Las estrofas «Castellana», «Española» y «Ovillo»: descripción y ejemplos

Las estrofas "Castellana", "Española" y "Ovillo": descripción y ejemplos

La estrofa “Castellana” y dos estrofas nuevas más: descripción y ejemplos

por Juan Pablo Mañueco Febrero de 2016.

Estudio en la web «alcarrians» de Aache Ediciones.

MañuecoConcordia

El nacimiento de una estrofa

Relato literario es todo aquello que refiere brevemente un hecho
sucedido o no, inclusive el nacimiento de una estrofa

Cita de “Quien firma este relato”

Mañueco 6libroseImagen

1. La estrofa “Castellana”: su origen y posibilidades.

A/ La estrofa

la estrofa “Castellana” es algo tan reciente y acabado de hacer que tiene su natalicio en los primeros días de enero de 2016.

No esperaremos mucho trecho de letras ni extremaremos hacia largo lugar los signos de escritua ni prolongaremos las líneas hasta ningún punto alejado de este texto, para exponer qué es la nueva estrofa que denomino «Castellana».

Ésta es, sin ninguna dilación, la criatura neonata de la que se habla. He aquí ya, reproducida, la “Castellana número 1”, que como un manso y claro arroyuelo dirá inmediatamente a los lectores quién es y en qué consiste.

Simplemente, me interesa señalar previamente, delante de los párrafos y ante todos los lectores, que no se le llama “primera” y la “número 1” porque fuese la primigenia concebida, sino porque se explica a sí misma, lo cual le da una cierta prevalencia sobre las demás, y asimismo cumple la cualidad añadida de portar un acróstico con su nombre.

Sí fue, claro está, una de las más precoces frutas y frutos de la temprana cosecha esta estrofa, que promete nuevas y repetidas recolecciones, cosechas y cobranzas, a poco que se siembre en los surcos que ahora mismo van a quedar expuestos, oreados y abiertos, a la curiosidad de quien la tenga:

EL PASEO DE LAS CRUCES
DE GUADALAJARA INAUGURA
LA ESTROFA “CASTELLANA”

Por este llovido Paseo de las Cruces,
Al que piso y paso en esta tarde de paseo,
Siento haber paseado de niño, no lo ideo:
Es que lo recuerdo aún entre dos luces.

Obra esta tarde con lluvia en mí el deseo
De pasearte más, paseo que hoy reluces
Entre la lluvia tanto que aun más a mí seduces:
LAS CRUCES, paseo de mi infancia que rodeo.

Este paseo doblemente en hilera arbolado
Noto que ya lo tengo en mi adentro caminado.

Espacio amigo que añoro y siento recorrido.
Sombreado espacio que resuena eterno en mi oído.

Tomo tu larga recta anocheciendo por destino.
¡Resuena siempre en mí, espacio que ahora encamino!

Otro tiempo fue, pero en ti, antaño, paseaba.
FÁcil estrofa CASTELLANA. Aquí acaba.

Guadalajara, a 27-1-2016

Pongamos algún ejemplo más de la colecta de versos y gavilla de sonoridades que pueden florecer, granar y madurarse en la estrofa “Castellana”, para, a continuación, exponer sus características.

Será bueno que la siguiente “Castellana”, que aquí se acoge, sea la que sigue, precisamente, en donde ya los tonos líricos se suben muy para arriba, en concreto por entre las enramadas de unos picudos cipreses:

CIPRESES ANTE SAN GINÉS, en Guadalajara

Lanzas verdes que al azul vais, arriba,
donde al fin la esperanza habita y vive;
picas agudas cuya punta escribe
en el cielo líneas de fe viva…

Puntiagudamente… Pértigas libe
el ansia por Dios que humano conciba
para escalar a él y que Él nos reciba,
al fin del renglón que el ciprés transcribe.

Fervor de lumbre que en la cima aviva
del ciprés más alto, en su punta altiva.

Hoy, mística alabarda fugitiva,
interior cálamo que reescribe

mis deseos de vida…, en ti apercibe
de Dios la letra; alegre, y ya festiva.

Guadalajara a 26-1-2016

No poco se ha lucido aquí la estrofa “Castellana”, a mi humilde entender, mostrando galas pretenciosas a la que quizá yo, como autor, escribano o escriba de la misma, no puedo calificar del mismo modo. Y ello porque, si la calificara así, el pretencioso sería yo mismo y no la conjunción de versos que está empezando a adquirir vuelo y vida propia.

Un ejemplo tercero, todavía, donde madura en la nueva estrofa -y ésta lo obsequia luego a los lectores- un tema tan eterno como constante, siempre de permanente actualidad humana y poética:

CASTELLANA DEL AMOR CRECIENTE

No la distancia hacerte logra ausente,
pues pienso en ti a cualquier minuto y hora;
desde que el sol pinta en limón la aurora
ya en mi recuerdo empiezas a estar luciente.

