La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Carta a mi hijo Marcos

Quería escribirte esta primera carta una vez que ya estuvieras aquí, mientras te miraba dormir con la paz con la que solo lo hacen los niños. Me adelanto unas semanas, días u horas a esa vorágine de pañales, llantos y tomas de leche que el amor, a buen seguro, debe teñir de simple dulzura. Me da miedo y respeto escribir una carta a “mi hijo” (qué palabra tan grande, tan descomunal, como “padre”…) antes de que llegue lo que tanto temo, pero me encomiendo a San José y huyo de la agonía que me caracteriza (ya lo comprobarás) para abrazarme a una certeza: ya estás aquí. No paras de moverte, futbolista, boxeador y flamenco a un tiempo, en el vientre de tu madre. Te toco y estás. Te hablo y brincas al escuchar mi voz “aterciopelada” salida de la caverna. Estás aquí. Con tus padres.

Si nacieras hoy, 19 de marzo, cumpliría con la promesa que te he hecho y compraré los periódicos del día a modo de recuerdo. Lo haría pese a la triste noticia que aparece en las portadas (aunque en muchas no con el espacio que merece, pero esa es otra batalla de la que te hablará el periodista de tu padre): la Unión Europea trata como despojos a cientos de miles de personas que han huido de sus hogares como el único de modo de salvar su vida, amenazada por la guerra, la persecución y la miseria. Este es el mundo en el que vivimos, nazcas hoy o cuando sea. Aquí, ahora, estas cosas ocurren porque los pocos que tienen casi todo quieren devorar desde la más atroz rapiña lo escaso que tienen muchos más hasta dejarles sin nada. Y la mayoría, preñada de la exacta cantidad que nos entontece, aspirando a una porción más de la tarta, permanecemos como testigos mudos, ciegos y paralizados.

Me ha quedado lúgubre esta mi primera carta, lo sé. Pero, de leerla, lo harás cuando la puedes comprender. Y sabes que nunca te voy a ocultar nada. Has de ser consciente, cuando toque, de cómo se organiza la Humanidad y cómo, desde un mínimo sentido de justicia, decencia y responsabilidad, tú podrás hacer algo para cambiar las cosas, empezando por tu entorno. Suena a utopía, pero es verdad, es el motor del otro mundo que es posible. Solo con que tengas esta inquietud crítica en tu corazón, esta esperanza real, ya habré cumplido buena parte de mi misión como padre. Te escribo estas líneas en un momento de mi vida en el que veo prácticamente derrumbados los grandes ideales en los que he creído con pasión: ya no creo que la mayoría de los políticos lo son por vocación de ayudar a su pueblo, la gran mayoría de los medios forman parte de un engranaje de poder corrupto, me hastía un bloque demasiado grande que busca paralizar el caminar auténtico de la Iglesia y hasta nuestro Real Madrid, hoy en día, es una empresa antes que un equipo (a excepción de nuestro Real Madrid de las canastas, último bastión de verdad en un club desnortado). Sin embargo, como sé que, aunque corrompidos, en su esencia estos campos sin arar pueden hacerte feliz, al tratar de hacértelos descubrir, sé que iré recobrando buena parte de la entrega a ellos.

Mi definitiva enseñanza, si podemos llamarla así, es que lo mejor que te puede dar la vida son las personas que te rodeen. Ojalá que puedas tener buenos amigos, mucha gente que te quiera y a la que querer. En cuanto a tu familia, empezando por tus padres, sabes que siempre estaremos ahí, pase lo que pase. Los grandes ideales son necesarios: amárrate a los que creas más justos y lucha por ellos. Pero has de saber que, si bien estos se pueden tambalear y hasta caer, las personas son la esencia de la vida. Rodéate siempre de buena gente. Tus padres siempre lo han hecho y por eso son hoy felices. Mucho más hoy, cuando te esperamos. Nerviosos. Ilusionados. Pero sabiendo que ya estás ahí. Aquí.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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