Cada día, a las 21:00 de la noche, espero concentrado ante el plasma el inicio de La Sexta Deportes. No es sólo porque tengo que estar lo más informado posible de todos los temas deportivos, o por ver la simbiosis perfecta entre Javi Gómez y Óscar Rincón, excelentes presentadores, ni siquiera por disfrutar de la edición de los vídeos, es especialmente por saborear las entradas magistrales que tiene el programa, basadas muchas veces en películas o series y con canciones que te arrancan el corazón a cachos.

Bajo la batuta implacable de Jordi Pons y su equipo de realización, y con el innegable apoyo de los grafistas de La Sexta, capitaneados por José Sancho, cada inicio de programa es una auténtica obra de arte audiovisual. En la redacción de El Chiringuito paralizamos las manos, giramos la mirada y escuchamos en silencio el cebo de entrada que revienta tus neuronas como si fuesen sueños de ayahuasca.

Es corto pero impactante, como un anuncio definitivo que te provoca que no puedas dejar de ver lo que viene detrás, como una manada de búfalos que vienen hacia tí en una llanura sin árboles, como una gota de sangre dulce con sabor amargo.

¡Despierta joder!, que aquí hay un grupo de gente que quiere que veas y goces con su trabajo. Escucha el gong magnánimo del arranque. Mil flechas sobrevuelan el cielo hasta oscurecer el cielo. Tan solo tienes un escudo. Levántalo sobre tu cabeza para evitar la muerte y no dejes de admirar las flores del mal que te ofrecen en La Sexta Deportes. Es la única manera de sobrevivir.

Estas dentro.