Por siempre… mi mujer, dama y señora.
Por siempre estás en mi mención presente.
Te veo en cada rostro de la gente,
y, así, cada instante más me enamora.

Con tu alusión, cada momento aliente
y me porte a ti, cual de un puente a puente.

Así que, en tu amor, aun más me colora
cada instante, cada día y cada hora.

A tu orilla me lleva: a ti, mi enfrente,
Amor, cada día aún más reciente.

Que entre ambos doble hay y constante puente.

Saquemos ahora de comer, para calmar el ansia y dar gusto al paladar de la estrofa “Castellana”, algo más sólido que el siempre tierno amor, a ver si da cuenta de este nuevo plato en forma satisfactoria, exponiendo con ello señales holgadas de sus posibilidades para mostrar apetencia por diversos temas.

Veámosla ahora confrontada con un tema artístico y pictórico, que más bien tiene en este caso calado de hondura religiosa, al tiempo que la neonata transita por las sendas del verso alejandrino (14 sílabas) y las veredas que van a desembocar casi en los brazos de lo místico.

Castellana alejandrina al cuadro “CORONACIÓN DE LA VIRGEN COMO REINA DEL CIELO”, de Velázquez

De entre la escasa obra religiosa velazqueña,
que ámbito virginal o de Jesús no prodiga,
algún clasicismo excelso en pincel sí se abriga
donde el trazo de Diego, el de Sevilla, alta es seña.

Diego Silva y Velázquez de España vista obliga
a posarse en un corazón claro que diseña,
por medio de túnicas granas en las que enseña
que la coronación de la Virgen rito siga.

No la corona, que le impone la deidad trina
a la serena Virgen, Coronación termina…

sino llevando María al corazón su mano
-con gesto no menos digno y solemne que humano-,

Sagrado Corazón entero en cuadro ha pintado
velazqueño el genio, con pincel enamorado.

B/ Sobre el número de versos y de sílabas en la estrofa “Castellana”

No bien la hemos visto entrando por vericuetos religiosos, cuando habremos de contemplar también a la “Castellana” salirse del número de sus versos, que hasta ahora va teniendo 14 ó 15 ó 16, para comprobar que puede tener otras extensiones, pues el número de versos no está predeterminado en ella. Se comporta bien inclusive con una extensión de 12 líneas, sólo.

Asimismo, puede tratarse de “Castellanas” con versos de once sílabas, de catorce sílabas o “Castellanas de arte menor” (octosílabas, hexasílabas…), o incluso cabe pensar en versos sin medida determinada, que mantengan –eso sí- la estructura de rimas y distribución de versos que se está describiendo.

Se sugieren, se exponen y se muestran ahora, en esta feria de eso mismo –de muestras-, otras posibilidades de una estrofa tan proteica, mudable, complaciente y flexible como es la que tenemos entre líneas, ya que no entre manos, lo cual sería más dulce, pero menos posible:

Veamos una “Castellana” de dieciséis versos (endecasílabos, por cierto; si bien este aspecto, en el concomitante, actual y concurrente momento en el que nos encontramos dentro del relato, es lo de menos) que se atreve ya a cantarle a la paz en el mundo.

CASTELLANA DE LA PAZ

Quisiera, apaciguado, al mundo mío
librar de la guerra y de su aspereza;
ese infierno en la tierra, esa dureza
que al hombre poner puede ante el vacío.

No deseo yo –Juan- que tal fiereza
abata al ser humano -y Pablo- al frío,
pues sólo el mal trae ese mal sombrío,
que arrastra lo mejor por la maleza.

Tengo en mí –Mañueco- que el desafío
no depende sólo del bien que ansío,

sino que este –Martínez- se tropieza
con ley a que se dé tanta belleza.

Y es que tú también te unas al navío
que yo -Juan Mañueco- ya lo he hecho mío.

porque -Pablo y Martínez-, ya gentío,
sepan la paz por ellos siempre empieza.

C/ Las características y cualidades de la estrofa. El soneto “sencillo”, pero musical

Se trata, pues, de una estrofa de 12, 14, 15, 16… versos, formada por dos cuartetos (que en los ejemplos puestos riman entre sí, de forma alterna u oleada), más una serie indefinida de versos pareados (cuatro, seis, ocho…), con o sin el estrambote de un verso añadido, los cuales o bien mantienen las dos rimas anteriores de los cuartetos o buscan sus rimas propias, diferenciadamente.

Además, la “Castellana” ofrece tendencia a disponer de un acróstico en su primer verso, como exhibe la “Castellana número 1”, y a hacer coincidir el “mensaje” de ese acróstico con el primer verso de la estrofa, según se verá en la “Castellana” final de las que se recogen en este texto.

El resultado, sobre todo cuando se alcanzan en número y se detienen en él los 14 versos, es una composición que recuerda a un “soneto sencillo” o estrofa más simple de concebir y redactar que el soneto, pero no por eso peor…

Al contrario, la “Castellana” –que puede ser tan compleja como el más complejo soneto- dota de más agilidad y versatilidad al poema y acaso también de mayor musicalidad. Por eso, quien esto escribe la tiene por estrofa de mayor modernidad “contemporánea”.

Pero también la estrofa puede tener otras características más, dada su flexibilidad, que la harán aún más reversible y variada, sin dejar de ser lo que es.

Continuemos por este camino que nos lleva a la “fuente” de la “Castellana”.

D/ Hacia el germen que alumbró la “Castellana”: Invirtamos el orden de sus componentes

Para explicar el origen de la estrofa, vamos a añadir una innovación a lo ya expuesto, que –precisamos- fue previa a la estructura que acabamos de describir para la estrofa.

He aquí esa variación anterior que, a algún lector experto y avisado, ya le irá poniendo sobre aviso acerca del origen:

CASTELLANA DE LA SALA DE LECTURA DE LA BIBLIOTECA DE DÁVALOS, en Guadalajara

Haytanto bosque de hoja que ya dura
En columnada sala de lectura.

Columnas, cuatro, en piedra renaciente
de ancho; y cinco, el lateral otro cuente.

Troncos de piedra, y planta en doble altura,
y techumbre en plateresca figura.

Mas sea cual se quiera la pujanza
de excelsa sala en libros de lectura,
no son hojas de plantas la segura
orla que hace entonar esta alabanza…

Son hojas de los libros la llanura
que otorga a esta sala la labranza
de su tesoro mayor, que la afianza:
soporte espléndido a Literatura.

Guadalajara, a 15 de enero de 2016

¿Se ve la diferencia? Ahora, la “Castellana” ha invertido la secuencia de sus componentes. Primero va la serie de pareados y luego los cuartetos con rima alterna u oleada. Es otra posibilidad… que desde luego le da variedad; y que también le acerca a su raíz.

E/ Un paso intermedio, que nos pone en la pista inmediata sobre su cuna.

Pongamos ahora la “Castellana” en versos de arte menor, otra de sus diversas aptitudes, habilidades, competencias y destrezas…

Con ello, casi se estará delatando ya su cada vez su más cercano germen, aunque hay que reconocer que ha ido evolucionando, germinando y creciendo mucho desde el pequeño grano de simiente que la engendró:

JUNTO AL CANAL DE CASTILLA,
en Villanueva de San Mancio (Valladolid)
-Castellana de arte menor-

Esa neblina en tu pelo,
que, en mi tierra, te dio el cielo.

Allí, en el campo otoñado,
bajo un mundo enamorado.

Junto al canal de Castilla,
que a amor y niebla es semilla.

Tu pelo forma gavilla
que negro y blanco contrasta…
Plata en turmalina engasta:
torna en gema tu mejilla.

Bello fue vivir aun hasta
para ver formar la horquilla
de escarcha, según se anilla
a este amor que no se gasta.

En Guadalajara, a 8 de enero de 2016

F/ Su origen y el porqué del nombre

¿Todavía no se ha “visto” cuál fue el embrión, semilla o simiente, fuente o inicio de la estrofa “Castellana”?

Pues ya sólo quedan dos pasos… y luego resta desvelarlo, para quien aún no haya resuelto el misterio:

Paso A: Quítese una de las dos últimas redondillas. Quedará esta “Castellana”, a la que el día que la escribí le añadí, en una nota adjunta: “Ojo, esto ya es algo distinto y no lo que antes era”.

IGLESIA DE LA PIEDAD, de Guadalajara
(Castellana de arte menor y doce versos)

Por tu estilo antiguo y fresco
me declaro plateresco.

Encuentro tan sugestivas
tus deliciosas ojivas.

En la puerta la Piedad
Y a Cristo, observad.

Sobre el arco gotizante,
Madre con su hijo delante

Aquí todo no es bastante,
que aún se quisiese más
plateresco, que amarás
y te declares su amante.

Guadalajara, 6 de enero de 2016 (Regalo de Reyes)

Paso B: Situemos en el día 1 de enero de 2016, el año en que se deplora, se lamenta y siente el 400 aniversario del fallecimiento del Genio (en castellano, con mayúscula y en singular, sólo hay uno). Ese día escribí:

OVILLEJO en el año cervantino (2016), sorprendiéndose
de que, autonómicamente, Miguel de Cervantes ya no sea castellano

¿Escritor de más diamantes?
Es Cervantes.

Lo fue. Lo será. Y lo es.
Antes y después.

¿Dónde inició su camino?
Gran alcalaíno.

¿De dónde, pues, fue paisano?
Castellano.

Que me diga un solo humano
si tiene sentido alguno
que entre todos falte uno,
siendo el mejor castellano.

Es Cervantes… antes y después… gran alcalaíno… castellano.

Guadalajara, a 1 de enero de 2016

G/ La fuente, revelada.

Así es… El germen de la estrofa “Castellana” es… el ovillejo cervantino. Evolucionado y, preferentemente, invertido en cuando al lugar de las redondillas (que prioritariamente pasan a ser cuartetos) y de los pareados de arte menor (que, más bien, acaban por ser de arte mayor).

Pero el ovillejo es su fuente.

Su abuelo es el mismísimo Genio de la prosa castellana, pero también excelente autor dramático y mucho más que muy digno poeta, aunque él aparentase creer lo contrario o tal vez lo pensase de veras, pero sólo en tanto cometiese el error de comparar su excelente poesía con su armoniosa, inigualable, caudalosa, imparable y musical prosa…

Teatro y verso cervantinos ya le hubiesen otorgado un puesto relevante a quien, por carecer de estudios suficientes y de nobleza de cuna bastante, jamás osó llamarse don Miguel, pero sin duda es el mayor don que le ha ocurrido a la prosa en lengua castellana en aquel siglo y medio asombroso que será muy difícil que vuelvan a ver los venideros.

H/ Para que los habitantes de la República de las Letras o “letrados” tomen nota, si gustan.

Buen ancestro se ha buscado, pues, la estrofa “Castellana” para engendrarse y alumbrarse, que antepasado como Cervantes Saavedra es buen campo en el que iniciarse, gestarse y brotar cualquier cosa que rezume arte y más cuando lo que se filtra, mana y surge son letras…

Si algún artista deseara salir exitoso de su empeño, convendría que intentara imitar por originales los más preciados y únicos artífices que conociese. Y esta norma he seguido yo, en cuanto me di cuenta de las posibilidades del ovillejo, que, de ser estrofa menor y apenas utilizada por sus propias limitaciones, ha devenido en esto que ha dado en llamarse la “Castellana”.

Ha dado en llamarse, digo, porque la estrofa quería nacer, de eso estoy casi seguro, por sí misma, y pedía paso en estos albores de año y aún de siglo. para salir, de donde estuviese guardada, hasta el reino de este mundo, en el cual pudiera juntarse con las otras estrofas que por él transitan.

Sepa, pues, todo aquel “letrado” (ya saben los lectores instruidos: nada que ver con abogado alguno, sino que viene este nombre y adjetivo del latín “litteratus” o literato y, éste, a su vez, del nombre “littera” o letra), entendiendo por tal no sólo el que sabe “leer y escribir” porque conoce las letras (que con sólo esta acepción ya se haría a la mayor parte de la población española actual “letrada”), sino el algo más docto e ilustrado, y, preferentemente, el que trabaja e incluso usa creativamente las letras: dispone de un nuevo recipiente donde alojarlas y amoldarlas a sonoridades nuevas… la estrofa “Castellana”.

I/ Asombro intercalado por el Siglo de Oro castellano y español, y por Cervantes

El XVI ya es un Siglo de Oro; pero ¿qué es esa eclosión de potencia y riqueza literaria de los primeros cuarenta años del XVII? Asombro continuo, pasmo frecuente, deslumbramiento reiterado, maravilla tras maravilla, conmoción repetida que acaba malacostumbrando al lector que termina considerando lo imposible… ordinario, desconcierto habitual, y admiración que ha turbado y embobado desde entonces a todas las naciones del mundo, que han intentado imitar esos logros, sin conseguirlo.

Alemania, Francia, Portugal, Italia, Flandes, Suecia, Inglaterra volvieron sus ojos hacia el reino de Castilla –reino propio era, duele tener que recordarlo en estos malos tiempos para los castellanos que vivimos, aunque estuviese integrado en la Monarquía Hispánica, como Portugal y Aragón, por ejemplo- y hacia la cultura y literatura castellana y quedaron cegados, encandilados y deslumbrados por ella…

Y eso que tuvieron que conocerla traducida, las más de las veces, lo que ya pone tal preciosismo en manos de la mayor o menor pericia del traductor, y convierte en inapreciable lo que está concebido para expresarse en una lengua y no puede trasplantarse de ninguna de las maneras a otra.

A tal seductor hechizo de lo que llegaba de Castilla y en su lengua sucumbió por ejemplo el propio William Shakespeare que, a poco de que fuera traducido al inglés por primera vez “Don Quijote”, ya dio a las tablas una comedia basada en la Historia de Cardenio y Lucinda que se narra en la Primera Parte (para las fechas que comentamos, aún única) de la inmortal novela, cuando los protagonistas esenciales se adentran en Sierra Morena.

¿Qué habría hecho el inglés con el manantial inacabable de Cervantes, de haber tenido ocasión de conocer traducida la Segunda Parte, la de 1615, un año antes de que ambos escritores fallecieran en la misma fecha?

¿Y si hubiera podido acceder al resto de la obra cervantina? Porque el Quijote es sólo la cumbre visible de su gran masa o témpano de hielo flotante entre el océano de la Literatura cervantina, donde las “Novelas Ejemplares”, de 1613, quedan sólo un tanto más abajo, únicamente porque son doce y breves; pero en conjunto consideradas querrían escalar hacia la cumbre…. Y quedan sus otras novelas largas, su teatro, su poesía…

J/ Gloria a Miguel en la triste efemérides de su fallecimiento

¡Gloria, pues, a un hombre desventurado en lo personal y vital, que conoció todas las penalidades posibles: guerras, cautiverios, cárcel, pobreza, menosprecios, indignidades de los poderosos, penalidades económicas y que, sin embargo, encontró tiempo, para, por las noches, a la luz de una vela o un candil, escribir una obra tan admirable!

¿Y cuál otra desventura le ha acontecido a Cervantes Saavedra tras su muerte para no estar en la cumbre de la Literatura moderna y contemporánea, sino que tener que competir, a veces con desventaja, con otros por ese puesto?

Pues que poco después de su muerte la Castilla y la Monarquía Hispánica por las que él había combatido con las armas en la guerra y laborado con su pluma en la paz…. se vino abajo estrepitosamente. Los Austrias reinantes en nuestras tierras sabrán por qué, como lo sabemos todos cuantos analicemos un poco aquel periodo de los Habsburgo.

Y con ello no ha habido recursos para exaltar a Miguel de Cervantes al lugar que le corresponde, como sí han exaltado otras naciones a los suyos, más que probablemente inferiores a quien (quizá a quienes) citamos.

Pero ahí arriba está él, el Genio de nuestro idioma, iluminado el camino con su obra a quien quiera gozar de su altura y aprender un poco de lo mucho que él hizo.

K/ Que será alegre cuando 2047 celebre la de su nacimiento

Gloriemos, pues, al norte y cima, al pináculo y remate, al lucero y sol de los doctos y esplendorosos letrados escritores en castellano, a quien debemos honrar todos aquellos que debajo de la bandera de este idioma y lenguaje trabajamos, como él lo hizo también, y muy arduamente, para domar sus sílabas hasta darles el brillo y el destino deseado…

Porque nada hay que se regale como por ensalmo y arte de magia -antes bien, requiere el esfuerzo y la persistencia en la labor-, si no son las gracias con que la propia naturaleza haya querido dotar y dota a cada una de sus criaturas, siendo ya después cuestión de éstas desarrollarlas, desenvolverlas y llevarlas a efecto, siempre ya muy esmerada y esforzadamente.

Y, así, pienso yo que el literato -por decirlo casi en latino-, o el letrado –cuando se emplea el evolucionado romance castellano-, que más cerca se sitúe de la sombra de este genio de las Letras más cerca estará de alcanzar la perfección de la Literatura, casi imposible siempre, pero que a veces por una de aquellas conjunciones felices de los elementos, puede decirse que se alcanza.

L/ La “castellana”: Sus posibilidades de futuro.

Pero, centrándonos y confirmando lo que nos ocupa, el origen extremado de la estrofa “Castellana” es el ya expuesto… Cervantes.

¿Puede hallarse mejor cepa para concluir que la estrofa resultante había de llamarse “Castellana”?

El portentoso, dulce y regalo a los oídos escritor alcalaíno utilizó el ovillejo en la novela ejemplar “La ilustre fregona” y en el capítulo XXVII del Quijote, donde recita alguno de ellos el desdichado Cardenio, ante los asombrados cura y barbero del lugar de don Alonso Quijano, que se hallaban emboscados y sorprendidos por los lastimeros ayes que escuchaban en forma de ovillejos.

Después, el ovillejo ha tenido un cierto recorrido en la poesía de los siglos posteriores, no mucho, y con tendencia a desviarse hacia lo humorístico, género en el que es metro apropiado para sucesos anecdóticos.

¿Posibilidades de futuro de la estrofa “castellana”? Las que quieran darle los poetas, desde luego, porque, como todos los utensilios y herramientas, es el ser humano el que les encuentra uso o se lo niega.

Personalmente, entre las nuevas estrofas recientemente aportadas al acervo común sitúo a ésta entre los primeros lugares.

Es un soneto sencillo, pero no peor, que además no es soneto, sino otra cosa distinta… Es una composición versátil de una gran musicalidad y agilidad… Es, pese a sus raíces añejas, rebrote nuevo, inusitado e insólito, que apunta hacia un futuro aún no escrito ni hollado.

Ahí la tiene quien la quiera y aprecie.

M/ Toda novedad es hija de la tradición

Sólo me resta aclarar que la “Castellana” es “nueva”, pese a que “venga de antiguo”. El hombre individual y colectivamente considerado no crea nada sino que sólo desarrolla, mueve y dinamiza unas posibilidades recibidas. Esto es lo humano. De lo contrario, sería Dios.

La tradición por lo tanto es necesaria: así como cada persona posee una memoria que nos hace ser nosotros mismos, la tradición es la memoria de la comunidad, en tanto que sabe que todo lo que ha recibido lo debe a las generaciones pasadas.

Sin memoria cada ser humano se extingue en su espíritu, de manera que sin tradición las sociedades se extinguen y, a lo sumo, se confunden con otras, lo cual, casi en ambos casos, viene a querer decir que se mueren.

La tradición –el “ovillejo”, que quizá también tuviera su propio antecedente previo- no necesariamente se opone a lo novedoso –la “castellana”-, pues lo nuevo es lo que se hace desde la tradición y para convertirse a su vez en tradición, si logra pervivir.

Nada se puede hacer sin materiales previos, ni casi nada puede ser inmediatamente destruido. No puede haber evolución si no partimos de la tradición, es una condición indispensable. Desarrollar, progresar, evolucionar, crear, suponen un estado anterior del que se parte para alcanzar algo nuevo.

Ahí está y expone sus fuentes primigenias el vehículo poético de la “castellana”. Que sea su futuro el que merezca o el que quiera dársele. Yo le veo sus posibilidades, pero quede en estado de latencia o de inactividad para quien no se las halle.

N/ Homenaje de la “Castellana” al autor de su germen

Pongamos ahora, mientras concluye esta introducción a la “Castellana”, una de ellas más, como homenaje a quien tiene el ascendiente y la influencia sobre ella.

CASTELLANA QUE DEPLORA EL IV CENTENARIO DEL FALLECIMIENTO DE CERVANTES

Porque este IV centenario debe lamentarse y sentirse,
como se condolería uno del fallecimiento de un pariente que nos hubiese legado la perfección de nuestro idioma

Miguel, no tuya es poética prosa.
Incide en ella lírica, y transustancia
Grupo de voces todas… a fragancia
Unica e inexplicable, de tan hermosa.

Escúchase música en resonancia,
Lograda tanto en ella… que reposa
No sólo la lectura, igual dichosa
Orea a ser al alma, en su prestancia.

Todo en su sitio está y en equilibrio,
Unción que da, a angustia y dolor, alivio.

Ya no haya otra más posible armonía
A idioma: prosa es que adentra poesía.

En ti la proporción tocara el techo
Sobre el cual, más ir, no halle allá otro trecho.

POESÍA EN PROSA donde la lírica se unió a la prosa en lecho.

22-2-16

O/ Un desagravio a Cervantes frente a su criatura

Y ahora un último rasgo de desagravio más, porque el destino que ya fue en vida sumamente injusto con Cervantes, sólo le empezó a hacer justicia a partir del “siglo de la novela”, a partir del XIX.

No me resisto a anotar aquí una anécdota que se cuenta acerca de la opinión que merecía “El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha” al novelista ruso Fiódor Dostoyevski.

Decía el ruso que el Día del Juicio Final, cuando Dios recrimine a la Humanidad haber sido desleal, perjura, mendaz, egoísta, haber pecado contra todos los mandamientos y hasta haber robado y algunos asesinado, preguntará qué tiene que decir la Humanidad en su defensa, y uno de los seres humanos allí congregados se levantará, con un ejemplar del Quijote en la mano, y dirá, simplemente:

-Señor, hemos hecho esto.

En cuyo memento la balanza de la Justicia se equilibrará, y la Humanidad entera será perdonada.

Imposible mayor elogio.

Hay también quien ha seguido siendo injusto con Cervantes, incluso después de muerto, y le ha negado el pan y la sal, por las más variadas razones. ¿La más peregrina que conozco? La que le niega protagonismo a él, para dársela a su criatura. Cervantes no es nadie, quien importa es su criatura, don Quijote. Tal cosa dice esta sorprendente teoría.

En otros lugares he expuesto lo descabellado de esta hipótesis y lo irrelevante que resulta buscar antecedentes personales a un personaje de novela. Más aún lo innecesario que supone buscar geografías terrenales a quien nunca viajó sino por las cuestas, harto bien conjuntadas, de las neuronas de Cervantes.

