Ficha técnica
Título: Detrás de una gran mujer
siempre hay otra que le
pisa los talones
Autora: Nora Rodríguez
Editorial: Temas de Hoy
224 páginas
16 euros
A lo largo de los tiempos el espíritu femenino se ha ido llenando de estereotipos y ha ido adoptando pautas de conducta, de los que no resulta fácil desembarazarse y que no benefician a nadie. Mientras las relaciones entre hombres y mujeres no se desarrollan en un plan de absoluta igualdad no serán justas. Y no siendo justas, no son buenas para ni para hombres ni para mujeres.
Este estado de cosas ha propiciado que surjan muchas multinacionales de belleza, moda o complementos, cuya pervivencia se vería amenazada si las mujeres no compitieran entre ellas para tener los mejores cuerpos, por ser las mejor vestidas, por parecer las más seductoras. Esas multinacionales, para subsistir, fomentan y espolean la rivalidad femenina.
Para desprenderse de todos estos comportamientos atávicos, adquiridos a través del tiempo, y que no son naturales en el ser humano, hay conocerlos. Saber en qué consisten y cómo repercuten en la conducta de cada cual. La competencia entre mujeres se origina al ser parte de un harén que responde a mandatos masculinos y partiendo de esta base es como se ha formado el ideal femenino existente.
Las jovencitas de quince años ya conocen la obsesión por el cuerpo, ya se desviven pensando en el modo de aumentar o disimular partes de su organismo. Este asunto adquiere las características de una religión para ellas. Todo aquello que las mujeres se ven obligadas a ocultar o reprimir, de forma mecánica, puede acabar volviéndose contra ellas mismas, en forma de rechazo de su propio cuerpo o de parte de él.
Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, dicen. En cambio, una gran mujer siempre tiene otras que se comparan con ella, que rivalizan con ella, que no le dejan tiempo para el sosiego.
El supuesto bienestar de las mujeres se produce, entonces, cuando consiguen aquello por lo que se les ha dicho que deben luchar. Esta satisfacción tampoco es natural y entonces tampoco las convence demasiado. Ha que tratar de que el mundo sea más amable.
Vicente Torres
