Escribo esta entrañable columna en el trono, porque ayer estuve con mi familia y me atiborré de queso, especialmente el que nos trae Cris de Trujillo. El problema es que se me hace como una pelota de tenis que me destroza el cráter antes de salir el truño y me tiro media hora sufriendo. Pero es que la Torta del Casar me apasiona.
En un día tan navideño como hoy, no dejo de recordar a mi otra familia, con la que he convivido muchos años, son los espartanos, que me acompañaron en mil batallas y casi todas ganadas. Fracasamos pocas veces, como con el sonido de la primera Marathón de Punto Pelota en Barcelona, donde se acoplaban todos los micros por un fallo en las frecuencias. Por cierto, ayer grabó Josep el spot de «El Chiringuito» para NITRO en la Plaza Mayor e intuyo que la vuelta de Pedre va a ser un éxito.
También me acuerdo de El Gato al Agua en Almería, donde salió ardiendo un grupo electrógeno y tuvimos que empezar con ganancia en las cámaras y a media luz. Curiosamente fue el Gato más visto. Ayer hable con Antonio Jiménez y le sentí feliz. Me alegro por él.
En los inicios la familia de espartanos, allá por 2003, éramos pocos: Domingo, Maite Carratalá, «El Lupas», «Blackman», «Botus tuus» y «Jochi» entre otros. Cuando volví a los estudios de la Agencia EFE en 2005 fue una época inolvidable, con Elena, Mónica, «Las Tapones», «Los Abuelos» o «Los Costras». Años más tarde nos instalamos en Castellana, donde llegamos a ser 11 batallones de héroes realizando cada día y en directo 24 horas de dos cadenas diferentes de televisión. Parece increíble, pero así fue.
Jamás tuvimos un problema grave y lo pasamos genial, porque éramos una familia y todo lo solucionábamos con cariño y con el apoyo de unos a otros en cada momento.
En estas fechas tan señaladas, y después de dejar a Roca abandonado, tengo que dar las gracias a todos y cada uno de los espartanos que pelearon a mi lado con las lanzas afiladas y un corazón de oro. Que acudieron a cada cita orgullosos de hacer televisión con muy pocos medios pero con unas ganas tremendas de sacar las cosas hacia adelante. Cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo.
Fuimos una familia trabajadora y feliz. Acordémonos siempre de esos maravillosos años y enterremos cuanto antes en el fondo de la memoria esta última etapa de desencanto y desilusión. Nos volveremos a ver pronto, espartanos, en otra lucha por la libertad, y quiero abrazarme a vosotros como cuando conquistamos el Castillo de Xátiva o las montañas rojizas de un nuevo amanecer.
¡Feliz Navidad y a por el 2014 con toda la ilusión!
