Los arabes israelies al comienzo del siglo XXI

En momentos en los cuales la presencia de Colectividades Musulmanas es vista como una amenaza a las sociedades Europeas en particular, y a las Occidentales en general, es interesante analizar como ven los Arabes Israelies su «existencia» en el Estado de Israel.
Quieren integrarse en la sociedad general perdiendo sus particularidades? Quieren integrarse pero conservarlas? Quieren no integrarse y conservarlas? Quieren pasar a vivir en otro lugar en el cual puedan mantener esas particularidades? Quieren autonomia cultural dentro de Israel misma? Quieren «independizarse» en un Pais propio?

El articulo de esta semana nos trae el resumen de una investigacion realizada por Arik Rodnisky en Julio del 2014 y publicada por la INSS.
Las últimas dos décadas se caracterizaron por la aparición de grandes transformaciones políticas e ideológicas en la minoría árabe en Israel, desde principios de los años noventa. Se trata de una serie de acontecimientos que han tenido lugar en un tiempo simultaneo, tanto en Israel mismo (liberalización en el ámbito de la legislación, asi como una era de crecimiento económico), como en las relaciones entre Israel y los Palestinos (los Acuerdos de Oslo y las primeras bases para un acuerdo permanente entre las partes) e internacional (el aumento del interés en la situación de las minorías nacionales). Todo ello se unio e instó a los intelectuales y políticos Arabes en Israel a preguntarse aún más cuales son los derechos nacionales y civiles que les corresponden a una minoría nacional árabe que vive en un estado definido como «judío y democrático». Como resultado de esas preguntas, se entablo una conversación a nivel nacional que fue expresada en el documento denominado «Visión Futura», que fue publicado en 2006-2007 por la «direccion» de la minoria Arabe en Israel.

 La cristalizacion de los principios incluidos en «Visión Futura», así como el desarrollo de modelos alternativos a la definicion «judío y democrático», no reflejan solamente la creciente confianza de ese publico en sí mismo a nivel ideologíco. El fortalecimiento de la confianza también deriva del hecho de que la minoría árabe hoy en día, en la primera década del siglo XXI, es numéricamente importante.
Del pequeño numero de 156.000 personas a final de 1948, que eran considerados los sobrevivientes de la población árabe que vivio en el país hasta la guerra que estalló ese año, hasta ahora ha crecido la población de ciudadanos árabes 8.5 veces y tiene alrededor de 1,3 millones de personas (sin incluir los residentes árabes de Jerusalén Este). Esta no es una minoría debilitada sino una comunidad vibrante, que opera en una serie de corrientes políticas e ideológicas que abogan por vías políticas variadas. Los partidos políticos, las organizaciones de la sociedad civil, y las organizaciones extra-parlamentarias contribuyen a movilizar a la minoría árabe nacional. Esta tendencia se refleja en las «conversaciones sobre derechos» adoptadas por la minoría árabe en las que se exige del Estado, ahora mas firmemente que en el pasado, los derechos que merece.
    
El aumento de las reclamaciones a nivel estatal y la adopción de «discurso sobre los derechos» no derivan solamente de la consolidación de la confianza en si mismos. Este es un intento de cerrar la brecha cada vez mayor entre el alto grado de pluralismo político en Israel y la movilización interna de la sociedad árabe, a nivel nacional, ahora más que nunca y al hecho de que estos procesos no dan frutos políticos prácticos. El estado de los ciudadanos árabes en el juego político en Israel sigue siendo marginal. Esta brecha aumenta la sensación de frustración por la falta de influencia política. Como resultado, el discurso de los derechos de la minoría árabe tomó una nueva dirección: Si hasta hace dos décadas el discurso sobre los derechos veia a los árabes principalmente como ciudadanos del Estado, y se basaba en la suposición de que el progreso en el proceso de paz con los Palestinos afectaría positivamente la lucha de la minoría árabe por la igualdad de derechos en Israel, ahora se centra publicamente en el derecho a reclamar «derechos ciudadanos» a los árabes por ser una minoría nacional «nativa», independientemente de los derechos que les corresponden en virtud de su ciudadanía.

