Otra película con la problemática del racismo en Estados Unidos, con un supuesto violador negro que acaba injustamente en la cárcel acusado por una mujer y un policía blancos. Por otro lado está su novia, embarazada, que quiere sacarle de ahí a toda costa. La verdad es que es un tema tan manido que pierde el interés desde el principio por poco original.
Barry Jenkins, el director, logra salvar el film con una estética sugerente, inspiradora y llena de matices, apoyado en una fotografía sensible y poética de James Laxton.
Quizás podría haber aumentado notablemente el interés si el guion hubiese tirado por la pelea entre las dos familias negras, donde la suegra pía y de clase alta arremete cruelmente contra la novia barriobajera cuando se entera de que se ha quedado embarazada y hay una secuencia de tensión brutal, para mí lo mejor del film. Pero desgraciadamente no aprovecha esa historia.
Muy bien la técnica pero un contenido repetitivo y nada sorprendente, y curiosamente tanto la dirección como el guion son de la misma persona. A ver si con suerte cambia de tema para la próxima.
2 ★★½