Montoro, el Barça y la UEFA

No sé qué relación pueda tener el ministro Montoro con la UEFA, pero algo debe de haber, pues su comportamiento con la Generalidad de Cataluña y el resto de comunidades autónomas españolas (aún), es el mismo que el de la UEFA con el Barça y los equipos que se le atreven a enfrentarse. Ya nadie en Europa duda de que el equipo nacionalista catalán es el mayor ladrón de partidos del mundo, que son ya muchos años viendo un robo tras otro, y que la década de dominio (relativo, tres copas de Europa, pero con importante presencia en todas las ediciones) de los barcelonistas ha sido más que sostenida por los poderes futbolísticos españoles (el “¿qué más quieres que te dé, Sandro”, de Villar a Rosell habría supuesto un escándalo intolerable en cualquier país decente) y europeos.

Los escándalos, como el arbitraje de Ovrebo, la expulsión de Pepe y el gol anulado a Higuaín, la expulsión de Van Persie, del Arsenal, por desplazar el balón… en fin, las más que oportunas intervenciones arbitrales cada vez que un equipo plantaba cara al club catalán (penaltis favorables o ignorados en contra, tarjetas bien administradas, fueras de juego…) se han concretado en la estadística que esta misma semana ha hecho pública un periódico inglés: el Barcelona es el club europeo al que le han expulsado más contrarios (30, 10 más que el siguiente) hasta haberse convertido ya en un tópico el que el Barça juega siempre con doce contra diez.

Lo irritante del partido del martes contra el Atleti no fue la expulsión de Torres, que demostró no saber contra quién jugaba, sino la diferencia de trato: la evidencia de que los jugadores catalanes podían hacer lo que quisieran y que la ley iba a ser distinta para ellos.

Exactamente como Montoro aplicando la mano de Hacienda sobre las comunidades autónomas: Cataluña puede hacer lo que le da la gana, como el Barça, pero los demás tienen que ajustarse escrupulosamente al reglamento, porque de lo contrario serán expulsados y sometidos a control riguroso de un gobierno que ha sido cobarde hasta el hastío con los nacionalistas.

Montoro manda cartas, De Guindos se para en Barcelona para entrevistarse con Junqueras, que acaba de incrementar las oficinas de la Hacienda catalana (estructuras de Estado para preparar la independencia) con el dinero que ‘Madrit’ le manda, pero a las demás comunidades que también se saltan el límite de déficit, a esas palo, carta, intervención. Un modelo de justicia. El único qque no puede quejarse es Fernández Vara, el presidente extremeño y conocido barcelonista, que ha seguido siéndolo incluso después de que Laporta le llamara imbécil por ser del Barça sin ser catalán.

En realidad, si nos fijamos bien, Montoro tiene cara de Ovrebo, y nos anuncia lo que ya sabemos: que vascos y catalanes en el futuro gobierno de Sánchez-Podemos serán tratados como el Barça; y todo los demás, como el Atleti. Como fue siempre.

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