Castilla, este canto es tu canto (La Historia de Castilla desde el siglo IX al XXI, en liras)

Castilla, este canto es tu canto (La Historia de Castilla desde el siglo IX al XXI, en liras)

CASTILLA, ESTE CANTO ES TU CANTO

(Parte I. La Historia, la Literatura, el Futuro)

* Libro: Dos tomos.

* Video ilustrativo al final de este texto.

«Castilla este canto es tu canto» es un largo poema que narra la evolución de la historia y la cultura castellana desde el 15 de septiembre del año 800 hasta nuestros días, siglo por siglo, a través de unos 2.500 versos en liras y en seguidillas preferentemente (la estrofa más culta y la más popular de literatura castellana).

La crítica lo ha saludado como «El Canto General de la Patria castellana»

En este artículo se recogen íntegramente los tres siglos iniciales que se describen en el poema, el VIII, el IX y el X.

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CASTILLA, ESTE CANTO ES TU CANTO (Parte I)

I. El nacimiento (siglo VIII). Antiguo clan que octavo a nuevo adujo

INTROITO

De hondo e interior venero
que en cascada entre piedra y musgo brota
no es Cadagua un reguero
que porte escasa gota.
Un mundo en murmullo ya en su agua flota.

Río en Valle de Mena,
que entre las rocas corres, ríes, saltas,
mojando toda la escena
de las praderas altas,
pedrizas y peñascales que asaltas…

Naces por cataratas
y por escalones y rocas verdes,
que tapizas con natas.
Riscos a los que muerdes,
hisopas con gotas, luego te pierdes

hacia sendas, caminos,
y sierras, a los que tu cabo de agua
les forja suerte y sinos;
Al cabo, tú, Cadagua
-cabo de agua-, eres del valle la fragua.

¿Sabes que vas a oírte
no sólo por abrir cauce ruidoso?
Mejor podrás sentirte
en el son más frondoso
de lengua que emana en tu lar brumoso.

Afluyen por las grietas
hervores de manantiales sonoros.
Trovas dulces, secretas
musitan sus tesoros…
Y, a su voz antigua, tu agua une coros.

Aún no oyes juglares
por este lugar calmo y sosegado
tañendo sus cantares;
pero, al bosque abrazado,
silba un idioma naciente, que ha llegado.

Ni escuchas las canciones
de amor, de amigo, de gesta y alborada,
mas nutre tus rincones
voz recién aflorada
que pronto entone copla bien rimada.

Cantábrico al que corres,
Cadagua, es bárdulo y caristio ponto.
De octavo siglo, torres
vigías crecen pronto
en castros leves, cuya faz remonto.

Breves castros -castillos
son llamados-, y a los desfiladeros
les tapan los pasillos
hacia el Castro de fieros
Bárdulos -Castrum Vardulies¬- primeros.

Así, de Castro Urdiales
y Laredo escalan rocas de Mena,
por sellar los portales.
Que invasión sarracena
toca el Ebro. Cada fortín la frena.

Prerromanos nativos,
hispanorromanos y visigodos
-del islam fugitivos-
refugio en los recodos
de Bardulia hallan, obran, pueblan todos.

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LA INVASIÓN MUSULMANA

En setecientos once
ocurre la conquista musulmana,
a hierro, espada y bronce
se cierra la ventana
del reino godo y de la fe cristiana.

La población hispana
o cae bajo el dominio africano
o va hacia la lejana
tierra y raíz que anciano
macizo norteño tiende por mano.

Durante los diez años
que tardara el islam en asentarse,
huyendo de los daños,
aprenden a zafarse
y buscan lugar donde refugiarse.

Aunque han perdido todo,
todo lo tienen, llevan y conservan,
¿o llamáis de otro modo
la fe que aún observan,
la cultura y la lengua que preservan?

Entre las altas rocas
de las montañas norteñas aumentan
las gentes y las bocas
que luego que se cuentan
su pasado, hacia otro mañana alientan.

Inician la epopeya
de resurgir en medio de la nada,
debajo de una estrella,
volviendo a alzar mirada
a tierra y nación que fue devastada.

Ved cómo las carretas
de gente goda e hispanorromana
cruzan rutas secretas,
con sus cargas humanas,
ganados y enseres… De musulmanas

acometidas fugan.
Huyen al norte cruzando los llanos,
los valles que se arrugan
y los pasos cercanos
que, tras los montes, les guarden hispanos.

Son aún soberanos,
en la lengua vieja, propia y latina,
que les trueca en hermanos.
De modo que termina
disensión entre godos y romanos.

Serán ya todos hispanos,
crisol con otros pueblos montañeses,
antiguos y paganos,
que, a propios intereses,
en pueblo nuevo junten sus reveses.

UN PUEBLO NUEVO

Así, con estos hilos
se tejen nuevas briznas más recientes
de los flamantes filos
que trazan otros puentes
entre el ayer y el hoy, y entre las gentes.

