En los últimos días ando enfrascado en la lectura de ‘El palestino’. En él, Antonio Salas, el seudónimo del periodista experto en infiltraciones que en su día se diera a conocer con ‘Diario de un skin’, cuenta su experiencia de los últimos seis años, en los que se ha hecho pasar por terrorista islamista, consiguiendo entrar en las redes de Hamas, Hezbollah, las FARC, ETA en Venezuela… Sinceramente, desconozco absolutamente si es verdad o no que ha hecho todo lo que dice que ha hecho, pero no dudo de que lo que ofrece es, al menos, un manual compiladísimo del panorama del terrorismo internacional. Aunque hubiera sido realizado desde el ordenador de su casa, muestra un torrente de datos que reflejan una documentación inabarcable. Y valiosísimo. Me ha llevado a la reflexión, a reafirmar cosas que pensaba y a cuestionarme otras desde un punto de vista alternativo. Sin pretensiones de ningún tipo, quiero plantear aquí algunos de esos interrogantes:
¿Qué es terrorismo? ¿Existe una definición, un acuerdo universal para cerrar el concepto? En España, la inmensa mayoría de la ciudadanía tiene claro que ETA es una banda terrorista. ¿Por qué muchos medios occidentales, como la referente BBC británica, adalid de la objetividad, se resisten a catalogarla así y emplean términos como “insurgentes”, “guerrilleros” o “combatientes” vascos? Es más, ¿por qué una inmensa mayoría de simpatizantes de movimientos autodefinidos como “bolivarianos”, en América Latina, simpatizan con los “camaradas vascos”? ¿Son las FARC, el ELN o, en su día, Sendero Luminoso, terroristas… o un “ejército revolucionario” que combate contra “gobiernos fascistas”? ¿Los golpistas que dejaron las armas y son hoy gobernantes en sus países, son de fiar? ¿O son un ejemplo a seguir en cuanto a “conversión democrática” y aceptación de las normas? ¿Y sus seguidores? Ahora, cuando tocan el poder, cuando su líder es su presidente legítimo, cuando ven legalizadas sus actividades, cuando ocupan cargos públicos… ¿Cabe la duda de que se puedan adueñar de las calles… machacando a los que antes eran ellos? Eso por un lado.
Por el otro: ¿cuándo un Estado puede ser terrorista? ¿Israel, siendo una democracia, puede ser terrorista? ¿Es terrorismo bombardear ciudades y barrios en busca de objetivos militares… pese a dejar un rastro de víctimas inocentes (es decir, “daños colaterales”)? ¿Puede un Estado construir arbitrariamente un muro y cortar la vida de familias enteras? ¿Puede un Estado decidir quién entra o no en un territorio que en su día pertenecía al “enemigo” y que fue conquistado militarmente? ¿Cómo puede defenderse Israel cuando Estados como Irán quieren “echarlos al mar”? ¿Es Irán terrorista? ¿Tiene derecho a armarse nuclearmente, al igual que otros Estados “occidentales y democráticos”? ¿Pondría en peligro la paz mundial? ¿Son los Estados Unidos un país terrorista? Pese a haber cambiado a su gusto numerosos gobiernos en numerosos países del mundo, pese a haber invadido naciones enteras ante el rechazo de la comunidad internacional, pese a combatir frenéticamente “por la libertad y la democracia” generando graneros terroristas donde no los había, ¿es imaginable un mundo sin los EEUU? ¿Cuál sería la alternativa? ¿China? ¿Es China un Estado terrorista? ¿Su dictadura comunista-capitalista está copando media África con métodos abrasivos? ¿O se aprovecha del libre comercio imperante… y que a veces no lo es tanto cuando Goliat se come a David?
Y más: ¿Por qué numerosos colectivos de extrema izquierda y extrema derecha coinciden en exaltar a los “mártires” que, en nombre de Alá, matan judíos? ¿Son ahora musulmanes los ateos marxistas? ¿Ahora a los nazis les gustan los “moros”? ¿Por qué no se dice que algunos de los líderes de grupos terroristas en Palestina son árabes cristianos (o incluso ateos) y no musulmanes? ¿Es el islam terrorista? ¿Es el enemigo el islam? ¿Lo es el cristianismo, el judaísmo, el budismo…?
Concluyo: ¿Qué pinta Chávez en medio de esto? ¿Chávez ha sustituido a Fidel como icono de “una revolución liberadora de los pueblos oprimidos”? ¿Sabemos que Chávez es el político mundial más reconocido y admirado en países islámicos? ¿Hemos de temer la relación Chávez-Ahmadineyad? ¿Chávez es un terrorista? ¿Una gran masa de sus seguidores, “guerrilleros” (o terroristas) instalados ahora en el sistema de poder, son el verdadero peligro? ¿Chávez, como Correa en Ecuador, permite que en su territorio haya campos de entrenamiento en los que seguidores “bolivarianos” cooperan para el adiestramiento de las FARC, el ELN o ETA? ¿Es cierto que en Isla Margarita (territorio venezolano) hay campos de entrenamiento para terroristas islamistas? ¿Por qué, si esto es verdad, no se ha podido demostrar al tratarse de una pequeña isla turística y no una tupida selva amazónica?
Éstas son algunas de las preguntas que me están asaltando mientras leo el libro de Antonio Salas. Según quién las lea, si se queda sólo con algunas, habrá quien me tache de comunista, fascista, antiimperialista, sionista, islamista, antiislamista… Y yo sólo puedo responder que este puñetero mundo es muy, pero que muy jodido. Ya hace mucho tiempo que lo siento, pero se acabó la bisoñez con la que antes me declaraba fiel seguidor de la democracia y la libertad, casi con mayúsculas y en abstracto. Eso es muy difícil, qué más quisiera yo. En este mundo tan lleno de matices y contradicciones, sólo sé que maldigo a los que matan a otros (o apoyen que se les mate) viendo en ellos no una persona, sino “el enemigo”, así, sin matices. Cuando eso ocurre, el que se cree antagónico es equivalente. Y tal vez, sólo tal vez, sea un terrorista o un simpatizante de terroristas.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA
