El film es un thriller de espías sugerente y audaz, aunque con la cansina y eterna premisa de que los rusos son malos, y los americanos buenos.
Esta vez las espías rusas son `gorriones rojos´ preparadas sexualmente para conquistar, manipular y conseguir información de sus dóciles víctimas enamoradizas.
El sex appeal de la protagonista, Jennifer Lawrence, es indudable, pero la trama es tan inverosímil que no te llegas a creer nada.
En todo caso es entretenida, está bien hecha y pasas un buen rato, excepto en las secuencias de torturas, que son brutales. Podía haber dado más de sí.
3 ★★★