¡Como río Cadagua
distintas aguas en un solo flujo
funde, une, mezcla y fragua…
tal se pinta el dibujo
de antiguo clan que octavo a nuevo adujo!

¡Corre, río Cadagua,
sal pronto a darnos
luz, voz, ser, agua,
sal a rociarnos!

Brota, río Cadagua,
ven a besarnos,
oye que ya nos cantan
en castellano.

Juglares entre peñas
hay esperando
a que la buena nueva
vaya irradiando.

Trovadores, si manas
-rizos tan blancos,
trenzas de agua en cascadas…-,
saldrán trovando.

¡Da la voz de partida
al castellano!
¡Ya musgos, rocas, picos,
se están calando!

Con tu linfa, Cadagua,
que nace en llanto,
y con el tono en que habla
el castellano.

II. El nombre (siglo IX). Bardulia, que ahora llamamos Castilla

UN PERGAMINO ASIENTA EL NUEVO NOMBRE

Septiembre, a quince días
del año ochocientos, se documenta
que las finas estrías
de un pergamino sienta
voz “Castilla” escrita, aún somnolienta.

Ego, Vitulus, abba,
in Taranco et in territorio Mene

un cenobio fundaba
que aún hoy nos resuene:
Signa que está… “in territorio Castelle”.

Es Taranco de Mena
el que por primera vez significa
que una montaña -plena
de ciudadela chica
o castillo-, el son de “Castilla” aplica.

Aún geografía
el apodo latino es -los castillos-,
igual que se diría
de altura breve, altillos,
de leves, suaves puertos, los portillos.

LA DENOMINACIÓN GEOGRÁFICA SUPLE
AL ANTERIOR NOMBRE DE GENTES

Andando el siglo nueve
Castilla” -los castillos- nombrar entera
a Bardulia se atreve,
pues gente misma viera
ya no sólo bárdula raza hubiera,

sino que es gente nueva,
ibera, bárdula, goda, romana…
que en viejas fuentes beba
por manar la mañana
que, en “los castillos”, surge castellana.

Y a lo largo del nueve
«Bardulia, qui nunc vocamus Castella»
se extenderá en relieve:
norte de Burgos sella
y en Cantabria, Palencia, Álava halla huella.

¡Bardulia, ya Castilla
todos te llaman;
las peñas de allá arriba
por tal te aclaman!

¡Se elevan los castillos
con gozo, ufanos,
desde que les han dicho:
“sois castellanos”!

Si ibera es la semilla;
la llama, bárdula;
visigoda es la guía;
habla, romana.

Lo primero refuerzan
propias montañas,
y después “los castillos”
al valle bajan.

Mirad, que “los castillos”
su tierra agrandan,
“Castilla” iza sus filos
de luengas barbas.

Mirad, que ya Castilla
es castellana:
¡Muros, y en cada esquina
torre almenada!

Los adarves y fosos,
las barbacanas
bailan sintiendo un gozo:
ser castellanas.

¡Y también los vocablos
y las palabras
baten palmas y brazos
por plazas de armas!

Y en un nuevo idioma
con estas trazas,
cantar, romance y gestas
sus cantos cantan.

LOS CARTULARIOS DE VALPUESTA

Alusión y cita haga
de añejos Cartularios de Valpuesta
en que el latín naufraga
en lengua sobrepuesta
que ya al castellano carácter presta.

La Obarense montaña
-Burgos y Álava acariciando inclina-
desde el nueve, ya entraña
tal seña no latina:
muestra que el latín a otra se encamina.

Escribanos latinos
asaltados por una lengua viva
dan giros castellanos;
poco a poco, describa
que será ella la lengua que perviva.

No párrafos aparte,
son pergaminos latinos oficiales,
donde aloja y comparte
-cada vez más reales-
nombres, verbos y nexos populares.

¡Valpuesta, burgalesa,
ya casi en Álava,
abres una escritura:
la castellana!

Los códices ya entienden
la nueva habla,
aunque aún reverencien
a la romana.

“Víneas” hay, que a viñas
saben; los “omnes”,
de hombres hablan, y puentes
son ya los “pontes”.

“Nostras” son casi nuestras;
las “terras”, tierras.
Y hasta “Castella” empieza
a ser “Castiella”.

A poco que el diptongo
a “i” se rinda,
la latina “Castella”
llegue a Castilla.

¡Ah, “Valle Conpósita”
que hoy es Valpuesta,
tu voz simple, más próxima,
bien está puesta!

III. Los escritos (siglo X). Idioma inaugural, reidor, balbuciente.

No es trova ni balada
que cante a rey, conde o gobernante…
Palabra aquí es gustada.
La lengua y su constante
paso, avance, hallazgo y verso, adelante.

