Ficha técnica
Título: La gran trampa
Autor: Daniel Lacalle
Editorial: Deusto
320 páginas
17,95 euros
Para los legos en la materia leer un libro sobre economía viene a ser algo parecido a internarse en un territorio desconocido y, sin embargo, hoy en día no hay más remedio que hacerlo, porque en esta época de las comunicaciones y, por tanto, de la inmediatez con que ocurre o puede ocurrir todo, no hay más remedio que estar informado. No sólo por la cantidad de demagogos y oportunistas que tratan de seducirnos para que les dejemos que nos lleven a la ruina, sino también por los gobiernos bienintencionados que toman medidas equivocadas, porque temen que si toman las correctas la gente no les va a votar.
Afortunadamente, y como demuestra en sus comparecencias televisivas, Daniel Lacalle pone cuestiones difíciles al alcance de cualquiera que esté interesado en la realidad de las cosas, llamando a las cosas por su nombre, sin eufemismos, ni medias verdades. Muchos recordarán que cuando estalló la crisis en España los enemigos del euro aducían que al no poder devaluar el Estado tenía menos opciones para defenderse. Sin embargo, los lectores de este libro caerán en la cuenta de que la devaluación consiste en confiscar el dinero de los ahorradores para dárselo a otros.
Pero la tesis principal de este libro consiste en explicar que la política que han adoptado los bancos centrales, fabricando dinero ficticio, es una bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento, o que, en cualquier caso, es una factura que tendrán que pagar las generaciones venideras.
Hay muchas señales que vienen a indicar que el tiempo de los caprichos se ha acabado y esta, la de la economía, es una de las más graves. Las consecuencias que se pueden derivar de una mala política económica pueden ser mortales para muchos y al decir muchos hay que pensar en millones de personas.
Al final del libro hay un capítulo titulado Conclusión que conviene tener muy en cuenta, pero sobre todo hay que tener en cuenta que a la hora de votar conviene olvidarse de romanticismos y tampoco hay que escuchar los cantos de sirena, porque lo está en juego es el pan de cada uno, y sobre todo el de los más vulnerables y el de las generaciones que vienen.
Vicente Torres
