La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

San Unamuno y la lucha con Dios

Lo dejó escrito San Unamuno en ‘Mi religión y otros ensayos’, de 1910: “Mi religión es buscar la verdad en la vida y en la vida la verdad, aun a sabiendas de que no he de encontrarla mientras viva; mi religión es luchar incesantemente e incansablemente con el misterio; mi religión es luchar con Dios desde el romper del alba hasta el caer de la noche, como dicen que con Él luchó Jacob. No puedo transigir con aquello del Inconocible –o Inconognoscible, como escriben los pedantes– ni con aquello otro de “de aquí no pasarás”. Rechazo el eterno ‘ignorabimus’. Y, en todo caso, quiero trepar a lo inaccesible. (…) Yo quiero pelear mi pelea, sin cuidarme de la victoria. ¿No hay ejércitos y aún pueblos que van a una derrota segura? ¿No elogiamos a los que se dejaron matar antes que rendirse? Pues ésa es mi religión”.

El maestro lo vio con clarividencia hace más de un siglo. Pasó por hereje y heterodoxo, pero fue uno de los cristianos más puros de su época. Sin ser, estrictamente, cristiano. Yo quiero ser cristiano de esencias, como San Unamuno. A diferencia de él, sitúo mi camino en la Iglesia. No tengo fuerzas para hacerlo solo. Pero sí tengo las suficientes como para poner mi fe en ofrenda del conflicto constante, de la paradoja sin frontera, de la contradicción sin fin.

Quiero equivocarme por mí mismo. No quiero tener miedo del miedo. Quiero profundizar lo máximo que me permitan las entendederas por el camino de la duda, que consiste básicamente en hacerme preguntas antes que anteponer respuestas preconcebidas y que no han salido de mi discernimiento ni de mi alma. Confío en el Evangelio y en la Iglesia que tanto me han hablado de Jesús de Nazaret, Aquél que se dijo Dios hecho hombre y que murió por amor al hombre. Pero quiero llegar a Él por mí mismo, rodeando baches, atascos e impedimentos.

Es absolutamente claro que jamás llegaré al final del camino con éxito. Como San Unamuno, tengo la derrota segura. Pero, ya se sabe, “caminante, no hay camino, sólo se hace camino al andar”. Mi camino tiene espinas y no tiene fin. Pero merece la pena llegar lo más lejos posible. Cuando me llegue la hora, tendré miedo y desconcierto. Pero espero poder tener la tranquilidad de haber avanzado más de lo que lo hubiera hecho estando quieto y pudoroso ante el posible rechazo o fracaso.

Llegado el momento de cerrar los ojos para siempre, “que sea lo que Dios quiera”. Si los abro otra vez, seré feliz por haber alcanzado el conocimiento definitivo de la Verdad. Si no los abro, jamás sabré que mi lucha ni siquiera tuvo un sentido.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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