La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

El Papa deja en evidencia a los que desearían una mayor estrechez Iglesia-Estado

Las palabras de Benedicto XVI en París en el sentido de que la laicidad, en sí misma, “no entra en contradicción con la fe”, me parecen un mensaje claro para los que, dentro de la propia Iglesia, buscando su defensa (a su modo), echan en cara al Estado que a veces no reconoce la “prioritaria” posición de ésta en el seno de la sociedad. Y ello no debe de extrañar a nadie. Desde que tras el Vaticano II la Iglesia dejara claro que su separación con el Estado debía de ser total, a muchos les costó aceptarlo (y si no que se lo digan a Pablo VI o al cardenal Tarancón, que sufrieron en nuestro país el rechazo de los que estaban muy a gusto bajo el amparo de la oficialidad estatal), pero a la larga parecía un asunto superado.

O no. En esta España nuestra son muchos los católicos que bajo el argumento de que somos la confesión religiosa mayoritaria el Estado debe privilegiarnos frente al resto de cultos. Y aquí yo creo que hay que tener en cuenta la complejidad del debate y no crear dogmas monolíticos, sino aceptar que en cada caso la solución pueda ser diferente. Vayamos, pues, por partes. Cada uno tendrá su opinión en cada tema, y aquí va la mía en todos ellos.

¿Crucifijos en las tomas de posesión de los gobiernos de turno? Obligatoriamente, no. Que cada jurante o prometedor lo deje en su conciencia. Pero éste, el de la política, no es nuestro campo. No ha de ser nuestra batalla. ¿Funerales de Estado católicos? Con dudas, pero me decanto por el sí. A día de hoy, mientras se demuestre lo contrario, la mayoría de la población española es católica (practicante o no, eso ya es otra cuestión). Por eso la Iglesia ha de oficiar el último adiós a los muertos en una tragedia nacional; a poder ser, con la participación del resto de confesiones. ¿Cuál es la diferencia con el asunto anterior? Pues que la hora de la muerte, a diferencia de la esfera de la política, sí es nuestra batalla. Es más, es nuestra misión: ofrecer la esperanza de la resurrección, de la vida eterna.

Más temas: ¿Presencia de la Religión en la educación pública?. Por supuesto. Partiendo de la base de que tendría que haber una asignatura obligatoria que se llamara ‘Historia de las Religiones’ (sin la cual estamos creando ignorantes integrales, que no podrán conocer una parte fundamental del ser humano como es su sentido de la trascendencia, en sus distintas visiones, en sus diferentes culturas), la Religión ha de ser una alternativa esencial en forma de optativa en horario escolar (hacerla extraescolar equivaldría a eliminarla). ¿Cuál debería de ser su alternativa? Ética o la confesión mayoritaria del resto de alumnos, que en caso de superar a la católica debería de figurar en primer lugar en el espacio de Religión. Siguiendo con la escuela… ¿‘Educación para la Ciudadanía’? Sí pero no. Educar en valores democráticos, sí. Imponer una visión parcial en la que entren aborto o eutanasia como la única y oficial, no.

Estos son sólo algunos ejemplos. Cada uno tendrá su particular opinión en cada uno de esos temas, lo que demuestra la diversidad a la que me refiero, incluso en el seno de los fieles católicos. Pero, para mí, la conclusión final es ésta: Cuanto más lejos del Estado, de lo oficial, mejor. Seamos libres, sin ataduras legales ni económicas. Repito: sin dependencia económica. Que el Estado nos dé lo que nos corresponde en proporción a nuestro peso en la sociedad. Y ni un céntimo más. Eso sí: ¡Y ni un céntimo de menos tampoco! La Iglesia ahorra al Estado millones y millones al desarrollar una tarea humanitaria y educativa (que no nos engañemos, es a la que estamos obligados por el simple hecho de ser seguidores de Jesús de Nazaret) sin parangón. Por lo tanto, que no nos escamoteen las ayudas que no dudan en conceder a ciertas organizaciones civiles o morales que no hacen ni la milésima parte de lo que nosotros sí llevamos a cabo.

Así, sin ataduras ni dependencias, que pueden llegar a ser grilletes, podremos gritar en público (porque el laicismo positivo o la aconfesionalidad neutra así nos lo garantizan) nuestra palabra. La Palabra, la única que hace libre al ser escuchada desde la múltiple posibilidad de elección.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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