Súplica profunda, repetida una y otra vez: "Ven, Espíritu de Dios".
Y es que estamos tan necesitados de su luz,
del fuego de su amor,
de paz y de consuelo, de honda alegría,
de esa mirada amplia para saborear la vida,
de su fuerza para no desfallecer
en las luchas por la nueva Tierra...
Sábado, 23 de febrero