En el transcurso de esta jornada, 4 de febrero de 2013, Miguel Ángel Malavia, pendenciero escriba nacido en la villa conquense de Landete y residente en la urbe madrileña de Arganda del Rey, ha caído en combate. Los hechos acaecieron fruto de su frustración por su imparable obesidad.
El susodicho personaje había quedado trastornado porque en la jornada de hoy no había parado de comer pastas y café, a lo que se añadió que, en la hora de la ingesta del mediodía, se echó entre pecho y espalda lentejas, oreja de cerdo frita y helado. A llegar a casa, tras el duro bregar de su jornada laboral, se calzó las deportivas olvidadas, unos empequeñecidos pantalones cortos y una camiseta avejentada, y se echó al monte lanzando alaridos patrióticos, apelando a valores como la casta o la garra y haciendo gala de una pretendida testiculina.
Tras media hora de trote, en la que llegó a alcanzar la marca de siete kilómetros, sencillamente, cerró los ojos y abandonó este mundo lanzando al aire un estentóreo bufido. Su única aportación pública a este mundo fue, días atrás, la fundación del Partido Decente.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA