Este año y aparte de las almendras y nueces españolas que obtengo o me regalan; un lector y amigo afincado en la costa tropical andaluza (Motril) me facilitó hace tiempo un par de kilos de una nuez desconocida por mí y cuya denominación es “nuez de Macadamia”; cuya cáscara o cobertura leñosa es de tal dureza, que aquí si hay que tener sumo cuidado en cómo y dónde das el golpe para que se parta o abra; y al hacerlo, no te coja un pellizco en la yema del dedo puesto que será doloroso; y tampoco aplastes el fruto, que dicho sea de paso es de un comer riquísimo.
Pues bien, hoy cenaré un revuelto de espárragos con huevos y de segundo, me tomaré una veintena de “almendras de macadamia” con pan, lo que debe ser sanísimo, puesto que están recomendadas para el cuido del corazón… y el mío, lo tengo averiado hace bastante tiempo; y aunque ya viejo, pero quizá con esta medicina natural reciba nuevos bríos que me ayuden en esta etapa final y de muy duro caminar.
Pero mientras realizo este trabajo “o prueba de paciencia oriental”, observo a mis vecinas las ya citadas hormigas las que ignorándome (supongo y debido a la enormidad de los tamaños de “ambos animales”) se limitan a ir guardando todo lo que “del cielo les cae” y que reciben de mis manos en forma de restos de almendras machacadas; y al observarlas, de inmediato me vienen “locos pensamientos” que son los que siguen.
“Henos aquí dos bichos o animales que ha producido la vida en este planeta, enormemente distantes en el tamaño y especie, como muy cercanos por distancias físicas. El uno, “yo”, relativamente nuevo aquí, ellas junto con los demás insectos, dicen que viejísimas habitando la corteza terrestre… mi pensamiento salta y va a un recuerdo reciente, donde un especialista en paleontología “antediluviana”, ha mostrado en TV el fémur de uno de los más gigantescos dinosaurios descubiertos en el mundo y el que viviera aquí en la hoy Península Ibérica… hipotéticamente sitúo a los tres “bichos” en esta vida genérica que aún aquí se mantiene y evoluciona; los tres nos parecemos en aquello de, “cabeza, tronco y extremidades”; puesto que son principios que lo mismo me valen para una sardina, como para un elefante, ballena o rorcual gigantesco (“La Creación hizo un esquema genérico para casi todos”); todos igualmente tuvieron, tienen o tenemos un cerebro motor y todos, en realidad fueron o somos maravillas vivientes y que se atribuyen a un Dios o Fuerza inconmensurable; y la que creó y sigue creando vida de igualmente formas maravillosas… pero a nosotros… el hombre… “la maravilla de las maravillas”, la más destructiva de todas las especies, nos dotó o cargó con algo que se dice es “un libre albedrío” y el que nos hace pensar y deducir; como yo hago ahora mismo y asombrado, abrumado, atormentado por estos pensamientos y otros… dejo el martillo, las almendras, y todo lo que tengo entre manos y sin más… voy raudo a sumergirme en las frescas aguas de mi piscina, pidiéndoles al Dios y todos los dioses, que por favor, me dejan en paz y no me obliguen a pensar cosas así… puesto que al final, la conclusión que sacas es que como ser individual, eres el más o de los más desgraciados que pululan por este incomprensible mundo lleno de vida… pero que la misma está llena de tormentos físicos y no físicos que al final, te obligan a vivir en “un sinvivir continuo”… mañana espero seguir partiendo almendras, aún me quedan para una semana; y además en septiembre tengo que recoger las almendras de este año, que aún no han abierto su protección vegetal.
Y mientras me refresco y nado pausadamente, pienso en lo que he pensado una enormidad de veces; “el hombre, bicho maravilloso, la hormiga bicho maravilloso, como cualesquiera otro cualquier animal”; sin embargo el más sucio y destructivo de todos somos nosotros, por cuanto estamos acabando hasta con el propio planeta que nos dio la vida, a fuerza de acumular basuras y venenos en nuestro propio medio de vida, cosa que no hace ninguno de la infinidad de animales que aquí pululan llevando un comportamiento natural, que el pobre y desgraciado ser humano, aún no ha sabido encontrar… sí y como ya hace mucho tiempo termino “estas oraciones laicas o tremendamente religiosas” (quien lo sabe) diciendo siempre lo mismo… “Pobres criaturas humanas; sólo nos queda el consuelo de que no fuimos creados por nosotros mismos, Lo que nos creara sabrá el por qué permitió que nos convirtiéramos en una plaga para nosotros mismos, cosa que el más animal de todos los animales no hizo ni hará jamás”… Amén.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

Lo más leído