La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Llueve vida

Camino del tajo, abro por un momento los ojos somnolientos y los fijo más allá de lo que me separa del cristal del autobús. Amy Winehouse, plantada en medio del atasco, se sobrepone al torrente de lluvia y, mientras me mira fijamente, canta una nana ancestral que solo es para mí. Mis ojos luchan desesperadamente por parpadear, pero me niego a hacerlo por si se evapora lo que me desgarraría que fuera una ensoñación. Finalmente, la dictadura del vil cuerpo se impone y los cierro por una décima de segundo. Al abrirlos de nuevo, ella, la musa en blanco y negro, está junto a mí y, al abrazarme, me inunda con su cabello mojado. Nos estremecemos ambos y, tras un nuevo parpadear de ojos, ya estamos volando por encima del mar de coches.

El viento helado no me corta la piel, sino que la electriza hasta el punto de tener ya un motor en mis pulmones, que se ensanchan de fe. El espectáculo es prodigioso, adquiriendo un grado de sumo gozo al retumbar un eco melodioso que resuena de las mismas nubes. Son unos versos de Benedetti, que dicen así: “Después de ese dolor redondo y eficaz, / pacientemente agrio, de invencible ternura, / ya no importa que use tu insoportable ausencia / ni que me atreva a preguntar si cabes / como siempre en una palabra”.

Creyéndome muerto y resucitado para la eternidad, miro con ojos llorosos a Amy Winehouse, que es quien ha susurrado en mis oídos los versos del poeta en los que ilustró la ‘Ausencia de Dios’. Le imploro que subamos ya al cielo o que me deje caer al infierno, pues soy consciente de que un hito tan alto es ya insuperable en vida mortal. Mas ella, con la sonrisa más abierta que me ha dedicado en este amanecer de diario, solo acierta a apretarme la mano y a gritar: “¡Aún no es tu hora!”.

Tal trueno de voz seca las nubes. Cesa la lluvia y, al segundo siguiente, vuelvo a estar sentado en el autobús, camino del tajo. No, no ha sido un sueño. Ella sigue allí, bajo la ventana. Susurrando a Benedetti.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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