No hablaré, pues, de conde
Rodrigo, Diego, Nuño en siglo nueve,
Fernán que en diez ahonde
su autonomía y eleve
a hereditario condado, antes leve.

GLOSAS EMILIANENSES Y SILENSES

Más quiero yo cantar
glosas emilianenses y silenses
que espolean a orar
con monjes amanuenses,
que de milicia divina son castrenses.

Era aún castellano
inaugural, reidor y balbuciente.
Glosan un latín ya arcano
incluso al escribiente,
que interpela al romance, más reciente.

Son las emilianenses
glosas de los monjes de San Millán
de Cogolla, y silenses
las que redactarán
quienes en Silos textos glosarán.

Anotadas al lado
de un pasaje latino primigenio
que oscuro se ha quedado
hasta para el ingenio
del culto clérigo que lo ha copiado,

y glosa y apostilla
en idioma con que en verdad se expresa,
a modo de tablilla
que ayuda le profesa
a él y siguiente que al pasaje ingresa.

«Con aiutorio de nuestro dueño Christo,
dueño Salbatore, qual dueño get ena honore
et qual dueño tienet ela mandatione
con o patre e con o spiritu sancto
en os siéculos de los siéculos.
Fácanos Deus Omnipotes tal serbitio fere
ke denante ela sua face gaudiosos segamus. Amen».

Ora así el primer párrafo
en lengua llana
y, cerrando los párpados
en la mañana,

viéramos casi al monje
copiar sin pausa.
¡Cómo se abre la noche,
pues llega el alba!

Al tiempo que el latín
su lengua aclara,
el religioso describe
la castellana.

La que con su vecino
hace tiempo habla,
aunque aún no se escriba:
¡se habla y se canta!

LAS JARCHAS

La lírica inaugura
dulce estrofa en romance de las jarchas,
que ya es Literatura.
Rocío con escarchas
de sentimiento bello, en bellas marchas.

Estribillos romances
y populares,
aunque en estrofas árabes
se conservasen.

Estribillos romances
y populares,
aunque, igual, en hebreo
se atesorasen.

Tal envase el hebreo
y tal el árabe
demuestran que cristianos
ya las cantasen.

Aunque en lengua romance
no las copiasen,
o, si lo hiciesen, no
a hoy llegasen.

Pero árabes y hebreos
las anotaron,
al ver que eran tan bellos
sones cristianos.

Si a las otras culturas
impresionaron,
hoy siguen asombrándonos
tanto y más tanto

Los números indican
al publicarse,
qué posición les dieron
después de hallarse.

¡La número tres toca
tan suave y delicadamente el alma!
Una ciudad evoca
con un dulzor que calma.
Grato, afable, sereno amor enjalma.

«Desd quam mío Cidiello venid,
¡tan buona albichara!,
como rayo de sol exid
en Wad-al-hayara».

Cuando mi señorillo venga y me ame
¡qué gran algazara!,
será como un rayo de sol que sale
por Guad-al-ajara.

¡Ay, que todo el amor
ya queda dicho
en estas cuatro líneas
para los siglos!

¿Y en dónde vivía
quien que así cantaba
si el sol le salía
por Guadalajara?

Bien en Guadalajara
o en Alcalá,
dos torres musulmanas.
¡Da qué pensar!

Las primeras albadas
en habla o lengua
dulce y romanceada
de aquí provengan,

por boca de mozárabes
que ser confiesan
cristianos, y el latín
fuese su lengua.

Ellos la evolucionan
cual la norteña,
aunque esté la islamita
aún sobrepuesta.

Es la lengua mozárabe
de los cristianos
progreso del romance
por otro plano.

Y que luego se integre
al castellano.

(…)

Final del extracto inicial

(Sigue el poema hasta 1499 -fecha de publicación de «La Celestina»- con bastante detalle y luego hasta el siglo XXI -ya con mayor generalidad-).

Video ilustrativo, que enlaza precisamente con la parte en que termina este extracto del poema…

https://www.youtube.com/watch?v=15lpAhVrJto

Enlaces a comentarios:

http://www.todoliteratura.es/noticia/7373/poesia/castilla-este-canto-es-tu-canto.-parte-i:-la-historia-la-literatura-el-futuro-de-juan-pablo-manueco.html

http://www.guadalajaradiario.es/ocio-y-cultura/7804-libros-castilla-es-tu-canto.html

http://librosdeaache.blogspot.com.es/2014/09/castilla-analizada-verso-verso.html

Petición de ejemplares, en cualquier librería de España o en:

Parte I:

http://aache.com/tienda/531-castilla-este-canto-es-tu-canto-parte-i.html

Parte II:

http://aache.com/tienda/532-castilla-este-canto-es-tu-canto-parte-ii.html

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Juan Pablo Mañueco

Nacido en Madrid en 1954. Licenciado en Filosofía y Letras, sección de Literatura Hispánica, por la Universidad Complutense de Madrid

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