(PD).- Hay cosas que ni los ricos muy ricos pueden disfrutar, lo que no sé si supone algún consuelo para los pobres. A Melinda Gates, según ha contado en una entrevista en «Vogue», su marido no le deja tener ni un iPhone ni un iPod (ni a ella ni a los niños). De McBooks ni hablamos, claro.
En Casa Gates están prohibidos los productos Apple, aunque Melinda sigue suspirando por las funciones del teléfono de la competencia. «Cada vez que veo uno de mis amigos digo “Ooh, me vendría bien ese iPhone”». Es la actualización tecnológica y empresarial de la manzana prohibida.