Lo del alcalde coruñés, impresentable

Lo del alcalde coruñés, impresentable

En la política hay dirigentes que saben, otros que no saben y preguntan, y algunos que no alcanzan, que no dan más de sí y entonces les suele quedar cara de tonto, de parvo que decimos en Galicia. Dónde se puede encuadrar al alcalde Xulio Ferreiro no me compete, pero despedir a un trabajador del Ayuntamiento que estaba de baja laboral, es impresentable e impropio de una persona con un mínimo de humanidad.

Bastante tiene el pobre hombre con estar enfermo, que como cualquier ser humano estará triste y deprimido, cuando además (y eso me consta) le gusta lo que hace y tiene ganas de volver a la actividad, como para que venga su jefe, el alcalde, y lo envíe a la puta calle.

Iba a decir que a un alcalde lo primero que se le puede pedir es que sepa gobernar y que sea un buen gestor porque, al fin y a la postre, un Ayuntamiento viene a ser como una empresa; pero por lo visto a algunos hay que empezar por exigirles lo más básico: sensibilidad, algo que ni se estudia ni se aprende, sino que es consustancial con la persona, si se es persona.

Y ante esto cabe preguntarse: ¿Qué pensarán a partir de ahora los coruñeses cuando se reúnan con él? ¿qué confianza se puede tener en un dirigente que le envía una carta de despido a un trabajador enfermo? ¿qué sensibilidad puede tener ante los problemas que sufre el ciudadano de a pie si a un trabajador lo fulmina de forma tan traumática? ¿no podía esperar a que se hubiera recuperado?

Yo me imagino que el despido no fue en un momento de ofuscación, porque si fue así, mal lo tenemos los coruñeses con un alcalde que actuara a arrebatos; y si lo hizo de forma tranquila, meditada y pausada, me recuerda a alguno que firmaba sentencias.

Incapaces o de escasa talla intelectual como para dirigir el futuro de la ciudad tiene el alcalde varios en su gobierno, como (al menos para mí, en lo que más conozco, y es una simple opinión) el concejal de Cultura, José Manuel Sande, que en su currículo dice entre otras cosas que tiene «una larga trayectoria como escritor» y así, a falta de otros datos, no hay dios que encuentre un libro suyo, por lo que espero que conteste a este artículo para que diga los títulos, comprarlos y, obviamente, entonces desdecirme y pedir disculpas.

O como su segundo de abordo, Xulio Vázquez López, «educador social y animador social», como así se autodefine, del que se desconoce actividad cultura relevante salvo colaborar con ONGs, lo cual es muy loable, pero como te lo diría, neniño, en A Coruña hay 250.000 habitantes.

Pero los de estos dos jóvenes aprendices, que manejan en la concejalía varios millones de euros, que nunca imaginaron estar en esos puestos y así les va, tiene solución porque tanto José Manuel Sande como Xulio Vázquez siempre podrán ser sustituidos; sin embargo, lo que no puede ser sustituida a cierta edad es una forma de ser, de entender  la vida.

Yo al alcalde Xulio Ferreiro, tras su acción de despedir a un trabajador que estaba de baja, no le deseo nada, ni bueno ni malo, porque él, con su manera tan mezquina de actuar está y es eso: nada.

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Manuel Guisande

Periodista y escritor. Premio Xunta de Galicia de Comunicación 2000, Cordorniz de Plata. Autor colección cuentos infantiles Rodribico.

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