Un documental biográfico no es solo editar un total tras otro, hay que saber llegar al espectador con emociones, momentos vibrantes, caídas y triunfos, mucha sensibilidad, un cuidado equilibrio del contenido y un ritmo anárquico pero que nunca te deje descansar.
El director, Kevin Macdonald, consigue parte de estas premisas, pero no entra en el corazón y en el alma de Whitney Houston, y por eso no lo transmite como debiera. Se queda en el quicio del abismo, sin llegar hasta el fondo, y consigue más un documental informativo que apasionante. Demasiado frío, irreflexivo y distante.
Aun así es tan bestialmente interesante la vida de esta mujer, que logró llegar a lo más alto de la música mundial para bajar al infierno más miserable, que merece la pena estar dos horas viendo y escuchando a Whitney.
Abusos sexuales, drogas por doquier, una familia despedazada, un padre sinvergüenza, un marido envidioso y la visión más cruda de la decadencia.
3 ★★★