Blanco White, enviado especial

Blanco White, enviado especial

Recientemente se ha presentado en la Facultad de Comunicación de Sevilla el II volumen de las Obras Completas de José María Blanco White. En esta nueva obra de la editorial Almed (Jerónimo Páez), se incluyen los tres primeros números del periódico El Español, redactado por Blanco en Londres durante los meses de abril, mayo y junio de 1810. Como en otros casos, el «factotum» de este tomo es el catedrático emérito de Filología Inglesa en la Universidad de Sevilla Antonio Garnica.

Esta vez, publica Angel Pérez Guerra en ABC, ha contado con la colaboración de José María Portillo Valdés (profesor de Historia Contemporánea en Santiago), y Jesús Vallejo Fernández de la Reguera (profesor de Historia del Derecho en la Hispalense). La presentación del libro se aprovechó para descubrir una placa en el aula magna de la Facultad.

En un volumen de doscientas y pico páginas, lujosamente impreso, los expertos levantan acta de lo que podríamos llamar crónicas de un enviado especial a la libertad. Las entregas de Blanco darían lugar a una edición en ocho tomos ya en 1812.

La recuperación de una producción vasta y compleja como es la de José Blanco White sigue un guión sistemático del que se desprende una constatación: Blanco tiene aún mucho que decir. «El primer número de El Español -indica Antonio Garnica- es fundamental porque contiene un artículo contra la Junta Central, impresionante. La principal preocupación de la Junta era llamarle alteza a la gente. Iba de uniforme especial a la Catedral y al Alcázar. Estaba obsesionada por el protocolo. ¡Qué poca vista tuvo la Regencia de España! Pero a Blanco lo que más la dolía era su incapacidad para controlar al Ejército. Había cuatro cuerpos de Ejército y cada cual hacía lo que le daba la gana. Es la primera vez en la Historia de España en que el Ejército intenta alzarse, bajo el pretexto de la invasión francesa. Sólo Cádiz-San Fernando y La Coruña estaban en manos libres (tomadas por los ingleses y no por losfranceses). Es el momento en que España necesita un salvador.»

La sombra del golpismo

Llegados a este punto, aparece la sombra del golpismo español, que durante toda la centuria escribirá episodios reiterados con una impronta clave en el siglo XX. El catedrático subraya que «se producen entonces intentosnas golpistas muy encubiertas. La primera etapa francesa, que termina en Bailén, no es mala para el Ejército español (José Bonaparte tiene que irse de Andalucía a Galicia). Pero después la Grand Arm_, con doscientos mil hombres, lo va ocupando todo. España necesitaba más un emperador general. Blanco se lleva mal con Wellington, que está entre España y Portugal. Tampoco tiene desperdicio la defensa que hace la Junta Central de sí misma. Intenta que no se celebren Cortes, y si se hacen que sean medievales.»

-¿Persistía el oscurantismo en la liberal Cádiz?

-El periódico trae también documentos que en Cádiz no se podían publicar. En el número 4 sale el Manifiesto de los Caraqueños. ¿Cómo llegaba El Español a Cádiz? El Foreing Ofice mandaba 100 ejemplares al embajador. Él lo repartía entre diputados y comerciantes. Los enemigos de Blanco decían que estaba a sueldo de Foreing Ofice. No es verdad. A los ingleses no les importaba el régimen español, sino la presencia francesa.

-¿Aporta Blanco documentación inédita sobre aquellos acontecimientos cruciales?

-España es el primer país que Napoleón se ve obligado a abandonar. Los historiadores no han leído El Español. La información que trae es de primera mano. Él tiene pluma libre en Londres. La Regencia en Cádiz pide que El Español sea suprimido. Les contestan que no puede ser, porque hay que respetar la libertad de Prensa.

-Vuelve, pues, el Blanco pionero del periodismo político.

-El artículo de la Junta Central le enfrentó con sus amigos. Creen que, al fin y al cabo, es el Gobierno de España. Blanco hace periodismo político; los ciudadanos tienen que saber lo que pasa en la política. Había dos frentes: el nuevo régimen en España y las emancipaciones en América. Son artículos muy lúcidos. En Hispanoamérica se imprimen sus artículos muy posteriormente. Blanco da consejos liberales a los nuevos gobiernos, que, naturalmente, no le van a hacer el menor caso. Pero él tiene mucho éxito. Le hacen ciudadano honorario de México y es muy amigo de Bolivia. Iban a Londres a pedirle ayuda.

-¿Cómo se va a suceder la publicación de la obra?

-Pretendemos terminar la publicación de El Español (47 números mensuales) antes de 2012. El Semanario Patriórico reflejaba muy bien lo que era la Sevilla de 1809. Madrid va a celebrar el Dos de Mayo, del que Blanco fue testigo. Aquí, el Ayuntamiento y la Facultad de Comunicación van a hacer algo, involucrando a los colaboradores de esta edición, equipo que queremos ampliar.

-¿Es éste un libro divulgativo o científico?

-Es un periódico que hay que leer selectivamente. No se pueden leer todos los artículos juntos. En realidad, se lee como cualquier periódico, espigando.

-¿Responde esta edición a una demanda popular, como las Cartas de España?

-Yo habría querido que se editara en rústica, como las Cartas de España, que salieron en 1972 y todavía circulan. La verdad es que se ha perdido interés por Blanco desde 1972. Entonces estaba la muerte de Franco, el futuro del Príncipe.

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