De acuerdo con el nuevo enfoque, estos derechos están consagrados en relación con los árabes a su tierra – una relación que tuvo lugar antes que existiera el Estado, y por tanto no está sujeta a ninguna apelación. La elevacion de la demanda de derechos de ver a los árabes como ciudadanos con derechos como grupo de población indígena, y el intento de desarrollar alternativas prácticas a la definición de «judío y democrático» que ejercerá su derecho de minoría con cierto nivel de autodeterminación, son otra etapa de la cristalización del discurso nacional de la minoría árabe en Israel. Es decir: el estado de los árabes en la política israelí se vuelve más marginal al tiempo que el discurso de su derecho se eleva a un nivel superior. Las reclamaciones se hacen en un lenguaje más contundente en un intento de compensar su marginizacion en la política israelí.

En los últimos años, entre las autoridades se fortifico el reconocimiento de que el tratamiento de los problemas de los ciudadanos árabes es de un agudo interés que no puede esperar mas. Una medida de ello es el número de comunidades árabes cuyos planes de desarrollo fueron aprobados por el gobierno en los últimos años, y que el gobierno presta mayor atención a problemas acuticos como la regulación del estado municipal de las aldeas beduinas del Negev. Sin embargo, existe una brecha profunda entre el nivel de sensibilidad y el nivel de logros real, y en general el nivel bajo del presupuesto en relacion a las necesidades originales. Además, la situación inestable de las comunidades árabes las hace más susceptibles que otras ciudades a recortes presupuestarios. Como resultado, el nivel de confianza de los ciudadanos Arabes en la Knesset y el Gobierno es significativamente más bajo que el que el público judío siente ante esas instituciones. Este hecho se refleja en la baja tasa de participación en las elecciones a la Knéset por parte de los Arabes. El vacío dejado por las autoridades estatales no queda asi. Organismos locales, especialmente las organizaciones que trabajan en las áreas de bienestar, la salud y la educación (algunas de las cuales son operadas por el Movimiento Islámico) actuan rapidamente para proporcionar los servicios necesarios donde la mano del Estado no llega.
     
La sensacion de la marginación política de los ciudadanos árabes se alimenta por la relacion de las autoridades gubernamentales a la minoría árabe como «minorías», «no-judíos» o «miembros de diferentes religiones». Dicho tratamiento esta empapado por un tono arcaico cuyas raíces se ubican en los primeros años después de la creacion del Estado. Estos años quedaron marcados en la memoria colectiva de la minoría árabe en el momento en que las autoridades adoptaron una política basada en un estricto control y supervisión de la población árabe. El uso actual de tales términos es, por lo tanto, en la memoria colectiva, cargado emotivamente: se percibe no sólo en la indiferencia intencional a los procesos colectivos institucionales de formación de la identidad que se produjeron entre la minoría árabe – procesos que llegaron a buen término en las últimas dos décadas – sino como un intento de las autoridades a devolver las ruedas de la historia de nuevo, a una realidad en la que habia una minoría árabe debil y no cohesionada.

Tal tratamiento tampoco se percibe como una cuestión puramente semántica, sino que pone el foco en la población judía como colectivo cohesionado, en comparación con la población de las «minorías», que, por definición, como tal, no es coherente. Esto refuerza el entendimiento de los ciudadanos árabes de Israel de que este es antes que nada, un «Estado judío», es decir, su existencia es sólo para el colectivo nacional judío. Por tanto,tambien si a nivel práctico se materializan distintos programas de desarrollo de las autoridades estatales a fin de promover la situación social y económica en las comunidades árabes, la combinación de referencia semántica diminutiva y el hecho de que la aplicación de los programas es no suficiente aumenta al nivel de desconfianza en las autoridades estatales por parte de los Arabes, y da lugar a la impresión de que no existe la intención de cambiar la naturaleza del Estado. En este contexto se explica por qué el discurso político en la sociedad árabe se ha vuelto más asertivo que antes.
   
Sin embargo, parece que la mayoría del público («mayoría silenciosa») no está interesada en la confrontación sobre los temas centrales con los Judíos, lo que remarcaria mas la brecha ideológica entre Judios y árabes en Israel. El aumento de esa asertividad y el propósito de ella es promover los derechos de la minoría árabe aceptando el marco político existente. En otras palabras, las exigencias de derechos civiles son hechas con un fuerte tono nacional. Wadia Awawdy, periodista y comentarista conocido, dijo en la víspera de las elecciones a la Knesset 19 que la comunidad árabe busca superar el «callejón sin salida de la ciudadanía», en lugar de una confrontación ideológica con la mayoría judía en temas que son cruciales para la mayoría judía, tales como la definición del Estado como «Estado Judío «. Awawdy explicó su posición: «El público espera una fórmula que diriga el conflicto, no resolverlo, logrando avances a nivel de los derechos civiles – con sabiduría, prudencia, paso a paso, en lugar de la fórmula, «o todo, o nada» que fracasó. Este argumento se basa en las encuestas de opinión que muestran que una gran mayoría de la opinión pública árabe esta de acuerdo con la definición de «judío y democrático» y con la posición dominante de la mayoría judía. Pero, al mismo tiempo, quiere asegurar el cumplimiento del lado democrático de esta ecuación.
  
