Semanas atrás, tras la derrota en Liga en el Bernabéu ante el Barça, escribí que Mourinho no sabía lo que es el Real Madrid. Hoy creo que ya lo sabe. Por mucho que desprecie los pitos que parte de la grada le dedicó ayer, estoy seguro de que se ha dado cuenta de que no todo vale. La afición no critica la marcha del equipo, que este año es inmejorable en Liga y Copa de Europa (a expensas de ver cómo termina la eliminatoria contra el Barcelona en Copa). Tampoco censura que se pierda ante los culés. Duele, aunque sabemos que ellos son aún mejores. Lo que no se acepta es que renunciemos a nuestro estilo para conseguir ganar.
Mourinho ya sabe que el Real Madrid jamás puede encerrarse en su área como si fuera un equipo segundón. Tampoco nos gustan el juego sucio ni las trampas. Lo que debe terminar de comprender es que el madridismo es sagrado y está muy por encima de él. Eso lo sabe muy bien un presidente como Lorenzo Sanz, que perdió unas elecciones ante Florentino Pérez pese a ganar dos Copas de Europa por tener la gente la sospecha de que trataba el club como su cortijo particular. También lo sabe muy bien un entrenador como Bernd Schuster, que tuvo que irse tras afirmar que al equipo le era un “imposible” ganar el siguiente partido ante el Barça.
Mourinho habrá ganado muchos títulos, pero en la historia del Real Madrid aún no supone prácticamente nada. Salvo ser el primer entrenador que consiguió hipnotizar en bloque al madridismo, hasta el punto de que hasta hace no mucho parecía una herejía ser madridista y crítico suyo. Es más, se equiparaba el rechazar algunas de sus actitudes con ser antimadridista. Afortunadamente, parece que el madridismo empieza a despertar y cada vez son más los que exigen un respeto a los valores del mejor club de la Historia.
Ya no cuela. Aunque lo intente. Por mucho que ayer se justificara diciendo que, si el equipo gana títulos, los que hoy le pitan acabarán llorando, ya no cuela. Mourinho no es el Real Madrid. Todos los madridistas queremos que el equipo gane. Con él o sin él. Y ya nadie se traga eso de que solo se puede ser madridista siendo mourinhista. Si ganamos, a la Cibeles. Y él, si recapacita y respeta al madridismo, que se quede. Si no, adiós y que le vaya bonito.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA
