Una nueva fórmula para vender libros, aparte de morir

Estaba yo pensado que como no se lee, como nadie compra libros… ¿y si en vez de escribir y vender libros vendo litros/libros?. Sí, litros, litros de lo que sea con artículos diluidos, te lo bebes e igual te queda algo, por lo menos te tendrás que leer la etiqueta del envase, que ya es algo.

No sé, a lo mejor así las editoriales salen adelante y nosotros no morimos de hambre o pasamos de la triste mortadela (el fiambre pobre del ultramarinos) y alcanzamos el éxtasis con una loncha de jamón; ya sabes, un pequeño paso para el hombre pero uno inmenso estomacal.

Yo creo que esta puede ser la solución mientras vas pagando el féretro a plazos. Vas a una litro/librería y dices: «Me pone un litro/libro de Guisande, cualquier litro/libro, que es para que no muera», y el vendedor que te aconseja: «Pero mire bien, que ese… ese se sube mucho, coloca una barbaridad, yo le aviso».

Y tú, que eres un buen tipo, contestas «ya, pero deme un litro/libro del Guisande ese, que ayer lo vi y está el pobre de delgado… no creo que pase de este invierno, no creo, no, no». Y entonces, pues te sirven en el mostrador un litro/libro y te pegas unos lingotazos a morro mientras lees la etiqueta.

Además (hombre sé que es jugar un poco con los sentimientos) cuando vayas a una librería no te encontrarías con las típicas cubiertas de libros/litros, sino con toda una serie de fotografías de los autores, a cada cual más esquelético por orden de peso, y según veas al más demacrado… «deme un litro/libro de ese Fernández Ridueño, que pone que mide 1,80 y pesa 44 kilos». Y entonces el vendedor, que baja la cabeza y te dice: «Perdone, acaba de morir, y cuando entró usted iba a retirar la fotografía, pero…».

Entonces, pues ya no pides por autores, sino por kilos: «Para una fiesta de diez… para una fiesta de diez…. póngame dos litros/libros de 44 kilos, otros tantos de 55 y cuarto y mitad de 67, que aún bien aguanta ese», y añades «Perdone, y este de 1,90 y 20 kilos, y ese otro de 194, y 25 kilos…», y el vendedorm que es un profesional, te dice: «Ah!!, es que esta usted en la sección de Clásicos, ya fallecidos, que son los de la temporada pasada».

Y oye, te llevas la litrada/libro esa, algún clásico para que reciban algo los herederos (lo digo porque se dan casos de escritores que pueden alimentar a sus hijos), lo pasas que ni Dios en la fiesta, y nosotros… pues nosotros comemos y pagamos el féretro en un plis plas ¿no?, que también morir y dejar deudas…

@manuelguisande

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Manuel Guisande

Periodista y escritor. Premio Xunta de Galicia de Comunicación 2000, Cordorniz de Plata. Autor colección cuentos infantiles Rodribico.

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