El vacío devuelve al hombre la libertad de hincarse de rodillas delante del portal de Belén y contemplar a Emmanuel: vaciamiento, abajamiento y humillación de Dios. El nacimiento menciona el comienzo, el surgir de la carnalidad de Dios que es el inicio. Tal vez el silencio sea el grito más aterrador ante el misterio contemplado, discreto e inaparente, extraordinario y asombroso por su simplicidad. Ser cristiano es dejar que Cristo acontezca en la vida de cada uno. Dijo Jesús: “Si no os hacéis como niños no entrareis en el reino de los cielos” y “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”. Feliz Navidad y un próspero año 2011 al que ruego oportunidades nuevas para encontrarme con todos Ustedes.
Domingo, 22 de abril