La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

La ocasión para que la Iglesia evidencie que ama a los homosexuales

Más allá de su juicio sobre la conducta homosexual, la Iglesia respeta y ama a la persona que tiene inclinaciones homosexuales. Esto es así, aunque muchos lo desconozcan, pues forma parte del Magisterio eclesial, que se recuerda con énfasis por la gran mayoría de los católicos cuando surgen los habituales debates sobre este tema.

Días atrás, Uganda aprobó una ley por la que prohíbe las relaciones homosexuales y las sentencia con cadena perpetua. Varios periódicos han publicado allí en sus portadas listas con los nombres y fotografías de personas que serían homosexuales, amparándose en la cláusula que advierte de que también habrá penas contra quienes no denuncien prácticas homosexuales que puedan conocer. Tristemente, esta aberración contra los derechos humanos se da en muchos otros países de África, donde la homosexualidad es un delito.

Pues bien, como esta cuestión interpela a la dignidad y al derecho a la vida antes que a cualquier otra cuestión moral, creo que la Iglesia universal debe tener una voz clara y contundente sobre estos hechos concretos. Así, lo ideal sería que los obispos escribieran cartas pastorales sobre ello, los párrocos lo denunciaran en sus homilías, los cristianos en general lo rechazaran en todos los foros posibles y los medios eclesiales se emplearan a fondo en dar a conocer toda esta oleada de solidaridad. En definitiva, habría que hacer lo mismo que cuando en muchos países del mundo se aprueban legislaciones que la Iglesia considera como contrarias a su visión ética. Y no voy a detallar para no realizar ejercicios comparativos que puedan ser polémicos, pues no es esto lo que busco.

Lo que pretendo, y lo digo bien en serio, es que la Iglesia aproveche esta oportunidad (surgida de una situación dramática) para demostrar que no es un discurso vacío ese que dice que, más allá de las conductas, se respeta y se ama a la persona en virtud a su propia dignidad. De empezar por aquí, estoy seguro de que habría una convulsión mundial y, aprovechando el fresco y dinámico “fenómeno Francisco”, se caerían muchos prejuicios en los más críticos contra la Iglesia, que siempre sacan a relucir la acusación de “homofobia” como primer y automático dardo.

Ánimo, tenemos mucha tarea por delante. De verdad, ¡a por ello!

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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