Sin embargo, el afrontamiento práctico con esta definición no exige sólamente la apertura de la minoría árabe. La responsabilidad de esto recae en las autoridades estatales y en la mayoría judía. En agosto de 2013 se informó que la por ese entonces ministro de Justicia, Tzipi Livni, confio a la profesora Ruth Gavison el trabajo de la redacción constitucional de la frase «Estado judío y democrático». Una acción efectiva por parte del gobierno puede contribuir a la moderacion del tema, y permitir a la minoría árabe vivir mejor en un País que se define como «judío y democrático». La existencia de Israel como Estado judío que es a la vez democrático para todos sus ciudadanos es un desafío común para todos los ciudadanos, judíos y árabes por igual.

Recomendaciones

Las siguientes recomendaciones se refieren principalmente al plano conceptual. Este capítulo no pretende involucrar cuestiones concretas de forma individual, como las relativas a la asignación de fondos, el despliegue de infraestructura, para promover la educación y el empleo, y así sucesivamente. Una discusión detallada de estos temas importantes y la cuestión de la realización de la igualdad frente a la comunidad árabe en Israel ya ha tenido el informe de la Comisión Or. El capítulo final del informe de esa comisión declaró que el tratamiento en el sector árabe es «el tema interno mas importante y más sensible en la agenda del país». Se pedía una implicación personal del Primer Ministro en el trato hacia la minoria árabe. La comision señaló que el principal objetivo de las actividades del Estado debe ser la igualdad real para los ciudadanos árabes, y enfatizó: «El papel del Estado en este asunto no se limita a las cuestiones materiales sino que las autoridades deben encontrar maneras para que los ciudadanos árabes puedan expresar públicamente su cultura e identidad con respeto».
   
Una recomendación que deriva directamente de lo ya escrito, es el reconocimiento oficial de la importancia de la particularidad cultural y nacional arabe palestina en Israel, y la concesión a esa identidad de úna legitimidad necesaria del Estado en este contexto. Esta importancia se ve reforzada por la reciente iniciativa de la Ministro de Justicia de definir constitucionalmente el significado de «judío y democrático», ya que la definición se aplica a la esencia misma del Estado de Israel y a su auto-percepción. El reconocimiento del Estado de la identidad de los arabes otorgara validez y legitimidad a la definición de Israel como Estado Judío, porque los dos no son sino dos caras de una misma moneda: En un Estado definido por la mayoría nacional también hay una minoría bastante grande cuya nacionalidad es diferente y distinta de la de la mayoría, y esa minoría y su identidad colectiva son reconocidos por la mayoría y se refleja en la estructura del Estado, de sus instituciones y la forma de comportamiento, y viceversa: en un lugar en donde se reconoce la existencia de una naciónalidad de un grupo minoritario, la existencia de la nación como perteneciente al grupo mayoritario es valida, y su reconocimiento es solicitado por la minoría.
      
Además, suponiendo que en el futuro habra un Acuerdo con los Palestinos, que se basará en una fórmula del orden de «dos estados para dos pueblos», Israel, tarde o temprano, también debera considerar la cuestión de los derechos de la minoría árabe en Israel. Cuando existe un Estado nacional Palestino junto a Israel, que se define como un Estado Judío, no habrá escape de la discusión sobre la naturaleza del estado civil de los ciudadanos árabes palestinos de Israel. Por lo tanto, es conveniente aclarar estas cuestiones de manera exhaustiva y en profundidad, incluyendo un discurso común de Judios y árabes juntos, para averiguar las posibilidades y fórmulas políticas y las consecuencias de los mismos, con el fin de abordar eficazmente las cuestiones complejas, y encontrar una fórmula posible para hacerles frente.
      