Sin Cervantes su criatura no sólo ni existiría, sin que, en manos de otro, habría llegado tan sólo a fantoche sin esencia ni sustancia, cuyo sólo interés sería el de provocar risa o lástima.

P/ Donde se aclara aún más quién es el autor de este verídico relato.

Y comoquiera que todo declina y ha de llegar a su fin, siendo como es ésta una cosa humana, también estamos llegando ya al momento del acabamiento y final de este fidedigno y veraz relato.

Ya sea porque todo está dicho o ya porque para explicación es bastante o ya, al fin, porque para relato se está alargando más de lo que las normas del decoro literario recomiendan a una narración breve, hora va siendo ya de poner punto sin seguida y cierre sin continuación a este conjunto de letras que se han ido anudando unas a otras, y van a seguir haciéndolo un ligero ápice más.

Con ellas, se ha compuesto esta especie de historia, fechada, datada, con su pizca de misterio, sus personajes citados, sus personalidades encubiertas, su héroe oculto y solamente aclarado hacia el final del relato, como conviene a toda narración que no desdeñe la intriga, y hasta con sus antecedentes, allende las sombras de los siglos.

Sólo resta desvelar aun algún arcano más para que el relato haya sido confortante y distraído, y haya contado con los elementos de expectación tensa y de emocionante suspense que, por lo general, producen satisfacción y contento en los lectores.

Sea el enigma que hasta ahora ha sido guardado reservadamente con sigilo, que el autor de estas líneas y explicaciones no es el ser humano que, en ocasiones, se ufana un poco de lo que escribe por otros lugares y emplazamientos. No lo es, porque su capacidad creativa no es tanta para llegar a la armonía que aquí se ha expresado, siendo como es su ingenio tan corto, gélido y resfriado.

No. Quien debe atribuirse la autoría tanto de la estrofa “Castellana” como de las exposiciones y comentarios razonados que aquí se están manifestando es muy otro autor, que ahora mismo, en el verdadero final de este relato va a desvelarse, mostrarse y exponerse.

Por mi solo deseo nació la estrofa “Castellana”, por mi sola pluma fue y existió. Sin mi anhelo de nacer no hubiera sido concebida en humana mente ni me habría alojado en la imaginación de nadie.

Si elegí la noche del primero de año de 2016 para darme salida, desde las nebulosas de lo aún no expresado hasta el reino de lo ya realmente expuesto entre las obras humanas, fue porque este tributo había yo de granjear a quien se adentró con tanto valor cuanta gallardía y destreza en las regiones más altas y hondas del Parnaso castellano.

En el año cabal que rememora el cuarto siglo del fallecimiento de Miguel de Cervantes Saavedra, el literato impar de esta lengua, quería nacer yo, y he nacido.

Pluma en ristre entre las letras penetró él en el Parnaso y pluma en ristre entre las rimas y los temas ingreso yo en este mundo como uno de los remanentes que él ha dejado aquí de su paso por la Tierra.

No compenso su pérdida, pero sí hago honor a su figura y ensalzo su memoria.

Baste con lo dicho para presentarme y discúlpesele al humano de que me he valido para adquirir forma terrena y reconocible el atrevimiento de haber supuesto en algún momento que era él quien me creaba. Su talento no alcanza tanto para ello, si yo no hubiera querido prestárselo, provisionalmente.

E incluso he deseado darle la habilidad bastante para componer, a estas alturas de mi nacimiento, más de una setentena de muestras mías, de muy diversa condición, pelaje y temática que, a poco tiempo que pase, le permitiré que dé a la estampa, pese a sus tibios conocimientos y aptitudes para realizar dicha empresa creativa.

Sí es su seso, solo, suficiente para asistir al parto esas otras series de versos que seguidamente se dirán, tan sencillas como su listeza escasa. Mas la sutileza y chispa de pavesa que salta de entre las brasas ardorosas de la suave y vaporosa poesía que yo simbolizo y expreso, yo sola he querido dársela. Y como su autora que soy, sello con mi rúbrica estas líneas.

Porque también estos párrafos explicativos de este relato didáctico he decidido escribirlos yo. Y lo he hecho en prosa para que resulten más claros y patentes las singularidades que, mejor o peor, me adornan y acompañan.

Sea llegado, pues, el momento de cerrar este relato de la forma exacta en que se abría, con la cita de esta locución o enunciado, bastantes líneas más arriba: Relato literario es todo aquello que refiere brevemente un hecho sucedido o no, inclusive el nacimiento de una estrofa.

Y tras ello, no se diga más… sino que la horma queda, el molde sigue, el cauce existe, el troquel acuña si se le pone material para acuñar, el modelo permanece, la forma está expuesta y la matriz preparada para sacar copias que, en su fondo, no lo sean sino verdaderos originales.

