La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Así es como me ha cambiado la vida Haití

Hasta hace un momento, como tantas otras tardes, empezaba a apoderarse de mí una cierta sensación mezcla de apatía, tristeza y desasosiego. Lo que hubiera sido un triunfo definitivo de la melancolía, se ha cortado de pronto cuando una exclamación se ha cruzado en mi cabeza: “¡Pero seré imbécil!”. Ese topetazo en plena jeta me lo ha dado el recuerdo del viaje a Haití, que realicé con Manos Unidas, y del que regresé hace menos de dos semanas.

He vuelto a recordar con toda la fuerza al padre Fredy, un sencillo sacerdote paúl a quien la indignación por lo que ocurre en su tierra (es haitiano) le mueve a desgastarse por los que le rodean; ya sea la gente que vive en un campamento de refugiados del centro o los sencillos campesinos que carecen de todas las oportunidades en una región montañosa cercana a la frontera con la República Dominicana. A todos ellos les ha dado la esperanza de poder responder a las adversidades a través de una respuesta común, conformando entre todos una verdadera (y envidiable) comunidad. Otro día lo contaré, pero en ambos sitios ha conseguido auténticos milagros. También pienso en el padre Miguel, fundador de una escuela para niños esclavizados, a los que busca procurar un futuro mejor desde hace más de veinte años; o en la hermana Gloria, una fuerza de la naturaleza que, junto al resto de hermanas de su congregación, las Dominicas de la Presentación, responden a la marginalidad de sus vecinos con escuelas y medicinas.

Me acuerdo mucho de Esnel, un niño de nueve años que lo es al fin (un niño) tras estar, hace dos, deambulando por el camino de los horrores propio de los adultos más equivocados. No puedo olvidar a Jerry, un chiquitín entrañable que perdió un brazo en el terremoto y que, a causa de una particular interpretación del vudú (que lo considera un maldito, un castigado de Dios), fue expulsado de casa por sus nefastos padres y de la escuela por unos perniciosos profesores. ¿Y Carlos? Estando en la residencia de las Dominicas, apareció una mañana. Le acababan de abandonar. Como a tantos otros. Nunca vi una mirada tan triste (tendría unos 8-9 años, por lo que era consciente de lo que le había ocurrido), de verdad que no. Un día con las dulces monjas empezó ya a recuperarle. Ellas le dieron hasta el nombre (era el día de la festividad de San Carlos Borromeo) que ni siquiera tuvieron el detalle de dejar escrito quienes le dejaron caído en la nada, sin ni siquiera lo más básico de su identidad. Todos estos niños han cambiado su vida, a mejor, porque alguien les ha dado una oportunidad. El padre Fredy, el padre Miguel y la hermana Gloria, entre muchos otros.

Y yo, que he visto esto, que pongo nombres y rostros a tantas cosas grandes que merece honrar, ¿puedo permitirme el lujo de ponerme triste por cosas que son ridículas en comparación con las que ahora mismo ocurren en Haití y en tantos otros sitios? ¡Quiá, despierta!

Poco a poco, Haití irá siendo un recuerdo. E imagino que no siempre será solución en tardes como ésta. Pero sí espero que, hasta el final de mi vida, lo experimentado allí sea una señal de alarma que me aleje del inconformismo por creer que es posible un mundo distinto y más humano.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

PD. Todo esto me devuelve la ilusión por la profesión en un momento en que empezaba a sentir (por lo que leo, escucho y veo) que el periodismo es la mayor puta de todas. Puede ser algo corrompido y desenfocado, pero su función de servicio social, que es su esencia, jamás se perderá si, dando a conocer historias como éstas, alguien se dice que merece la pena poner su granito de arena para que las oportunidades acorten las distancias.

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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