Ficha técnica
Título: Bajo toda la lluvia del mundo
Autor: Hugo Mujica
Editorial: Pre-Textos
116 páginas
13 euros
El autor es un sacerdote argentino cuya trayectoria vital tuvo un amplio y variado recorrido antes de desembocar en su actual condición. Estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología Filosófica y Teología. En esta colección de relatos, algunos de ellos muy breves, sus protagonistas, de todas las edades y condiciones sociales, se nos muestran en situaciones que han de acometer en solitario, desvelando de este modo todo ese entramado mental que suele permanecer oculto tras los convencionalismos sociales.
El relato titulado “Entre condenados”, sin desmerecer a los demás, es francamente interesante, pues contiene un supuesto último diálogo entre Judas y Jesucristo, que viene a traer al primer plano aquel suceso bastante olvidado en la actualidad. Lo que impera en el citado diálogo es la lógica más que la mística. En “Dios ayuda al que se ayuda” hay un final sorprendente, pero lo que importa no es eso sino el deseo de llevar al lector a meditar sobre la cuestión. Dos puntos de vista sobre Dios enfrentados.
El primero de los relatos se titula “Las primeras gotas”, de poco menos de un folio de extensión, y le basta ese corto relato a Hugo Mujica para convencer al lector de que le espera un cúmulo de sensaciones, un gusto por seguir leyendo hasta acabar con todas las narraciones, breves pero densas y sin perder la capacidad de sorprender en ningún momento. Desde esas primeras gotas ya no para de llover en todo el volumen, y en alguna de las ocasiones una señora sufre serias dificultades para mantener el paraguas en la posición correcta, ya que el tremendo aguacero viene acompañado por la lluvia. A un pianista de gran éxito le molestan los aplausos y otro de los personajes del libro elabora un curioso tratado, que luego explica de modo concluyente. Uno de los relatos más largos, ocho páginas, se titula “El testamento inconcluso”, en el que el protagonista urde un plan para defenderse de algo que le tiene atribulado.
Vicente Torres
