Ficha técnica
Título: Han cegado a Narciso
Autor: José Mas
Editorial: Renacimiento
96 páginas
10 euros
Las edades del ser humano comienzan en la infancia y por tal motivo creo que lo correcto es comenzar por el poema dedicado a una niña. Pero mientras tanto quizá no esté de más recordar que la lectura de un libro de poemas viene a ser equiparable a la visita a un museo, al renovar la capacidad de asombro ante la belleza expuesta y afianzar el gusto por la exquisitez. Los poemas de José Mas, aparte de todo eso, dejan una sensación de serenidad y de paso de paciencia, de aprender a mirar la vida, o a vivir, de forma calmada.
La niña a la que se refiere el poema es Ana María Matute, que tiene la suerte de haber sabido darse cuenta de que no conviene abandonar la infancia, la vida es un juego si se mira bien, y eso es lo que deja traslucir el poema Divertimentos arrítmicos, en el que aparece una montaña rusa apasionante, que versos más tarde es un artefacto mágico, para más adelante querer compartir el vértigo del júbilo y acabar de forma magistral. Con que a Ana María Matute le hubiera gustado la mitad que a mí, ya estaría contenta. Pero no será así, lo habrá leído cien veces. Este poema está contenido en la primera de las tres partes de que se compone el libro: La sed y el cristal, Íntima quemadura y Hacia la fuente.
Estas tres partes vienen a ser un remedo de las tres vías del misticismo. En el poema que abre el libro, Mi cuerpo y yo, a Narciso se le escurrió de entre las manos el espejo y se le hizo añicos. Y así es como propone que veamos las cosas: Sin fuente que lo absuelva y disuelva/ Narciso viene a ser también Edipo. El último de los poemas, titulado Yo Edipo, en el que aparecen Layo, Etéocles, Polinices, Antígona, Ismene, Yocasta, cierra el libro de un modo muy medido y certero: yo ya sabía que la ceguera era/ forma humanada de la piedad.
Vicente Torres
