Esta noche no pienso tanto en las miserias, mentiras, intereses y corruptelas que lastran el periodismo. Esta noche soy feliz de ser periodista. Por un día, me siento útil. A un nivel muy pequeño, pero he tenido la oportunidad de poder poner mi granito de arena en favor de un aspecto muy concreto para hacer ver que ocurren cosas buenas en el mundo. Por supuesto, no hablo de política.
Buenas noches, Haití. Para siempre, en el corazón. Gracias.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA