14 de abril. En el día por antonomasia de los republicanos, me siento orgulloso de honrar al Rey Raúl. Soy muy feliz de verle feliz. Callando bocas, muchísimas bocas, ha demostrado que no estaba acabado. El día que se fue (por la puerta de atrás), escribí aquí que el Real Madrid había muerto. Lo repito: pase lo que pase al final de la temporada (¿una final de Copa de Europa Raúl-Real Madrid?), éste será para siempre el año en que el Madrid perdió su alma. Está en Alemania.
Haciendo grande a un equipo que nunca lo fue. Hinchándose a meter goles. Adorado por la afición. Que le respeta. No hay nada como irse de casa para demostrar por milésima vez quién eres (el mejor jugador de la historia de España) y que los de aquí tengan que esconder la cabeza debajo del suelo.
¡Raúl, Raúl, Raúl, Raúl…!
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA