La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Unamuno debía haber sido Sabino Arana

El primer Miguel de Unamuno era un joven arraigado en los valores que le inculcó su entorno más cercano: un catolicismo ultramontano y un sentimiento nacionalista vasco de corte atávico. Es decir, que perfectamente podía haber sido Sabino Arana, el racista fundador del PNV, del que fue contemporáneo.

Pero no, Unamuno optó por cuestionarse a sí mismo. Y no paró de hacerlo el resto de su vida. Así, tanto en lo político como en lo religioso, fue un espíritu libre al que difícilmente se le pudo colocar una etiqueta. Denostado por unos y otros (“por los hunos y los hotros”), tomó su vida como un combate espiritual (en el sentido más amplio y hondo de la palabra) que debía llevarle a Dios por el conocimiento, así como a señalar a España la profundidad y el auténtico sentido de su alma, con el fin de que no se perdiera por el camino.

La titánica dimensión de esa misión regeneradora, tanto individual como colectiva –el echarse sobre sus espaldas el alma de un viejo país de la Vieja Europa, así como la suya propia, tan libertaria–, es lo que me hace admirarle hasta el punto de rendirle culto como San Unamuno. Y, como santo que es, retomo aquí una de sus reflexiones más significativas: “¿Y en España? Aquí no hay pistis, no hay más que gnosis, y ella raquítica y pobre; no hay fe, no hay más que credos. Aquí la juventud no parece joven, porque no espera en nada; vive en la esclavitud del pasado, no en la libertad del porvenir. ¡Vedlos! En seguida se encasillan y se alistan, y se ponen etiquetas y motes, y rezan un credo cualquiera, y acatan a uno de los santones; casi todos son reaccionarios, aun los que menos lo parecen, hasta los que más combaten a la reacción. No hay juventud constituyente, toda ella es constituida, lo que quiere decir que no hay juventud propiamente tal (De España y los españoles)”.

Brindo por San Unamuno, aquél que pudo ser un fundamentalista Sabino Arana y optó por salirse del camino marcado para ser un joven creador, original, constituyente. Así fue siempre, joven y anciano, hasta morir como un rebelde libertario, preso en su propia casa, en la fría Nochevieja de una Salamanca que ese año había comenzado a teñirse de rojo con la sangre fraticida e ignorante.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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