¿Qué estarían diciendo la SER y El País si la cacería hubiese sido entre Michavila y Gómez de Liaño?

¿Qué estarían diciendo la SER y El País si la cacería hubiese sido entre Michavila y Gómez de Liaño?

(PD).- Un suponer: Gómez de Liaño acaba de lanzar una operación desde la Audiencia Nacional contra una trama de corrupción en la que podría verse salpicado el PSOE. El mismo fin de semana en que la maquinaria se pone en marcha, el propio juez, la fiscal que tiene que ver con el caso, pongamos María Dolores Márquez de Prado, el jefe de la policía judicial y Michavila, ministro de Justicia, pasan el fin de semana de cacería, con sus correspondientes compadreos. ¿Se imaginan los boletines de la SER? ¿Que estaría diciendo El País? ¿Y al coro de opinadores oficiales? ¿Qué no saldría de la boca de Sopena y María Antonia?

Resulta chusco escuchar a la emisora de PRISA. El grupo de comunicación ha puesto sus terminales a toda máquina para tratar de salvar el culo al juez Garzón y al ministro Bermejo. Coincidiendo con la puesta en marcha de la operación contra la corrupción en la Comunidad de Madrid, liderada por Garzón, el juez se fue de cacería con el ministro Bermejo. Según informa La Nación.es, el magistrado telefoneó a su círculo más próximo de amistades para que fueran a la cacería, en nombre del dueño de la finca, Josep Peñas, invitándoles “para brindar por los próximos 20 años del PSOE en el poder”.

Tan grave es el hecho, por lo menos por lo indecoroso democráticamente hablando, que el PP ha formalizado este jueves en la Audiencia Nacional la recusación del juez Baltasar Garzón por el ‘caso Gurtel’. Los populares alegan “interés directo e indirecto” del magistrado en el caso, así como su “enemistad manifiesta” hacia el PP que “le priva de la necesaria y exigible imparcialidad”.

Miguel Ángel Aguilar, opinador de Moncloa, ha leído su telegrama en el informativo de mediodía de la Cadena SER.

«La caza es una afición sobre todo propia de reyes pero también de lacayos. Nuestros cazadores ya enseñaron su patita manifestándose en el Paseo de la Castellana en vísperas de las pasadas elecciones, mientras el Espíritu Santo, en forma de paloma, se abstenía de sobrevolarles evitando así que ensayaran a su costa el tiro de pichón. Visto el sofoco del PP, habrá que delimitar algunos cazaderos estrictamente ministeriales».

¿Cómo hubiera sido su laureado telegrama si el encuentro hubiera sido entre Esperanza Aguirre o uno de sus consejeros y un juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que estuviera viendo un caso que afectase al PSOE de Madrid? ¿Se lo huelen?

En el mismo tono, los boletines informativos de la emisora dedican un hueco importante a recordar que «el que organizó la cacería en la que participaron el ministro Bermejo y el juez Garzón era del PP». Se trata de Bartomé Medina, cabeza de este partido en el pueblo de Torres. El dueño de la finca, José Peñas, ha desmentido esta información a los compañeros de Época (El encuentro entre el ministro y el magistrado no fue, en absoluto, una coincidencia fruto “de la invitación de un amigo común”. Peñas se arroga la iniciativa de la organización de la cacería, habla de su antigua amistad con Garzón -las familias de ambos son originarias de la localidad jienense de Torres-, pero reconoce que su relación con el ministro se limitaba a haber coincidido antes “en algún sitio; nada más”. «La cacería estaba organizada hacía varias semanas»). No obstante, los informativos de la SER y sus programas más importantes hacen de la noticia del cabeza de lista del PP de Torres un eje de la emisora.

Tan es así que Àngels Barceló, en Hora 25, dio la oportunidad al ministro Bermejo de defenderse para, luego, dar la voz al presunto responsable de la cacería, Bartolomé Medina.

El País lo cuenta así:

«En la montería, se repartieron 12 puestos, y en cada uno había una o varias personas. El ministro compartió puesto con su esposa y el juez Garzón estuvo solo en otro, ambos distanciados en torno a un kilómetro. Tanto Bermejo como el magistrado de la Audiencia Nacional se alojaron la noche del sábado en el cortijo de la finca, donde compartieron cena con unas 30 personas. «Estuvieron sentados alejados unos del otro y en ningún momento tuvieron una conversación privada; es más, el ministro y su señora se fueron a dormir dos horas antes que el resto», indicó ayer el organizador de la montería, indignado por la «tergiversación» que su partido, el PP, está haciendo de esta montería».

¿Estaría este diario con el metro contando la distancia que separaba a uno de otro durante la jornada de cacería si el juez hubiera sido Gómez de Liaño y el ministro José María Michavila? ¿Se puede imaginar la escandalera?

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