Ficha técnica
Título: El Reino y la Gloria
Autor: Giorgio Agamben
Editorial: Pre-Textos
348 páginas
25 euros
Giorgio Agamben es tenido por un filósofo pesimista, pero ese pesimismo, como todas las cosas, hay que considerarlo como relativo. Al emprender su investigación sobre la genealogía del poder, cuya primera entrega fue Homo Sacer, lo que pretende es abrir vías para que el optimismo pueda florecer de nuevo.
En este nuevo estudio, Agamben indaga en la teología cristiana, con la intención de probar la existencia de dos paradigmas: la teología política y la teología económica. La primera basa en el Dios único el poder soberano y la segunda que la teología era concebida como una economía desde mucho antes del proceso de secularización.
¿Por qué el poder tiene necesidad de la Gloria? ¿Cuál es la relación entre la economía y la Gloria? Las ceremonias, los protocolos y las liturgias siguen existiendo. El Papa se sigue sentando en la silla gestatoria y reviste paramentos y tiara, de cuya significación casi nadie es consciente en la actualidad. Los reyes y los presidentes observan las ceremonias protocolarias. Aunque todo ello, ceremonias, protocolos y símbolos del poder tienden a simplificarse.
Todo lo que representan estos símbolos, que, como tales, van quedando relegados, sigue vigente, motivo por el cual toman ahora otras formas. En los regímenes fascistas las aclamaciones desempeñaron una función política decisiva. En las democracias contemporáneas la opinión pública es la forma moderna de la aclamación. A partir de esta apreciación se percibe claramente el papel que desempeñan los medios en el sostenimiento de la función de la gloria como centro del sistema político.
Pueblo-nación y pueblo-comunicación (o Estado) son, en realidad, las dos caras de la misma moneda. Ambas forman parte del mismo dispositivo glorioso que se divide en la forma inmediata y subjetiva del pueblo que aclama y la gloria objetiva de la comunicación social.
Lo que confiere a algo un carácter propiamente político es la gloria, entendida como ”vida eterna”, esa realización humana peculiar que se sustenta en la quietud y la contemplación.
Vicente Torres
