La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

¿Qué es ser un “tibio”?

No sé cómo, pero expresando siempre y en todos los foros las mismas opiniones e ideas, unos me tachan de “progre” y otros de “facha”. Incluso los hay que me denominan “ecléctico”. Pero el calificativo que más gracia me hace es el que, directa o indirectamente, me suele dedicar mi gran amigo Ciriaco de Málaga: “tibio”.

¿Qué es ser un tibio? ¿No mojarse? ¿No involucrarse en el debate de las ideas? Pues por si alguien alberga alguna duda le voy a decir lo que yo soy: Soy católico, español y madridista. Y además, me encantan el vino y la cerveza, los distintos derivados del porcino (especialmente el jamón), la tertulia nocturna, las atrevidas vestimentas femeninas en tiempos veraniegos, pasar todo el tiempo del mundo con mi novia, mi familia y mis amigos… En definitiva, me gusta la vida. ¿Soy pues, un pusilánime? Yo creo que todo aquel que vive cada día con pasión no puede serlo.

Respecto a la política, me considero defensor de unos principios y valores básicos, como la democracia, la tolerancia (sé que defender este ideal tan desprestigiado por muchos es el que más contribuye a que alguien sea catalogado de tibio), la unidad de mi país, que es España (reconociendo la diversidad de nuestras tierras, que es lo que nos hace un rincón del mundo especial por la riqueza y variedad cultural que nos aleja de toda homogeneidad, siempre gris), o la libertad de culto. ¿Eso es ser de derechas o de izquierdas? Es que distinguir entre tales arcaísmos me producen ya pereza.

Por cierto, no soy socialista, pero tampoco “liberal”, como está ahora de moda decir. Creo en un sistema que garantice las libertades individuales, pero también que sea algo más que un estado amorfo y sin personalidad, a modo de autopista de libre acceso en el que cada uno compita ferozmente por abrirse paso y en el que, por tanto, siempre partirán con ventaja los que más llena tengan la buchaca antes de dar el pistoletazo de salida. Creo en un estado solidario que garantice el cumplimiento de los derechos mínimos de todas las personas que lo componen, vigilando porque las desigualdades sociales no sean abismales. Y para ello quiero un sistema que intervenga cuando sea necesario a la hora de solucionar lo que se ha convertido ya en un problema irreparable.

Tampoco admito la premisa que afirma que la democracia es hija del modelo liberal-capitalista. No señores, la democracia nació hace ya muchos siglos. Para más señas, en la Grecia de los filósofos.

Así pues, no sé si pertenezco a un lado u otro de la trinchera. Pero lo que sí sé es que no quiero formar parte del rebaño, sino que me importa pensar en las razones que me sitúen a uno u otro lado.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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