– ¿Así, sin más? ¡¿Pero cómo va a estar muerta Amy Winehouse?! Si ahora mismo estoy vibrando con Rehab. ¿No lo ves? ¡Pero si hasta hay un tío tocando la trompeta en una bañera mientras ella se doma el melenón! “¡No-no-no…!”.

– Macho, estás fatal… Que esto es el YouTube.

– El que estás fatal eres tú, cegato. Eres un incrédulo. ¿Te tragaste eso de que había aparecido muerta en su piso de Londres? ¿Es que no sabes que todo lo que sale en la tele es mentira? Mira, te voy a decir por qué sé que está viva.

– …

– Porque, cuando escuché esa trola, cerré los ojos y la vi: triunfal, más diosa que nunca, susurrando, a la vez burlona y sensual, “no-no-no”.

– Tío, ¡estás como una cabra!

– A ver, gilipuertas, ¿quieres ver ahora mismo a Amy Winhouse? ¿Sí? Pues cierra los ojos.

– …

– ¡Que cierres los ojos! ¿Las ves? Mira, en blanco y negro, más guapa que nunca. Qué ojazos. Y qué graciosa se nos pone. Va de luto. Sí, sí, a un entierro. Suena Black to Black.

– Joder, joder, joder… ¡Es verdad! ¿Pero vamos a su entierro?

– No seas carcamal, hombre, ¡que te he dicho que está viva! ¿No lo ves? ¡Cierra los ojos!

– ¿Pero dónde estamos? Si esto parece una iglesia como las de los barrios chungos.

– Estamos en Carrefour.

– Pero, tronco, ¿cómo va a ser esto un Carrefour?

– No, cabezón, se llama así. Es un lugar cercano a Puerto Príncipe, la capital de Haití. Mira ahí fuera. Todas esas tiendas de campaña son donde vive la gente que está aquí ahora mismo, vestida con sus mejores galas y sonriente. Esto es un templo católico, que construyó de la nada el padre Fredy. Sí, ése, el que lleva alzacuellos y toca la guitarra eléctrica.

– ¿Pero qué me estás contando? ¡Si yo vi cómo a Amy Winhouse la enterraron por el rito judío!

– Pero qué bruto eres. Primero, no está muerta. Y, segundo, está aquí por algo que va más allá del Dios al que se rece. ¿No ves las caras de esas niñas? Sí, las que visten de blanco. Son las encargadas de bailar en la misa. ¿Y no ves a esos chavales que tocan el tambor y la batería? ¿Y al que se le cierran los ojos emocionado mientras se sopla un solo de saxo? Tío, ¿no ves cómo aquí se respira felicidad? Anda, mira a tu alrededor y disfruta.

– Tienes razón…

– Claro que la tengo. Observa bien dónde estamos. Esto está hecho a base de lona, palos de madera y uralita, adornado todo con unos pocos globos, unas tiras de colores y una pequeña cruz. ¡Y es una iglesia! Y está a reventar de gente que vive tirada en la calle desde que hace dos años un terremoto les echó la casa abajo. ¡Y están aquí, como cada domingo, felices! Tú y yo veíamos hace cinco minutos a Amy Winhouse por el ordenador. Y ahora la vemos aquí, viva, viva, más viva que nunca. Mira cómo le brillan los ojos. Éste es el Black to Black menos triste de la historia. Se la ve resplandeciente de felicidad. Si hubiera estado aquí, creo que no se habría muerto de pena.

– ¿Pero tú no decías que no estaba muerta?

– ¿Y eso qué importa ahora? Sólo sé que en Haití, esta noche, vive, vive, vive… Y está muy feliz rodeada de gente que está muy feliz.

– ¿Sabes? Yo también quiero quedarme aquí. Para siempre.

– Y yo quiero morirme ahora. Para vivir siempre esta noche que nunca se acabará.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA