Ficha técnica
Título: Muerte entre poetas
Autora: Ángela Vallvey
Editorial: Booket
364 páginas
8,95 euros
La estructura de la novela se asemeja a las de Agatha Christie. Un grupo de personas se reúne en una casa; se produce un asesinato y paralelamente a la policía uno de los integrantes de la reunión trata de descubrir al culpable. Quien, al igual que se hace con las novelas de la británica, haya comenzado por la lista de personajes que figura al final, para adivinar de antemano quien es el asesino, en algún momento tiene la sensación de que ha acertado de lleno.
Pero Ángela Vallvey no ha tratado de emular a Agatha Christie, las semejanzas con sus novelas acaban ahí. Lo que ha tratado de reflejar es algo de lo que ocurre en el mundo. Ha reunido a un grupo de poetas, como podría haber sido de científicos o de cualquier otra actividad en la que se repartan honores y prebendas. Pero es mejor que haya optado por los poetas, dado su refinamiento y su cultura. Los poetas, además, también son filósofos, puesto que estudian los significados de las palabras y sus posibilidades.
El ramillete de personajes que aparece, pese a su innegable cultura y posición social, salvo alguna excepción, es grosero hasta el punto de que se adivina imposible su redención. Y esta es la paradoja que la autora pone ante los ojos del lector. La cultura y el refinamiento no son suficientes para que una persona zafia deje de serlo, simplemente le ponen un barniz que disimula las cosas.
Los personajes de la novela se cierran en sí mismos, no dejan que se penetre en su intimidad, no vaya a ser que se les descubra que no hay nada en ella; son capaces de robar ideas, trabajos, lo que sea, y siempre tienen una coartada eficaz que sirve ante la ley y nada más. Se utilizan unos a otros, son maledicentes y su único objetivo consiste en creerse unos más que otros, esa grosería eterna. Ellos no son, actúan y si paran de actuar les entra el desasosiego. Estas cosas ocurren en la realidad, no sé hasta qué punto, pero ocurren. Resulta fácil detectar en el panorama actual a tipos muy cultos, que en cuanto han de recurrir a su propio discurso patinan sin remedio. Yo creo que Ángela Vallvey ha explicado muy bien el asunto.
Vicente Torres