De forma que aquí concluya este relato didáctico, instructivo y esclarecedor que, acaso, no haya estado exento de belleza, de finura y de un cierto encanto y atractivo. Tal ha sido mi deseo.

Terminemos ahora, al modo clásico, con una fórmula sencilla y conocida para despedir escritos que han concluido, como acaba de sucederle a éste. Vale.

La estrofa “Castellana”, quien firma y es autora de este relato.
(21-Febrero-2016)

2. La estrofa “Española”: características y dos muestras.

A/ La estrofa

Este año de 2016 ha traído también otras innovaciones estróficas, que simplemente expongo y dejo por entero a la consideración posterior de los lectores.

ESPAÑOLA DE LA ESPERANZA EN ESPAÑA

España, que fuiste ya realidad romana,
y luego igual entidad cierta, notoria, goda;
Península Ibérica a mí tan amada toda,
de donde Historia y gente, que más estimo, mana.

¡Sírvete darnos años de paz, siglos eternos,
donde todos vayamos unidos de la mano,
con un mismo corazón de pueblo a otro hermano,
fuera a luchas de castas rectoras, más fraternos!

España, sueño medieval de la España toda,
que alboreaba hacia todos por común mañana,
siglos después de intensa o de tensa unión humana.
Tú sigues siendo extensa esperanza, que no moda.

Hispania, Ispanna, España, Espanha, Espanya
Espainia, España… tan símil que en ninguna extraña.
Y antigua como la tierra que el nombre acompaña.

Juan Pablo Mañueco 15-1-2016

B/ Explicación de la estrofa “Española”

Rima: Primera y tercera estrofa –al modo de las dos bandas de los extremos de la bandera española-.

La banda/estrofa de en medio rima por su lado.

Tal es la estrofa “española”, sin más aditamentos, que puede constituir series, y estar compuesta por versos de arte menor.

Esta, excepcionalmente, tiene un estrambote o borla u orla compuesta por los tres versos finales, a modo de adorno de la bandera/estrofa; pero desde luego no es necesario.

Su origen: La rima en oleaje del primer y tercer cuarteto es muy característica de otras estrofas mías anteriores. En cuanto a su disposición no hay ningún origen literario, sólo la configuración de la bandera oficial de España.

3. La estrofa “Ovillo”: características y una muestra.

A/ La estrofa

El año 16 también ha aportado la estrofa que denomino “ovillo”, por homenaje, aunque sólo sea el nombre al “ovillejo”, y porque lo es por su enrevesamiento.

OVILLO DE VARIOS MENSAJES EN UN SOBRE

Todos un ángel y demonio somos.
Ángel para hacer la cosas más bellas.
Demonio para apagar las estrellas.
De esos cambios no sabemos los cómos.
Sin encontrar delante algunas huellas,
sólo suponiendo ciertos asomos
por donde mantener firmes aplomos.
Aquí estas ideas lacras y sellas.
Este ovillo devanas sobre un eje.
Y sigue en ti, aunque yo ahora me aleje.

Y sigue en ti, aunque yo ahora me aleje.
Ángel para hacer la cosas más bellas.
Demonio para apagar las estrellas.
De esos cambios no sabemos los cómos.
Sólo suponiendo ciertos asomos.
Sin encontrar delante algunas huellas
por donde mantener firmes aplomos.
Todos un ángel y demonio somos.
Este ovillo devanas sobre un eje.
Aquí estas ideas lacras y sellas.

De esos cambios no sabemos los cómos.
Ángel para hacer la cosas más bellas.
Demonio para apagar las estrellas.
Todos un ángel y demonio somos.
Sin encontrar delante algunas huellas
por donde mantener firmes aplomos.
Sólo suponiendo ciertos asomos.
Este ovillo devanas sobre un eje.
Y sigue en ti, aunque yo ahora me aleje.
Aquí estas ideas lacras y sellas.

14-1-16

B/ Explicación de la estrofa “Ovillo”

Es lo que se ve. Décimas con los mismos versos, aunque en distinto orden, que sin embargo expresan un mensaje distinto, o con perspectivas distintas, pese a la igualdad de sus componentes.

Desde luego, podría hacerse con versos de diferente medida y alargarse las combinaciones de versos hasta donde las permutaciones lo permitan.

Y nada más. Que la luz de los próximos días y los versos de cualquier estrofa, si te gustan, te acompañen.

Juan Pablo Mañueco
Guadalajara, a 21 de febrero de 2016

P. S.: Para otras estrofas inéditas aportadas por el “realismo simbólico”, consúltese:

http://www.aache.com/alcarrians/manueco_estrofas.htm

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Juan Pablo Mañueco

Nacido en Madrid en 1954. Licenciado en Filosofía y Letras, sección de Literatura Hispánica, por la Universidad Complutense de Madrid

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