En mi tierra hay desde tiempo inmemorial un contundente y lapidario dicho nacido del caletre del común del pueblo, el que afirma… “El muerto al hoyo y el vivo al bollo”. Lo que demuestra que una vez el muerto lo está; hay que enterrarlo cuanto antes, puesto que los muertos si no se entierran huelen y si de dejan, hieden; además ningún muerto puede resucitarse y no lo ha sido jamás.
Ahora bien, cuando el muerto (o los muertos) son asesinados, nadie quiere “cargar con el muerto”; y si hay intereses de por medio, “se lanzarán el muerto o los muertos un bando al otro y a vivir de los muertos (“el bollo del dicho popular”) que es lo que muchos hicieron, hacen y harán en este perro mundo”; y sin escrúpulo alguno.
Es lo que a mi entender ocurre hoy una vez más en esa maldita tierra, que algunos ilusos señalaron como “santa”, sin que se llegue a entender el porqué de ello, por cuanto allí ocurrió y sigue ocurriendo y que ya he comentado en un reciente artículo. Por descontado que no es la única, pero sí bastante acentuada por los hechos.
Lo que empezó siendo tres asesinatos de otros tantos jóvenes israelíes, continuado con otro joven más palestino; el día en que esto escribo pasan ya de quinientos asesinados, no sé el número de heridos, ni tampoco los bienes destruidos y el enorme valor de los mismos, que habrán de reconstruir los que los han sufrido, si es que pueden, sino es así vivirán como puedan, más como animales que como personas.
Aquí en esta tierra nunca se habla de justicia y sí y por el contrario se habla y mucho de venganza; por lo que lo que empezara hace ya casi setenta años, va a seguir ni se sabe por cuantos más; ya que la venganza es una maldita semilla que si prende, difícilmente es eliminada; y entre “muchos” israelíes y palestinos, se la tienen jurada; y pese a que ambos proceden de la misma etnia semita, por lo que teóricamente son hermanos “de sangre”… claro qué y de siempre, las peores guerras suelen ser las de entre hermanos, las que suelen iniciarse en la herencia que dejan los propios padres.
Si con la imaginación nos situamos en el momento en que aparecen los tres jóvenes asesinados que arriba indico; lo lógico de un gobernante que se precie como tal, es pedir los asesinos a sus contrarios o enemigos, para juzgarlos con las leyes que rigen el país de los asesinados; y eso sí, caso de no recibirlos en un tiempo razonable, que yo considero en un par de semanas, puesto que esos tres asesinatos, su autoría la deben saber docenas o cientos de personas; entonces sí proceder a las represalias oportunas, pero sobre objetivos “militares” y dejando en paz a la masa del pueblo que no tiene culpa de lo que “los que mandan” han planificado para provocar otra batalla de la que siempre (seguro) hay quién se beneficia.
Por la misma razón se debió proceder en relación al joven palestino asesinado; puesto que de igual forma, en el otro bando saben perfectamente quién planificó y ejecutó el vil asesinato. Y no olvidemos que un asesinato equivale a mil o miles, puesto que lo que se mata es la vida de una persona y ello no tiene valor o precio cuantificable por la magnitud de lo que se trata, puesto que a cada cual le duele su muerto.
Pero y que yo sepa, en ningún bando se intentó ello; sino el proceder con la máxima violencia y clamando venganza; el resultado ya lo estamos viendo y que no sorprende a nadie, puesto que son hechos ya multirrepetidos.
Por tanto no sabremos nunca el quién y el porqué de los cuatro asesinados; puesto que no interesará “escarbar” hasta llegar al cerebro planificador de los mismos y las manos ejecutoras; a los que habría que encontrar y ser juzgados en juicio público y retransmitido a todo el mundo.
Igual va a ocurrir con ese avión de pasajeros malasio, el que en vuelo regular es alcanzado por un misil de alto coste y potencia (dicen que ruso) son destruidos y despedazados nada menos que trescientos seres humanos (cuyos cadáveres han sido saqueados); y ahora nadie sabe nada de nada y por descontado que los responsables de tan horrible hecho, no los van a sentar ante unos jueces que los juzguen de forma sumarísima, y que sean condenados a las máximas penas que existan en los países de los asesinados; y todo ello y al igual que digo para israelíes y palestinos, retransmitido a todo el mundo para aviso y escarmiento; pero no para hacerlo dentro de dos o tres años, sino en tiempo record, puesto que de querer averiguar todo cuanto digo, seguro que tienen más que sobrados medios para ello, pero… ¿van a querer hacerlo?
No, seguro que no, será una vez más lo que digo al principio… “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”; eso sí, los familiares van a recibir suculentas indemnizaciones por “sus muertos”; cantidades que como siempre, pagará el inocente e indefenso pueblo que es el que lo pagamos todo… “y además ponemos los muertos… nuestros muertos”. Y ello para que los verdaderos asesinos vivan como príncipes.
Eso sí… “estos príncipes asesinos” y como siempre, nos están inundando con informativos tendenciosos y cada cual “sacudiéndose sus muertos”.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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