Ficha técnica
Título: Amnistía Internacional.
Crónicas de una organización incómoda.
Autor: José Antonio García Muñoz
Editorial: Ediciones Turpial
312 páginas
25 euros
El mundo sería peor sin Amnistía Internacional, dice José Ramón Lucas en el prólogo, y esta afirmación no necesita ser demostrada, pues es muy fácil convenir en ello. El subtítulo del libro habla de una organización incómoda y ello también es cierto, para vergüenza de este mundo que creemos civilizado. El conformismo, el clasismo, el desinterés por el prójimo, la cobardía, la envidia, el egoísmo, son excelentes calvos de cultivo para el desarrollo de todo tipo de atrocidades.
Incluso en sociedades que tenemos por tan avanzadas como la española se dan situaciones, y no pocas, que imaginadas en el mismo lugar, pero unos años más atrás, o en el tiempo actual, en un país no muy alejado, tienen como resultado los más atroces crímenes. Quienes propician esas situaciones, forzando los límites de la ley hasta el máximo, o incluso transgrediéndolos impunemente, no tienen conciencia de estar haciendo algún mal.
La labor de Amnistía Internacional es precisamente la de despertar las conciencias, la de hacer pensar. Hay una máxima que dice: “Si les haces creer que piensan, te aman; pero si les haces pensar, te odian”. Es una tarea francamente difícil y comprometida, por lo que todos estamos en deuda con esta organización, bien porque evita que suframos todavía más daño del que estamos sufriendo o bien porque nos induce a no hacerlo.
Los componentes de Amnistía Internacional que trabajan por todos nosotros no tienen una tarea fácil, en la que todos les ayuden, les abran las puertas y los aplaudan. Más bien, ocurre todo lo contrario. Han de correr muchos riesgos, a menudo hasta el de perder su vida y las críticas que recibe a menudo son feroces. Se han llevado a cabo campañas en su contra, tratando de deslegitimarla.
Conviene, pues, averiguar cómo es por dentro, cómo trabaja, en qué condiciones se desenvuelve, cuáles son sus medios. Hemos de convenir en qué conocer a Amnistía Internacional, para saberla defender, es un modo de defendernos a nosotros mismos. Acaso de nuestra propia ceguera.
Vicente Torres
