¿Periodismo o carroña?

(Paul Monzón).-Decía Luis Miró Quesada de la Guerra, otrora director del diario El Comercio de Lima, que «El periodismo según como se ejerza, puede ser una de las más nobles profesiones o el más vil de los oficios!». Cuánta razón tenía.

Esta frase, ya inmortal en el decálogo del buen periodista, rezaba impresa en uno de los pasillos del decano de la prensa peruana.

La podía observar cada vez que visitaba a mi padre -también periodista- quien laboró en el primer periódico peruano durante casi tres décadas.

Desde entonces han pasado muchos años y el periodismo, digamos: ciertos medios, intereses políticos, poderes ocultos, etc, se encargan de «colocar» presidentes, destruir gobiernos, reputaciones, acosar y derribar, pero también construir, aportar, ayudar, informar y desinformar. Y por último, lo peor de la aberración humana: jugar con el sentimiento de un alma desgarrada tal como lo ha hecho «El Español» esta mañana.

El digital de Pedro J. Ramírez roza el rizo de la carroña, todo por adelantarse y anotarse una puta exclusiva.

No soy padre, no sé si algún día lo seré, pero no me imagino el sufrimiento del papá de Julen Jiménez, el niño de dos años que cayó en un pozo de Totalán (Málaga), tras leer esta infamia, ese fake-news nauseabundo, inhumano, propagado por un medio que busca anotarse un tanto sin importarle el sufrimiento de los demás.

Tras la lluvia de palos, Pedro J. Ramírez, ha decidido «editar» y maquillar la «noticia». Nunca es tarde para rectificar.

No más carroña.

Desgraciadamente, una mala noticia siempre es una buena noticia para los medios de información.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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