(Paul Monzón).-Al más puro estilo de la sublime serie de televisión en la cual un niño llamado «Marco» viaja desde Europa a Argentina en busca de su madre; Carlos Rodríguez, un joven ecuatoriano de 17 años, dejó Ecuador y tras pasar mil y un penurias llegó a Estados Unidos en busca de su progenitora. Su peripecia rocambolesca y surrealista soportando el maltrato de los «coyotes» en la frontera mexico-americana, amenazas de muerte y, por último, que Inmigraciones lo deporte, quizá ablandó los corazones de los miembros de la Corte Federal de Manhattan quienes le otorgaron la ansiada visa de residente.¡De película!
(El Universo).-Carlos Rodríguez Miranda, un joven ecuatoriano, puso fin a sus peripecias de inmigrante indocumentado al comparecer ayer en la Corte Federal de Manhattan para la revisión de su condición migratoria.
Rodríguez, de 17 años, estuvo acompañado de Oswaldo Cabrera, ecuatoriano, presidente de la Coalición Latinoamericana Internacional (CLI), una institución sin fines de lucro que se dedica a asistir legalmente y a proteger a los indocumentados, y de su “madrina”, Narcisa Pino, quien se hizo cargo de él mediante el programa “Adopte un Inmigrante”, instituido por la Coalición.
La cita dio los resultados esperados por todos los familiares de Rodríguez. La Corte aceptó los certificados de estudios en la escuela de inglés Globe Opportunity donde se halla matriculado y los certificados de solvencia de su “madrina”.
El presidente de la CLI informó que la Corte legalizó la permanencia de Rodríguez y autorizó para que dicha organización lo patrocinara en el trámite de la llamada “Visa U” que se concede a quienes han sido víctimas de tráfico de personas o violencia.
“Valió la pena todo lo que hice por reunirme con mi mamá”, dijo Rodríguez mientras enjugaba las lágrimas de su progenitora, Pilar Miranda, en cuya búsqueda salió en abril pasado de La Troncal, provincia del Cañar, hacia Guayaquil para tomar un avión hasta Tegucigalpa, Honduras, y emprender luego el tenebroso recorrido hacia México y de allí, por los parajes fronterizos, hasta los Estados Unidos.
“Viajé hasta Honduras en avión. Éramos alrededor de 21 personas entre adultos y niños. Nos dividimos en tres grupos y pasamos a Guatemala y nos internamos luego en México para pasar a escondidas por la frontera hasta nuestro destino que era Arizona” contó Rodríguez.
“Fui testigo de castigos por parte de los coyotes quienes estaban la mayor parte del tiempo drogados y abusaron de todas las mujeres. También fui amenazado de muerte, sometido al hambre varias veces y maltratado de obra”, agregó.
Cabrera hizo conocer que su organización ha sometido más de dos mil casos a las autoridades de los Estados Unidos y que hasta ahora el programa “Adopte un Inmigrante” ha resultado todo un éxito.
“Es importante que nuestros compatriotas sepan que si están como indocumentados en Estados Unidos y tienen hermanos que son ciudadanos americanos o aun amigos, ellos pueden presentarse como “padrinos” para la adopción que no es técnicamente eso en el sentido legal, sino la responsabilidad por la educación, cuidado de salud y sostenimiento del inmigrante”, añadió.
La Coalición tiene una página web (www.coalicionla.org), una dirección electrónica ([email protected]) y un teléfono (310-722-5480) para que los inmigrantes ecuatorianos que se hallen en apuros migratorios se pongan en contacto en procura de ayuda legal.
En tanto, Carlos Rodríguez expresó que ahora que su situación legal se encuentra resuelta se propone continuar sus estudios de inglés y luego iniciar la carrera de medicina, para cumplir el sueño de su madre, con quien se ha reunido, como era su aspiración.
ANTECEDENTES: El viaje
Ayuda a su abuelo
El ecuatoriano Carlos Rodríguez explicó que decidió viajar a Estados Unidos con la ayuda económica de su madre que ya estaba en EE.UU., porque su abuela, que lo cuidó desde que tenía 2 años, falleció hace cinco y él quería “darle una mejor vida” a su abuelo.
