Rozando la inmortalidad, ayer logré otra hazaña

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Yo comprendo que lo de Edison y la bombillita esa tiene su mérito, relativo, pero lo tiene, igual que Marconi y la Radio. No lo niego, pero estos chavales, sinceramente, no creo que lleguen a mi altura en lo que se refiere a proezas que marcan y marcarán la Historia Contemporánea y el devenir de los tiempos.

Y es que, y no me duelen prendas, yo, Manuel Guisande, son ya cuatro las gestas conseguidas, a saber: pelar un huevo cocido con cuchillo y tenedor, que se requiere una destreza fuera de lo normal; superar a Felix Baumgartner, que se tiró desde una altura de 39.045 metros, lo que es incomparable con lo mío, que fue escribir artículo sin respirar, sin oxígeno y sin sherpas, para lo que precisé varios años de agotador entrenamiento; y, por último, en vez de arrancar la lechuga, la cebolla y el tomate de la huerta para llevar a la mesa… ir con el vinagre, el aceite y la sal a la zona verde y tomar allí in situ una ensalada. Impresionante estas hombradas se miren por donde se miren.

¿Y cuál ha sido mi última hazaña? Ocurrió ayer, justo ayer a las nueve y cinco minutos (GMT) ni uno más ni uno menos. A esa hora, después de una buena ducha me dispuse a afeitarme. Así que cogí la espuma, me la eché en la cara, y con la maquinilla empecé a rasurarme.

Fue solamente bajar el artilugio manual por un lado y sentí un placer, pero de tal magnitud que resultaba difícil de asimilar. Entonces limpié parte del vaho del espejo y comprobé que seguía teniendo pelillos en el rostro e inmediatamente miré la maquinilla y… en efecto, me había olvidado de quitar la funda de la cuchilla.

Hasta aquí normal, digamos que fue un despiste; por lo que retiré el plastiquillo y me afeité como siempre. Y aquí amigos míos, viene lo que marca un antes y un después de la Humanidad y que lo pueden hacer también las mujeres porque creo que en situaciones límite se afeitan las piernas.

Tras estar perfectamente rasurado pensé: Si con barba de tres días en la cara disfrute tanto ¿cómo será la sensación perfectamente trasquilado? Así que entonces cogí otra vez la espuma, me la eché en la cara, puse el protector al aparato cortante y… es que me emociono y perdonad si hay alguna falta hortografia en el testo, fue algo indescriptible.

Bajé el aparatillo  por la piel a toda velocidad, desde la mejilla izquierda a la derecha pasando por la barbilla y haciendo un giro hacia arriba (como el logo de nike) y fue el éxtasis total. ¡Qué gustazoooo!.

Entonces, ya más tranquilo, pensé en los hombres que realmente han hecho historia y qué relación podría haber entre ellos y solamente encontré dos: Cristóbal Colón y Manuel Guisande porque a ambos nos une algo que es como una señal del más allá, un designio de Dios.

Cristobalín descubrió América en 1492; yo esta epopeya la hice ayer, en el 2016 ¿Y hay algo en común? ¡Vamos que si lo hay! Mirad: el 2016, el 2 significa eso, que somos 2, Colón y yo; y el 16, del año 2016, está más que claro, si sumas los dígitos de la fecha del descubrimiento, 1492, te da 16. Increíble. Colón, yo, y nadie más. Es que lo sabía.

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Manuel Guisande

Periodista y escritor. Premio Xunta de Galicia de Comunicación 2000, Cordorniz de Plata. Autor colección cuentos infantiles Rodribico.

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