La mezcla entre fantasía y realidad, con unas técnicas cinematográficas excepcionales, no sirven para conectar con el espectador como debieran. Les encantará a los críticos de cine, pero el público en general es otra cosa.
El tejo milenario es casi lo mejor de la película, junto a dos ideas básicas: enfrentarse a la verdad en una etapa vital de la vida de su protagonista, y la constante resignación y el perdón a todas sus paranoias, motivadas a menudo por la influencia del tejo.
Intenta ser tan profunda que se pasa, y deja de lado la primera premisa del entretenimiento para todos los públicos, la segunda de la claridad de ideas, y la tercera de jugar adecuadamente con el ritmo, exagerando los sentimientos del chico atormentado por la cercanía de la muerte, con cuatro historias que no llegas a sentir en la piel, y demasiado monocordes.
Aun así Bayona hace un film magistral, pero lo perfecto es lo contrario de lo bueno. ¿O no?
3***