El reconocimiento de los árabes palestinos en Israel como minoría nacional, implica, sin duda, un debate interno complejo y difícil en Israel. Precisamente por eso vale la pena señalar que cualquier persona que es consciente de los problemas sobre la legitimidad internacional de Israel debido al dominio israelí continuado en Cisjordania, debe ser muy consciente de los problemas de la legitimidad de Israel derivadas de la cuestión de la igualdad en el propio Israel de sus ciudadanos árabes. Las dos cuestiones están entrelazadas.Cuando Israel aceptará la existencia de un Estado palestino en Cisjordania y Gaza se encontrará, probablemente, con la presencia de otro tema relacionado, el de la minoría árabe Palestina en Israel. Por lo tanto, debe estar preparado para dar respuesta a estas preguntas ya. Una segunda recomendación, derivada en gran parte de la primera, se refiere a la cuestión de la legitimidad pública de la minoría árabe en la sociedad judía en Israel. La experiencia del gobierno de Rabin-Peres enseñó el poder del reconocimiento del gobierno de la legitimidad de las minorías y de los problemas. Algunos creen que los principales cambios en este período, que es considerada como la «Edad de Oro» de la población árabe en Israel, era mas a nivel consciente que real.

Incluso si este es el caso, debemos reconocer la importancia de la dimensión cognitiva, ya que el reconocimiento de los derechos de la minoría puede crear un impulso positivo a través del tiempo. Por lo que debe facultarse a la sensación – de la mayoría y la minoría por igual – que la cuestión de la identidad y los derechos de los árabes en Israel es central en el discurso político israelí, y requiere una referencia práctica en una variedad de campos. Está claro que este problema está relacionado con la percepción del «otro» en ambas comunidades, que recibe aquí y alli a veces tonos racistas. En la realidad israelí tiene gran importancia la educación a largo plazo de Judios y árabes, en particular de los jóvenes, sobre el lugar del otro en la nación y la condena pública total de todas las formas de racismo. Por desgracia, estamos muy lejos de un estado de aceptación y de reconocimiento mutuo, un fenómeno que se estima en deterioro y que se expresa también en la legislatura, cuando las iniciativas legislativas tienen un color muy problemático en el contexto de esta discusión. Esto también estara acompañado por un esfuerzo educativo a través de la creación de un foro de alto nivel de judíos y árabes, del cual serán miembros los líderes de la comunidad árabe, junto con líderes de la comunidad judía, entre ellos ministros del gobierno y el propio primer ministro. Dicho foro podría reunirse varias veces al año para discutir las necesidades de la minoría árabe y la forma de resolverlos. El establecimiento de un mecanismo de este tipo puede dar lugar a importantes avances en el nivel de conciencia, antes que sus frutos tengan caracteristicas visibles.
     
En este contexto, también debe fortalecerse la comprensión de todo el público israelí que la existencia de todas las partes que representan a la opinión pública árabe en la Knesset es legítima. La declaración del diputado Arabe Ahmed Tibi que «la crítica de la política no implica crítica al Estado» esta relacionada con que la critica a la conducta o declaraciones de diputados de estos partidos, no implica cuestionar la legitimidad de esos partidos. En otras palabras, la fuerte critica del público judío acerca de algunos de los actos de los miembros de estos partidos, que a menudo son percibidos por muchos en el público judío como quienes «han cruzado una línea roja», no significa socavar la legitimidad de la existencia política de esos partidos. El hecho de que ya hace más de dos décadas estan participando en la Knesset partidos parlamentarios que representan a la tendencia nacional y el movimiento islámico – dos corrientes que anteriormente tenían reservas acerca de dicha participación política o se oponían a ella – sólo refuerza el carácter democrático de Israel, y por lo tanto justifica la esencia del Estado judío que mantiene la igualdad para todos sus ciudadanos».

P.D. Hasta aqui el «resumen» de la investigacion de Rodnisky. Particularmente, tengo hacia sus conclusiones varias objeciones…
Pero dejemos a nuestros lectores «decir» lo que les parece del tema…y, en caso que lo deseen, escribire mis ideas sobre el tema.

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Autor

Shimshon Zamir

Nacido en Argentina. Vive en Israel desde 1972. Casado... tres hijas... 8 nietos. Trabajó 30 años en la industria Química Israelí, hoy pensionado. Graduado en Sociología.

Shimshon Zamir

Nacido en Argentina. Vive en Israel desde 1972.
Casado... tres hijas... 8 nietos.
Trabajó 30 años en la industria Química Israelí, hoy pensionado.
Graduado en Sociología.

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