Asunción: Correlatos con una «Sopa» paraguaya

Era mediados de septiembre del 2016 cuando tras participar en la feria de turismo Travelmart Latinoamerica, una de las más importantes citas del turismo mundial y celebrada en Foz de Iguazú, Brasil, tuve la suerte de ser invitado por la entonces ministra de turismo de Paraguay, Marcela Bacigalupo, a visitar su país y así realizar una serie de reportajes de turismo..

Un todoterreno del Ministerio de Turismo me esperaba en Ciudad del Este, urbe fronteriza con Brasil, la cual sería punto de partida hacia un emocionante «Road-trip» cruzando medio país desde Ciudad del Este, Saltos del Monday, Encarnación, Itaipú, Misiones Jesuítas, etc hasta Asunción, capital del país latinoamericano.

EL HOTEL

Durante un par de noches el Yacht y Golf Club Paraguayo sería «mi casa». El hotel no era otra cosa que un impresionante resort de lujo provisto de canchas de golf, tenis, futbol, hockey, gimnasios, spás, varios restaurantes y múltiples salas para celebrar eventos. Y si a ello le agregamos unas piscinas de ensueño, pernoctar allí iba a ser un auténtico lujo.

El viaje, agotador de por sí, pero maravilloso, me dejó tan exhausto que sentí que mi cuerpo se destemplaba. Así que antes de irme a dormir, opté por tomar una sopa caliente.

Soy una persona «de cuchara», como dicen en España. Un amante de las sopas. Quizá porque me devuelven la vida cuando estoy cansado o hambriento. Y con esa sensación me dirigí al «Salón verde», nombre del restaurante que ubicado en la misma planta que mi habitación atiende las 24 horas.

LA «SOPA»

Solicité la carta, y tras revisarla, me dije a mi mismo: ¡Bingo!. Habia sopa y se llamaba «Sopa paraguaya». Al agradable camarero también le pedí, creo, un chuletòn. Tenía que trecuperar fuerzas.

Cinco minutos después viene el camarero y me trae una especie de panecillos o cakes, que creí que serían un complemento, como lo es el pan en España. Tenía tanto hambre que les unté mantequilla y me los comí de un plumazo.

No habrían pasado ni cinco minutos cuando regresó el camarero asegurándome que el chuletón estaba en camino. Al no verle con mi plato de sopa, le espeté: «Oiga, se ha olvidado de traerme la sopa».

-No, no, señor, ya se la traje. Respondió un tanto extrañado.

-No, caballero, no me la ha traído. Solo unos panecillos, que por cierto ya me los he comido.

Tras darse cuenta de mis despiste, y esbozando una sonrisa, me confesó:

-«Así es la Sopa Paraguaya. Es la única sopa «seca» del mundo».

Por un instante creí que me estaba haciendo una broma, pero tras explicarme la particularidad de este tipo de «sopa», no pude más que reirme.

Y es así que durante unos segundos ambos nos reímos -a mandíbula batiente- de mi ignorancia-desconocimiento. Los demás camareros y el cocinero se unieron al «fiesta».

Tras las risas le rogué que me preparara una sopa «de verdad». La necesitaba con urgencia. El camarero, muy amable, fue a la cocina y tras consultar con el chef, este último me preparó una soberbia sopa de pollo, fideos y alguna cosilla más.

Esa noche dormí como un bebé.

Dos dias después tenía previsto viajar a Puerto Iguazú, Argentina, para conocer las Cataratas de Iguazú, mejor dicho: las que están del lado argentino. Es preciso mencionar que esta maravilla de la Naturaleza se encuentran en la frontera de Brasil y Argentina.

Decía, tenía previsto viajar a Puerto Iguazú, localidad en la cual incluso estaba invitado, pero desistí tras recaer de una dolencia en los hombros. No estaba para viajes. Había que parar. Y es así que opté por quedarme en Asunción. Hablé con la directora -gerente del resort y me agregó un par de noche más.

Su cortesía me vino como caída del cielo.

Los días siguientes no hice otra cosa que recuperarme, escribir, fotografiar, dormir y degustar la gastronomía paraguaya. De la «Sopa paraguaya» sólo me acordaba cuando por teléfono solicitaba la cena al restaurante (pedido que te lo traian a la habitación) y el camarero me preguntaba el número de la habitación. Inmediatamente les respondía riéndome: «Soy el de la sopa». Jajajajaja. Su eficiente «room-service» era otro de los motivos pàra quedarse en ese resort.

Si quieres preparar una «sopa paraguaya» aquí te damos la receta cortesía de la Secretaría Nacional de Turismo de Paraguay. ¡Que aprovechen!

SOPA PARAGUAYA

Cantidad: Ingredientes para 1 fuente mediana

Ingredientes
3 Huevos
500 grs. de harina de maíz
2 cebollas cortadas en juliana
100 grs. de grasa de cerdo o manteca vegetal
200 grs. de queso tipo cottage (o queso fresco)
100 ml de Leche
Queso rallado (opcional)
1 cucharada de sal

Preparación
Freír la cebolla con un poco de manteca o aceite hasta quedar transparente; luego agregar la sal y retirar del fuego, dejar enfriar.

A la mezcla anterior agregar de a uno los huevos y batir bien hasta integrar completamente.

Agregar el queso rallado, la grasa o manteca y la leche, sin dejar de batir. Verter la harina de maíz en forma de lluvia intercalando con la leche, (la masa debe quedar consistente, ni muy blanda ni muy espesa).

Agregar el queso cottage o fresco en trozos.

Untar una fuente para horno con manteca y verter la mezcla.

Cocinar a horno fuerte por 40 a 50 minutos aproximadamente.

Observaciones:
Si se desea obtener una masa más esponjosa, se separan las yemas de las claras, éstas últimas se baten a punto nieve. Las yemas se agregan primero y las claras después de incluir el queso.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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